Según informan Daniel Ramírez y Daniel Calle en EL ESPAÑOL, Pep Guardiola "siempre" llevará el lazo amarillo. En la rueda de prensa que siguió a su primer gran triunfo como entrenador del Manchester City, dejó claro que no se trata de coser la insignia a la solapa -la competición inglesa prohíbe la muestra de símbolos políticos en los campos-, sino de ceñirla a la carne, al corazón, más adentro. "Lo puedo llevar en el bolsillo, en cualquier parte, aunque no se vea".
En ese instante, un periodista preguntó al entrenador catalán por la contradicción que supone exigir "libertad de expresión" y al mismo tiempo disfrutar de un contrato millonario pagado por un jeque que pisotea este concepto en los Emiratos Árabes Unidos. Guardiola despejó la pelota muy lejos. Tanto que sus palabras sembraron más dudas de las que disiparon: "Cada país decide la forma en la que quiere vivir".
Pero los Emiratos Árabes nunca tomaron esa decisión. Lo hizo el padre de Mansour bin Zayed, el multimillonario que abona en la cuenta del excentrocampista del Barça, según The Sun, 18 millones de euros por temporada. El progenitor del actual dueño del Manchester City fue el primer presidente de este conglomerado asiático fundado en 1971.
Allí no hay ni rastro de la "democracia" ni de la "libertad de expresión" que enarbola el técnico nacido en Sampedor. El poder es hereditario. El actual jefe del Estado, por tanto, es hermano del 'barón' que contrató a Guardiola.
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