El hombre que observaba felaciones en los baños para escribir su tesis doctoral

En los años 60 un sociólogo homosexual y pastor de la Iglesia Episcopal sacó a EEUU del armario con su trabajo sobre el sexo anónimo entre hombres.

El hombre que observaba felaciones en los baños para escribir su tesis doctoral
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Según informa Javier Yanes en EL ESPAÑOL, poco después de las cinco de la tarde de un día de trabajo a mediados de los 60, cinco hombres entran en los aseos públicos de un parque de la ciudad de San Luis (EEUU). Dos de ellos visten traje y corbata; otro, camiseta, pantalón corto y zapatillas deportivas; un cuarto aún lleva el uniforme caqui de la estación de servicio en la que trabaja. El quinto es lo que se conoce como watchqueen, alguien que se limita a vigilar para que nadie interrumpa lo que va a suceder a continuación: actos sexuales, casi siempre felaciones, en completo anonimato.

En aquella ocasión, el quinto no era un mirón sin más, sino un observador científico que dejó constancia de aquel y otros encuentros en su tesis doctoral, leída en 1968 y publicada después en forma de libro bajo el título Tearoom trade: a study of homosexual encounters in public places (Duckworth, 1970). Su autor era el sociólogo Laud Humphreys, cuyo trabajo generó tal polémica que se discutió la posibilidad de despojarle del título de doctor. Pero más allá del debate sobre sus métodos, la investigación de Humphreys abrió los ojos a toda una nación que hasta entonces mantenía la homosexualidad y la bisexualidad encerradas en el armario.

América profunda

Las raíces de Humphreys calcan el tópico de la América profunda. Nacido en 1930 en la pequeña ciudad de Chickasha, en Oklahoma, su madre falleció cuando él tenía 15 años. Su padre era un político del estado dedicado a promover leyes que prohibían ciertas actividades los domingos, y a crear una escuela especial de derecho en el propio capitolio estatal para evitar el incómodo problema de admitir a los negros en la universidad.

A los 25, Humphreys abandonó su religión metodista de origen en favor de la Iglesia Episcopal, afiliada a la comunión anglicana. Entonces cambió su nombre de Robert Allan por el de Laud en honor a un arzobispo de Canterbury del siglo XVII. Poco después entró en el seminario y fue ordenado sacerdote, pasando a ejercer durante diez años en diversas parroquias de Oklahoma, Colorado y Kansas.

Sin embargo, Humphreys fue desde joven una china en el zapato de la América profunda. Su defensa de los derechos civiles y de la población negra le ganaron numerosas enemistades durante sus años de sacerdocio, llegando a ser calificado como "amante de los negratas y comunista", según John F. Galliher, Wayne H. Brekhus y David P. Keys, autores de Laud Humphreys: Prophet of Homosexuality and Sociology (University of Wisconsin Press, 2004). Finalmente, en 1965 fue despedido de la parroquia de St. James, en un barrio acomodado de Wichita (Kansas), por acusar a sus ricos feligreses de no actuar contra la pobreza.

Portada del libro sobre la vida de Laud Humphreys.

Había otro motivo más por el que Humphreys no encajaba en su ambiente de origen: era gay. Pese a que algunos de sus compañeros en el sacerdocio conocían su homosexualidad, lo mantuvo en secreto durante años. En 1960 se casaba con Nancy Wallace, con quien adoptó una niña y un niño. Pero durante su época como pastor, Humphreys pudo comprobar que la puritana fachada de la América profunda ocultaba un gran secreto: muchos de aquellos intachables ciudadanos mantenían actividades sexuales extramaritales a escondidas, en no pocas ocasiones de naturaleza homosexual.

Etnografía en los 'tearooms'

Con todo este bagaje de experiencias, Humphreys estudió sociología en la Universidad Washington de San Luis, y tras su licenciatura decidió elaborar una tesis doctoral sobre los comportamientos homosexuales encubiertos de los hombres estadounidenses. Para ello se centró en lo que se conoce como tearooms (literalmente, salones de té), aseos públicos donde hombres desconocidos se encontraban para la práctica del sexo oral.

Durante su investigación, entre 1966 y 1967, Humphreys frecuentó varios tearooms en los parques de San Luis, presenciando más de un centenar de felaciones. "Una tarde de verano, por ejemplo, fui testigo de 20 actos de felación en el transcurso de una hora, mientras esperaba en un tearoom a que amainara una tormenta en la calle", escribía. "Los participantes me aseguran que no es raro en los tearooms que un hombre haga felaciones a otros diez en un día. Personalmente he visto a un felador hacerse cargo de tres hombres en media hora de observación". El sociólogo añadía que a menudo los hombres "hacían cola para este tipo de servicio".

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