Laura y 'Teofi': la historia de una pareja perfecta destruida por el 'monstruo' Bernardo

- En Villabuena del Puente (Zamora) los describen como una pareja excepcional. Laura, la profesora asentada en Huelva, visitaba allí a su novio.

- Teófilo Jiménez es agricultor y campeón de motocross. Ha cambiado su estado civil en las redes como "viudo".

Laura y 'Teofi': la historia de una pareja perfecta destruida por el 'monstruo' Bernardo - EL ESPAÑOL
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Un reportaje de Enrique Recio publicado en EL ESPAÑOL

Sonriente y con el pelo revuelto. Así es como recuerda por última vez Teófilo Jiménez a la que ha sido el amor de su vida, la maestra fallecida Laura Luelmo, de 26 años. El campeón de motocross zamorano, de 30 años, compartió el pasado martes un selfie en su red social que ambos se habían hecho en la catedral de Zamora hace unos mesesCuando publicó la imagen, Teofi sabía que nunca más iba a poder disfrutar de la sonrisa de Laura.

El novio de Luelmo no revive los últimos días en los que ha vivido sumido en la angustia y la desesperación, ante la incertidumbre de qué había pasado con la joven maestra. Con esta foto, que ilustra este reportaje, se queda con ella, con su último recuerdo: una captura de felicidad.  El corredor de motocross también aprovechó para cambiar su estado civil en su biografía. Ahora trabaja en "viviendo la vida", vive en Villabuena del Puente (Zamora) y es "viudo". No estaban casados, pero sí creían que iban a estar juntos para siempre. 

El final de la trágica historia de Laura Luelmo parecía estar escrito desde el principio. Pocos días después de que Laura abandonase su Zamora natal para ser profesora de Plástica en el Instituto de Nerva, cercano a El Campillo (Huelva), donde se instaló en una pequeña casa. Confesó a su novio que tenía miedo de un vecino que la observaba de manera constante desde la casa de enfrente. Sacaba la silla al portal y se sentaba allí a vigilarla desde la distancia.

No se sentía segura. Y el 4 de diciembre, cuando ella pretendía salir hacer deporte -y así se lo comunicó a Teófilo- se encontró con su monstruoDe esos a los que te enseñan a evitar, en vez de enseñarles a ellos a no serlo"Te enseñan a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo. Ese es el problema", criticaba Laura hace un tiempo en una red social. No sé supo nada más de ella hasta el siguiente lunes, 17 de diciembre.  Su cuerpo fue encontrado entre arbustos, con signos de violencia. Al día siguiente, ponían nombre al posible monstruoBernardo Montoya. La agredió sexualmente y la mató de un golpe.

El vecino sospechoso. Detrás de él, un extenso historial delictivo: asesinato, allanamiento, obstrucción a la Justicia, quebrantamiento de condena y robos con violencia. 

La joven zamorana quería cumplir su sueño: convertirse en profesora, después de haber aprobado las oposiciones en Andalucía. Tenía que sumar puntos para hacerse con una plaza. Pero, tuvo mala suerte y se tropezó con uno de esos monstruos con los que ya se han encontrado muchas otras cuando salían de casa. 

Las laberínticas y, en muchos casos, estrechas calles de Villabuena del Puente (Zamora), el pueblo natal de Teofi y el materno de Laura, de 700 habitantes, vieron cómo comenzó todo. Su historia. Allí se conocieron cuando eran unos adolescentes. Teófilo ya apuntaba maneras en el mundo del cross y ella soñaba con ser maestra. "Son muy buena gente, grandes y extraordinarios",dicen de ambos quienes les conocen. Tal y como los describen, parecían estar hechos el uno para el otro.

Esas calles entrecruzadas aún recuerdan cuando la pareja compartía risas y momentos inolvidables. También con sus amigos del pueblo, a los que ambos conocían desde que eran unos críos. En el caso de Teófilo, desde que fue al colegio en Villabuena, y en el de Laura, sobre todo cuando montaban las peñas en el pueblo zamorano para celebrar las fiestas de San Roque en agosto. 

Al principio, en verano, Laura solía ir a Villabuena a casa de sus bisabuelos, ambos comerciantes, que después fue de sus abuelos, César y Xenxa, y más tarde de sus padres, funcionarios en Zamora.  La casa familiar, en el número 7 de la Plaza Don Caspolino Hernández, conserva todavía incluso la puerta con verjas donde los bisabuelos de Laura vendían sus productos en la tienda de alimentación. 

"Son una familia muy conocida y, sobre todo, querida", dicen los vecinos del pueblo sobre los Hernández. Así lo sentía Laura, que aunque al principio sólo iba en vacaciones, le fue cogiendo el gustillo al pueblo y desde que conoció a Teofi, claro, todavía más. 

Laura, una más en la familia de su novio

Teófilo vive en Villabuena del Puente. Hijo del juez de paz del pueblo y de familia agricultora, siempre se ha sentido muy unido al pueblo.  Ambos hacían sus vidas por separado y se veían siempre que podían. Para la familia de su novio, Laura era una más. Después de tantos años, cuando visitaba el pueblo ni siquiera se quedaba en casa de sus abuelos, estaba en la casa de su pareja.  Lore Martín, una vecina de Villabuena, aún recuerda cuando Laura llegaba a casa de los Jiménez y poco después de subir las escaleras le decía a la abuela de Teofi -que vive en la casa aneja-: "¡Hola, abuela, ahora mismo bajo a darle un beso!". 

Una costumbre que la profesora zamorana solía repetir y que posiblemente reproduciría el pasado puente de la Constitución, entre el 6 y el 9 de diciembre, cuando estuvo en el pueblo con su novio. El 4 de diciembre, Laura ya se había asentado en El Campillo (Huelva) para ser profesora de Plástica en el instituto de Nerva, en un municipio cercano. Pero aprovechó que tenía unos días de vacaciones para volver a Villabuena y reencontrarse con su novio y sus amigos. "Estaban aquí sentados, en una mesa, Laura, su novio y sus amigos", recuerda, con tristeza, el dueño del bar de Villabuena. 

El día a día de Teófilo Jiménez es en el campo. Se dedica a la agricultura desde que terminó sus estudios en el Instituto González Allende, en Toro, un municipio cercano a Villabuena. "Se dedica al regadío, al secano y ahora está con una finca de almendros", cuenta el alcalde socialista del pueblo, Constantino de la Iglesia. La familia de Laura también tiene muchas tierras en el pueblo, pero Teófilo no las cultiva porque, según explica el primer edil, no pertenecen a la madre de la joven fallecida, sino a sus hermanas. 

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