Una embarazada tiene una masa negra en el útero y arriesga la vida por su bebé

Tenía tripa de embarazada pero no esperaba ningún bebé: era un quiste ovárico
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Según recoge Informativos Telecinco, cuando el ecografista les mostró a Mickayla Jordan-Smyth y a su marido Craig que una masa negra estaba creciendo al lado del bebé, ella no dudó en arriesgar su vida para salvar a su hijo.

Tras hacerle la ecografía de las 12 semanas, el especialista advirtió a Mickayla Jordan-Smyth y a su marido Craig, que una masa negra se estaba desarrollando al lado del bebé. Los padres observaron en la ecografía que, al lado del feto había numerosos puntos negros, similares a moras o racimos de uvas.

No se pudo especificar si se trataba de un embarazo molar parcial. Esto es una anomalía en la que el óvulo no se fecunda correctamente y en vez de formar un embrión, da lugar a varios quistes que pueden derivar en cáncer.

Lejos de cuestionarse el aborto, los padres decidieron continuar con el embarazo, aunque eso supusiera poner en peligro la vida de Mickayla.

Según explica la madre a Mirror, "Vi agujeros negros por todas partes, donde se suponía que debía estar el feto, como uvas en un tallo. Ni siquiera podía ver gran parte del feto y el ecografista dijo que podría tratarse de algo llamado embarazo molar. Se trata de un bulto de células anormales que crece en el útero, en lugar de un feto sano y en casos muy raros puede resultar canceroso".

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Poco después, un especialista les confirmó que se trataba de un embarazo molar parcial y que estaban ante una situación de alto riesgo, porque el bebé no tenía espacio para crecer debido a la masa.

"Me rompió el corazón. Había visto el latido, había visto sus patadas. Lloré cuando llegué a casa, pero estaba convencida de que iba a tenerlo y de que haría lo que pudiera por él, aunque me hiciera mal a mí. En el escaneo de 26 semanas, ni siquiera podía ver al bebé. Todo lo que era visible era una masa de agujeros negros", declara Mickayla.

En la semana 28 del embarazo, la placenta se desprendió del útero y cuando Mickayla llegó al quirófano, los médicos le pusieron anestesia general y procedieron a realizarle una cesárea. El bebé sobrevivió y los especialistas certificaron que no se trataba de un embarazo molar parcial, sino de una displasia mesenquimal placentaria, una afección poco común de la placenta.

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