Las hostias baratas de los chinos arruinan a las monjas españolas de clausura

- Se han puesto a escribir libros, a elaborar otros productos, a iniciarse en el negocio digital para paliar las pérdidas cosechadas en los últimos años. 

- Empresas chinas, polacas e italianas venden las obleas a mitad de precio que las novicias españolas. Con ese precio no pueden competir.

Las hostias baratas de los chinos arruinan a las monjas españolas de clausura - EL ESPAÑOL
photo_camera Las hostias baratas de los chinos arruinan a las monjas españolas de clausura - EL ESPAÑOL

Un reportaje de Brais Cedeira publicado en EL ESPAÑOL

Quién le iba a decir a Mao Zedong que China iba a poner en aprietos a conventos en España porque allí se elaboran hostias consagradas a mitad de precio. Las cifras están claras: en un convento español, el precio del pack de 500 obleas ronda los cinco euros. Las que vienen de China, Polonia e Italia son una auténtica ganga: por la mitad de precio se puede conseguir la misma cantidad en Amazon o en otras tiendas online. Y eso lleva años suponiendo un enorme problema a algunas congregaciones religiosas.

"Nos comen los chinos", diría Julián López. Razón no le falta. Las monjas no pueden con ellos. Lo han intentado todo. Han removido cielo y tierra. Llevan años en busca de infinidad de soluciones a este problema, pero nada. No hay manera. Hace mucho tiempo que los muros del convento de las carmelitas de Puçol (Valencia) se aferraron a toda clase de tareas para obtener cierto respaldo económico que les permita subsistir. Se trata de una deriva inexorable. Sucede en este y otros conventos de España. La razón: las ventas de las hostias que antaño elaboraban para los oficios religiosos han caído estrepitosamente.

La fabricación de estas formas que luego se consumen en los actos religiosos de todas las parroquias de España es una actividad asociada a las monjas de clausura. En tiempos dorados, en algunos monasterios de España se venían elaborando unas 20.000 hostias al día. Un importante sustento transformado después en dinero e ingresos para la congregación.

Pero hasta en este negociado mete el hocico el mundo moderno y su voraz afán empresarial. En los últimos años, empresas de China, de Polonia y de Italia se han metido de lleno en materia. Juegan en el mismo terreno de juego con ellas pero utilizando precios mucho más bajos

“Muchos se han pasado a comprar lo que viene del comercio internacional. Yo las que conozco las compramos todos o a las monjas directamente o en tiendas de artículos religiosos”, asegura un sacerdote afincado en Zamora a EL ESPAÑOL. Pero no todos optan como él por apoyar al pequeño negocio de las congregaciones. Muchas de ellas han visto reducida drásticamente su producción debido a la competencia extranjera. Internet es lo que tiene.

Por tanto podemos decir, con absoluta tranquilidad, y sin sombra o género alguno de duda, incluso con cierto aplomo, que ahora son los chinos, los polacos y los italianos quienes reparten más hostias. Y quienes ofrecen las más baratas.

Una liga en la que no pueden competir

“Aquí fabricábamos 30.000 al día. Pero hace cinco o seis años que vimos disminuida nuestra producción en un tercio de lo que solíamos alcanzar”. Gema Juan es la madre superiora del convento de las carmelitas de Puçol. Desde la irrupción de las empresas extranjeras en su pequeño y particular mercado no se han recuperado.

De la jugada se percataron hace un lustro. Llegó un trimestre extraño en el que cosecharon unas pérdidas a las que no les encontraron sentido alguno. Tras esos 90 días, le siguió otro trimestre más en picado. Algo que resultaba insólito para ellas.

La madre superiora y varias de las once hermanas que viven recluidas en los dominios religiosos de Puçol se acercaron a algunas de las tiendas y de los sacerdotes a quienes les vendían las hostias. Querían saber qué estaba pasando. No era que la gente estuviese yendo menos a la iglesia. O que hubiesen cerrado el chiringuito. Nada de eso. “Nos dijeron: es que a los chinos y los polacos se las podemos comprar más baratas por internet”.

Las monjas siguen todavía hoy vendiendo un pack de 500 hostias al módico precio de 4,94 euros. A diario, hasta su monasterio se acercan sacerdotes para salir de allí provistos de material. Pero claro, el producto que llega desde fuera de España se puede adquirir por dos euros menos. Se trata de una auténtica ganga, y las monjitas no pueden competir en esa liga.

Breve historia de las hostias consagradas

Una oblea redonda, pequeña, de color blanco, elaborada a base de harina de trigo y de agua y habitualmente con una cruz latina dibujada en relieve en el centro. La elaboración ha sido siempre la misma. La importancia del producto, también. Se trata de un elemento que en el cristianismo resulta sagrado. Es el elemento central de la celebración religiosa por excelencia: de la misa de todos los días. Y por eso nuestras protagonistas y todos los miembros del cristianismo le otorgan tal relevancia.

El concepto procede de la cultura latina. En la que es la lengua oficial del Estado del Vaticano, hostia significa "víctima". Los cristianos adoptaron muchos siglos atrás la palabra para referirse con ella a Jesucristo, quien, según la tradición y las escrituras de esta religión, muere y luego resucita al tercer día.

La hostia es, en la jerga católica, el pan consagrado. El maná de cada día. Para ellos, en cada misa, la pequeña oblea equivale al cuerpo de Cristo.

Sigue leyendo este reportaje completo en EL ESPAÑOL

Comentarios