Letizia y Felipe, del "divorcio" al amor: los cuatro puntos del acuerdo de "conllevanza"

Hace tan solo un año crecía el rumor del divorcio. En las últimas semanas, por el contrario, aparecen más acaramelados que en los 15 años como matrimonio

Letizia y Felipe, del "divorcio" al amor: los cuatro puntos del acuerdo de "conllevanza" - GTRES
photo_camera Letizia y Felipe, del "divorcio" al amor: los cuatro puntos del acuerdo de "conllevanza" - GTRES

Un reportaje de Cristina Coro publicado en EL ESPAÑOL

Lord Byron firmaba esta frase: "El matrimonio es al amor lo que el vinagre al vino. El tiempo hace que pierda su sabor". Y eso es lo que le sucede a muchas parejas tras el paso de los años. Felipe y Letizia son en esto, plebeyos como todos. Nada impide que su amor se desgaste, sufra crisis y lo superen por ser, además, la pareja más real del país. Los Reyes celebrarán el próximo 22 de mayo 15 años de su sí, quiero y por las imágenes que hemos visto últimamente de ellos, parece que se han vuelto a enamorar y se miran como aquella mañana en la Catedral de la Almudena. Sin embargo, por ellos también han pasado los días, las rutinas, los problemas, las familias políticas de ambos y la necesidad de hacer vidas juntas pero paralelas.

Para el matrimonio de los Reyes se puede citar sin temor a equivocarnos a Ortega y Gasset cuando se refería al "problema catalán". La única solución que veía el filósofo en la relación de amor-odio de Cataluña con España pasaba porque los catalanes y el resto de españoles aprendiesen a "conllevarse". Puede que este término sea el perfecto para definir la relación entre Felipe y Letizia. Con esto nadie dice que no se quieran y sigan enamorados, pero han encontrado algo más importante tras tres lustros casados: la forma de conllevarse

Letizia y Felipe llevan semanas mostrándose más cariñosos de lo habitual en públicoLetizia y Felipe llevan semanas mostrándose más cariñosos de lo habitual en público Gtres

El punto de inflexión tuvo lugar con la crisis de las reinas. El rifirrafe entre reinas a las puertas de la catedral de Palma de Mallorca en abril de año pasado fue un tsunami que arrasó con la imagen de Letizia y reforzó la de Sofía. España se dividió -desequilibradamente- en dos y hoy las muestras de afecto o desafecto a la monarquía se interpretan como consecuencias de aquel episodio. Y en parte es cierto: aquel momento también supuso un antes y un después en el matrimonio de los Reyes.

El jueves 5 de abril, tres días después de la escena en la isla balear, en una sala de reuniones del edificio de oficinas de Zarzuela, se reunió el gabinete de crisis. Don Felipela Reina Letiziadoña Sofíael jefe de la Casa del ReyJaime Alfonsín; el secretario de la Reina, José Zulueta, y el jefe de comunicación de la Casa, Jordi Gutiérrez. Todos alrededor de una gran mesa para poner fin a la crisis de las reinas.

Como ya publicamos, en esa reunión se decidió que Letizia tenía que hacer un gesto público a su suegra, y sus hijas con ella. La Reina se negó en un principio, no por ella, sino por la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía para no exponerlas al comentario general. Al final cedió y le abrió la puerta del coche a su suegra ante las cámaras. Este fue un gesto que su marido Felipe no olvidará jamás. "Hay que conocer a la Reina para saber lo que supuso para ella esa apertura de puerta. Fue un esfuerzo que nunca pensamos que aceptaría, pero ella sabía que para el Rey era importante, fundamental, y lo hizo. Desde entonces están mucho más unidos", revela a EL ESPAÑOL un trabajador de la Casa.

Y es que en estos últimos meses los Reyes nos han regalado imágenes tiernas como manos entrelazadas, miradas cómplices, gestos de cariño…demostrando que su matrimonio es fuerte.

Lo cierto es que los Reyes llevan un año muy bueno en el que cada uno ha encontrado su sitio. En diciembre de 2016 Zarzuela apartó a Letizia en determinados actos del monarca para potenciar su condición de jefe de Estado. Si bien, la mantuvo como consorte en otras apariciones de Estado como la inauguración de las Cortes, viajes oficiales y los que suponen estar cerca de la gente. Pero la presencia de ambos juntos ha disminuido. La decisión se tomó para evitar que la llamada prensa rosa, en la que Letizia goza de un enorme protagonismo, trivializara los actos de mayor calado de Felipe VI comentando el modelito o el peinado de la Reina. También para que ella no fuera siempre la acompañante y disfrutara de una agenda propia e importante.

"Puedes fingir que te llevas bien con tu suegra, puedes hacer ver que tal ministra te cae bien, pero engañar con lo que sientes es muy difícil, y más sabiendo cómo es Letizia, que se nota cuando está a gusto, cuando enfadada… Están viviendo una etapa bonita, nueva y distinta en su relación de pareja. Han llegado a un pacto y claro, se nota", comenta una amiga de la Reina.

El pacto no escrito entre los Reyes está basado en varios puntos a los que han ido llegando con el paso de los años:

1. Salir solos una vez a la semana

En plan romántico (si las agendas lo permiten, claro). El trabajo y las niñas pueden hacer que la pareja prácticamente no está nunca a solas y no puedan hablar tranquilamente. Por eso Felipe y Letizia, establecieron esta peculiar norma para salir por Madrid para disfrutar en soledad.

Su última escapada conocida fue el pasado viernes 1 de febrero cuando a las diez de la noche los Reyes llegaban al restaurante La Chusquery, cerca de la Plaza de la Paja en el centro de Madrid. Sentados en una de las mesas del fondo del local, charlaron sin cesar desde el inicio de la cena, y se comportaron de forma atenta y cariñosa con los camareros. Felipe y Letizia cenaron un plato cada uno y compartieron un postre. Dos horas después salían del local, en el que pocos clientes se habían percatado de que eran ellos. Esa misma tarde, la pareja había acudido al teatro Pavón a ver la obra Hermanas, afición que ambos sienten, al igual que por el cine. 

2. La familia no se toca

Otro de los puntos en los que se basa la mejora en la relación de pareja es por el posicionamiento del Rey Felipe ante su familia. La llegada de Letizia a Zarzuela no fue nada fácil para ella. Aunque la entonces Familia Real se mostraba cariñosa con la ‘novata’ en público, lo cierto es que sus dos cuñadas, la Infanta Elena y la Infanta Cristina nunca fueron muy atentas con ella.

Cuando estalla el caso Noos en 2010, el actual Rey rompió las relaciones con su cuñado Iñaki Urdangarin y ya en el trono despojó a su hermana del título de duquesa de Palma de Mallorca. Felipe VI decidió así poner tierra de por medio con su hermana y el ex jugador de balonmano. Él acabó en la cárcel de mujeres de Brieva, Ávila y la Infanta fue absuelta. A petición de su madre, la Reina Sofía, el Rey permitió que la hija menor de los Reyes eméritos volviera a entrar en Zarzuela y en las citas familiares más íntimas. De hecho, la Infanta duerme cada tres fines de semana en la casa de sus padres, el día que puede ir a visitar a su marido a prisión. Sin embargo, Letizia no la perdona. No cree que su cuñada no supiera nada de los negocios de su marido y no quiere tener ningún trato con ella. Por eso, a petición de la Reina, el contacto de su marido con su hermana es casi nulo.

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