Los favores mutuos de Juan Carlos I y el hermano feudal saudí: del príncipe violador a Khashoggi

- Hace tres años, el rey emérito se carteó con un príncipe saudí acusado de violar a una joven en Ibiza. Tras recomendarle que contratase a un abogado, el caso se archivó.

- Los dos últimos reyes de Arabia Saudí le han llamado 'hermano'. Al difunto rey Fahd lo visitaba en Marbella durante los veranos.

Los favores mutuos de Juan Carlos I y el hermano feudal saudí: del príncipe violador a Khashoggi - EL ESPAÑOL
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Un reportaje de Andros LozanoAmparo de la Gama y Sonia Moreno publicado en EL ESPAÑOL

Jamal Khashoggi, el periodista saudí torturado, asesinado y desmembrado en el consulado de su país en Estambul (Turquía) ha vuelto a poner en el foco de los escándalos a Arabia Saudí, un régimen opaco de tintes feudales. Blanco de las críticas de medio mundo esta semana por la muerte de Khashoggi, exiliado en EEUU, el país de los petrodólares y con una extensísima casa real es uno de los Estados árabes con los que España ha tejido mejor relación empresarial e institucional en las últimas décadas. En ese nexo bilateral ha sobresalido la figura del rey emérito, Juan Carlos I.

Cuando le ha sido posible, el monarca español ha estado ahí: bien para ayudar a un consorcio de empresas españolas a cerrar el contrato de llevar el AVE a La Meca, bien para tratar de resolver los turbios asuntos en los que se han visto envueltos algunos de los miembros de la familia real saudí.

El último de ellos, hace ahora tres años, cuando un príncipe logró que se archivase la denuncia de violación que pesaba sobre él. Ambos, rey español y príncipe saudí, se cartearon en varias ocasiones. En la última de las misivas, el rey felicitaba a su interlocutor porque la justicia había dado carpetazo al caso.

Aquella última carta llevaba fecha de 28 de junio de 2015, el sello de la Casa Real y la firma del por entonces ya rey emérito de España, Juan Carlos I. El destinatario de la misiva del monarca español era el príncipe saudí Al Waleed bin Talal bin Abdulaziz al Saud, que se había visto envuelto en un espinoso asunto: una joven hispanoalemana le había acusado de violarla en Ibiza tres años antes, en agosto de 2012.

Aquella carta del ahora rey emérito contenía, al menos, dos palabras:“alegría” y “felicitación”. ¿Por qué? Juan Carlos I se mostraba contento porque la Justicia española había archivado la causa que tenía pendiente Al Waleed bin Talal en la Audiencia de Palma de Mallorca.

No era la primera vez que se carteaban. El rey Juan Carlos había contestado en dos ocasiones anteriores sendas misivas enviadas por el príncipe saudí, que atesora una de las 20 mayores fortunas del planeta. En 2006 tenía 30.000 millones de dólares y era la persona árabe más rica del mundo. Ambos se conocían desde hacía años. No en vano, Al Waleed bin Talal es sobrino del difunto rey Fahd, con quien el monarca español tejió una estrecha amistad.

En aquellas cartas, Al Waleed bin Talal le pedía al monarca español que intercediera en su favor ante la Justicia española. Una de ellas la envió en octubre de 2014. La otra, meses después, según contó EL PAÍS.

En ambas, Juan Carlos I respondía que no podía hacer nada ya que la justicia en España es independiente. Pero en la segunda de las misivas le recomendó que se buscase un buen abogado español que le defendiera.

Al Waleed contrató el bufete de Horacio Oliva, con despacho en Marbella, la ciudad malagueña íntimamente ligada a la familia real saudí, donde tiene palacios y decenas de propiedades, y donde el monarca español viajaba en helicóptero desde Mallorca para merendar o cenar con el difunto rey Fahdbin Abdulaziz.

En marzo de 2015, la Audiencia de Palma archivó la causa. Cuatro meses después, Juan Carlos I felicitaba al príncipe Al Walled. La chica que lo denunció había asegurado que la habían drogado en una discoteca de Ibiza y que luego la violaron en el lujoso yate Turama, alquilado esos días por varios miembros de la familia real saudí.

Durante cuatro meses, la denunciante y su madre rastrearon Internet en busca de personajes de la familia real de Arabia Saudí para hallar la cara del hombre que agredió sexualmente a la chica. Dijeron que había sido el príncipe que acabó pidiéndole ayuda al por entonces rey español.

Al final, los jueces determinaron que no había caso. El príncipe siempre sostuvo que aquella noche estaba en París. Pero, si no fue él, ¿qué miembro de la familia saudí que estaba en ese barco lo hizo? Nadie investigó aquello nunca más.

Socio de Urdangarín

Se da la circunstancia también de que Al Walid, con hoteles por medio mundo, acciones en Apple o Twitter, es propietario del 30% de Mixta África, una empresa que construye viviendas a bajo coste en Senegal, Argelia y Mauritania.

Iñaki Urdangarin, yerno del rey emérito y ahora en la cárcel, tiene -salvo que se haya deshecho de ella en los últimos tiempos- el 0,09% del capital de la compañía.

No se sabe con certeza cómo llegó el exjugador de balonmano a Mixta África, pero en los círculos de la Casa Real siempre se ha dicho que su suegro le recomendó que invirtiera en ella.

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