La Jonquera, el gran burdel francés en suelo español: una prostituta por cada 10 habitantes

Es el último pueblo de España y una especie de parque temático de la prostitución para los jóvenes del sur de Francia, donde son ilegales los locales de alterne. El club más grande de Europa es su principal atracción. El control de este sector en la frontera ha dejado innumerables episodios propios de una novela negra

La Jonquera, el gran burdel francés en suelo español: una prostituta por cada 10 habitantes
photo_camera La Jonquera, el gran burdel francés en suelo español: una prostituta por cada 10 habitantes

Según informa David López Frías en EL ESPAÑOL, “salimos de trabajar un viernes por la tarde, cruzamos la frontera, compramos tabaco para llevarnos a Francia, cenamos y nos vamos de putas. Si vamos muy puestos de cocaína nos saltamos lo de la cena”. Lo cuenta riendo Mokhtar, un marroquí de 30 años, apoyado en la barra del puticlub más grande de Europa. Mokhtar reside en Perpignan y habla sin rubor de una de las principales actividades de ocio de la juventud francesa: irse de putas a España. Es algo que está tan normalizado como jugar una pachanga de fútbol-sala los jueves con los amigos. Los burdeles están prohibidos en Francia. En España, la oferta es inacabable. Dando un saltito, se acaban las restricciones. Y con ese saltito, se cae en La Jonquera.

Si buscas “París” en Google, la primera foto que sale es la Torre Eiffel. Si tecleas “Roma”, la imagen que ilustra la ciudad es el Coliseo. Si pones “La Jonquera”, lo primero que aparece es el Paradise, el puticlub más grande de Europa. Es la seña de identidad del último pueblo de España; de un municipio en el que, según la temporada, hay una prostituta por cada diez habitantes. De una especie de Disneylandia del sector, con cuatro macroburdeles y una carretera del vicio como principales reclamos turísticos. Cada día cruzan la frontera centenares de franceses para ir con prostitutas sin temor a ser multados. Los fines de semana, incluso, llegan autocares organizados, igual que viajes del Imserso. El anterior alcalde de La Jonquera lamentaba que su propio pueblo es “el burdel de Francia”. Y a pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento por revertir la situación, cada día hay más oferta y más demanda. El negocio cada vez tiene más volumen y más aspirantes a controlarlo.

Acaban de cumplirse cinco años de la colocación de un coche bomba en la puerta del Paradise, ese puticlub cuya foto ilustra La Jonquera en Google. Es el macroburdel más grande el continente. Los explosivos para volarlo por los aires los puso Xavi Jaume “El Gordo”, un delincuente muy conocido por las autoridades españolas. Al Gordo lo mataron hace un mes aplicándole su propia medicina: poniéndole una bomba en su coche. Esta guerra a petardazo limpio ilustra bien la pelea por el control de los prostíbulos en la frontera; un lucrativo negocio cuyo control se reparte entre empresarios españoles e italianos, mafiosos marselleses y proxenetas del este de Europa. Cada año mueve cientos de millones de euros. Y sigue creciendo. Pero… ¿Por qué en La Jonquera?

El último pueblo de España

La Jonquera es el último pueblo de España. Y aunque sea español, se habla francés, los carteles de los menús de los bares están en francés y en la plaza del Ayuntamiento ondea la bandera catalana… y la francesa. Ni rastro de la española. Este afrancesamiento se debe a que es el pueblo al que han venido siempre los franceses a hacer sus compras y llevárselas de contrabando a su país. En las calles, sin embargo, ahora reina el mestizaje: en cualquier calle es fácil encontrar tiendas especializadas en productos rumanos, latinos y marroquíes, que son los nuevos habitantes del pueblo. La prostitución tiene bastante que ver con esta nueva fisonomía.

“Putes sempre hi hagueren, però ara sembla que les reguen” (“Putas siempre hubo, pero ahora parece que las riegan”), relata Jaume, un sexagenario de La Jonquera, nacido y criado en el pueblo. Ilustra así el incremento de la prostitución en su pueblo en los últimos años. La clientela está conformada, en un 90%, por ciudadanos de Francia. Para entender por qué La Jonquera es algo así como el paraíso de la prostitución para los franceses, hay que valorar varios factores.

Los factores principales

El primero es su ubicación geográfica: es un paso fronterizo. Eso ha provocado que históricamente haya sido considerada una de las capitales europeas del contrabando. Así, las estructuras delictivas, las que suelen controlar este tipo de negocios en subterfugios, no son recientes, sino que están bien consolidadas.

Ahora, además, los puestos policiales están abandonados. Nadie controla el paso desde 1995, cuando se suprimieron las fronteras. Pero como la Unión Europea no significó igualdad salarial entre europeos, las cosas siguieron siendo más baratas en España. Los franceses siguen viniendo a hacer sus comprar a este lado de la raya. 

Un ejemplo es el tabaco. Un paquete de Marlboro en Francia cuesta 7 euros. En España no llega a 5. Por este motivo, el estanco número 1 de La Jonquera es el que más tabaco vende de toda España. “El 90 por ciento de nuestros clientes son franceses” cuenta la chica que atiende, en un español chapurreado. Lo mismo pasa con los hipermercados y grandes almacenes. La Jonquera tiene al menos ocho grandes superficies; una barbaridad para un pueblo cuyo censo es de algo más de 3.000 habitantes. Perfumes, ropa, alimentos… Todo es más barato en España. Los franceses llegan, cargan, pagan y se van. Como en la época del contrabando, pero sin controles en la frontera. Todo legal.

Otro punto a tener en cuenta es la cantidad de camioneros que pasan por allí cada día. La Jonquera es un nudo de transportes y la principal vía de acceso a España. El lugar en el que circulan y pernoctan la mayor parte de los camiones que van o vuelven de Europa. El sector del transporte, aunque suene a tópico, siempre ha sido el principal consumidor de sexo en ruta. Por ello, las carreteras de la comarca del Alt Empordà siempre suelen tener una alta oferta de prostitución.

La salida de la crisis también ha motivado que haya un repunte del consumo de prostitución en el sur de Europa. Tras unos años muy malos económicamente, la zona se vuelve a reponer y el ocio (en todas sus variantes) vuelve a llevarse más dinero. 

También influye la normalización de la prostitución entre los jóvenes franceses del sur. Con la construcción de burdeles similares a discotecas, han cambiado sus hábitos. Antes, la prostitución era una cuestión más clandestina. Se escondían. Ahora se ha socializado. Los viernes es habitual ver a grandes grupos de franceses de excursión en los burdeles fronterizos. “Antes los chicos iban a la discoteca. Ahora se van a los burdeles” resumía la concejal Francina Vila al New York Times. Y es que el fenómeno de la prostitución en La Jonquera es tan vasto, que hasta en Estados Unidos le prestan atención y le dedican reportajes.

Cuentan las propias prostitutas que, dentro de los franceses, los principales clientes son los de origen norteafricano. “Tienen dinero y vienen a follar. Los españoles sólo toman copas”, resopla Sara, una rumana que trabaja en el Paradise. “Aquí, aunque la chica sea dominicana, te saluda diciéndote “bon soir”. Si le contestas en español muchas veces se da la vuelta”, explica un cliente gerundense del Paradise.

La última clave es la legislativa. La ley en España en materia de prostitución es bastante más laxa que la de nuestros vecinos. En Francia están prohibidos los burdeles, sancionan con dureza a los clientes que contratan sexo y a las prostitutas que lo ofrecen en la vía pública. La oferta en España es casi inacabable. Entre los franceses siempre hay demanda, por lo que la tendencia siempre ha sido ponérselo fácil al consumidor. Y si el consumidor principal es francés... ¿dónde más fácil que en el pueblo más próximo a Francia?

Nacional II: la carretera del vicio

El dato del censo de 3.000 habitantes es incierto. El número de personas que residen allí temporalmente es mucho más elevado e incalculable. En cierto modo es por el gran número de prostitutas que vienen del Este de Europa y no se empadronan. Sobre todo en verano, la época fuerte de la prostitución en la comarca. Es ahí cuando se llena la zona de meretrices buscando hacer el agosto. Tanto el municipio como los pueblos aledaños, Tanto los grandes lupanares como la carretera nacional N-II. 

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