Desheredados de millones por una hermana con la ley: Javier cuenta su drama

Saqueos de cuentas, donaciones, ocultación de bienes o la Ley de Derecho Civil, son algunas de las 'armas' que la hermana de Javier ha utilizado para quedarse con los 4M de la herencia de sus padres

Desheredados de millones por una hermana con la ley: Javier cuenta su drama - EL ESPAÑOL
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Un reportaje de Enrique Recio publicado en EL ESPAÑOL

La realidad puede superar a la ficción. O eso dice Javier (1968, Bilbao). Este detective ha descubierto en los dos últimos años lo que su hermana H. llevaba planeando durante 15: quedarse con toda la fortuna y los cuantiosos bienes que constituía la herencia de sus padres. Después de 28 años investigando patrimonios, solvencias y fraudes en casos ajenos desde su despacho en Bilbao, Javier se convirtió en su propio cliente. Pista tras pista, documento tras documento, este investigador vasco fue dando con todas las argucias que la primogénita del clan familiar había utilizado para desheredar a sus tres hermanos y a élsaqueos de cuentas bancarias en el extranjero, donaciones en vida para ella, ocultación de bienes o el amparo en la Ley de Derecho Civil Vasco, aprobada por el parlamento en 2015, que permite apartar de la legítima estricta a los descendientes familiares sin dar explicación alguna. En total, cuatro millones de euros que nadie en la familia, excepto H., ha visto. 

Una historia telenovelesca que comenzó el 3 de abril de 2016, cuando falleció el padre de Javier y H., el administrador único de todos los bienes y el capital que este había ido construyendo con sus negocios en el País Vasco y fuera de él. Para aquel entonces, H. ya había jugado sus cartas y se guardaba varios ases en la manga. Una partida que había empezado a amañar 15 años atrás ganándose la confianza de su padre y de su madre para que modificaran la herencia en beneficio de ella, siempre ocultando todas las operaciones -y las pruebas- al resto de sus hermanos, según revela Javier a EL ESPAÑOL.   

Tal era la magnitud del patrimonio que había gestado este patriarca, que el caudal y todos los intereses que le rodeaban siempre causaron desavenencias y conflictos entre todos los hermanos, siempre intentando pelear por lo que creían les pertenecía. Si bien, una de ellos les sacaba ventaja

Sobre el año 2005, como hermana mayor, H. empezó a encargarse de todas las gestiones de sus padres, una vez empezaron a entrar en edad avanzada: acompañarles al banco, llevar facturas, cobrar rentas..."Eran personas mayores, tenían más de 70 años y mi hermana, que tenía más contacto con ellos, empezó a embaucarles y crear una necesidad en ellos", explica Javier. Con estas últimas palabras, este abogado de 51 años hace referencia a peticiones del tipo:"Tenéis que contar conmigo";"yo siempre estoy aquí"; "es mejor que lo hagamos ahora, si no voy a tener problemas con mis hermanos...".

Cumpliendo con esos deseos, los padres llegaron a acudir al notario incluso hasta en tres ocasiones para cambiar el testamento, siempre acompañados por su hija mayor. Poco antes de que el padre falleciera, este comenzó a hacer donaciones en vida para todos sus hijos. Esto es, dar un bien a un heredero mientras vive el testador, sin que se incluya en la herencia. En el momento en el que los hermanos recibieron esas concesiones, que en un principio creyeron justas, aunque apenas tenían valor, su hermana mayor, H. había recibido un chalet valorado en tres millones de euros de manos de sus padres. Cosa que entonces el resto ignoraba.  

El papel del albacea 

Pero la jugada maestra estaba todavía por llegar. En la última ocasión que H. acompañó a su padre al notario, esta le convenció para que nombrase como contadora-partidora de la herencia a una amiga íntima suya, de profesión abogada, la letrada A. Esta figura es una especie de albacea, pero con mucho más poder. Era la encargada de disponer de los bienes a los herederos, según había fijado el padre, pero además también podía valorar todas las propiedades a repartir. Eso sí, la letrada A. solo podía llevar a cabo sus funciones, una vez los herederos no se pusieran de acuerdo con el reparto. Algo que perfectamente sabían que iba a ocurrir. 

Hasta ese momento, la hermana mayor H. ya tenía acceso a las cuentas bancarias de sus padres, les había convencido para que le hicieran las donaciones de los bienes más importantes en vida y una vez que muriese su padre, su íntima amiga A. podía valorar todos los bienes de la familia a su antojo, favoreciendo su legado. Y todo eso, sin tener en cuenta que además la Ley de Derecho Civil Vasco daba total libertad al testador para dejar bienes o dinero a sus hijos o no, es decir, apartar de la herencia a un descendiente directo. Un supuesto con el que podía jugar la albacea a la hora de repartir todo el dinero que tenía la familia vasca entre los herederos. H. había jugado sus cartas de manera perfecta, mientras los hermanos ignoraban la partida.  

Fue poco después de esa maniobra cuando Javier y sus tres hermanas N. G. y A. descubrieron la jugada de su hermana mayor. Una vez que su padre falleció, meses después los herederos pudieron ver, ante su asombro, cómo había dispuesto su padre la herencia -manipulada por su hermana-, con los bienes valorados falsamente por la albacea -íntima amiga de H.-, que en secreto, sin que el resto de los hermanos le comunicase que había un acuerdo o no con la herencia, comenzó a realizar la partición de la misma. Todos los bienes habían sido ya valorados por una empresa vasca que Javier y sus hermanos desconocían, y que había solicitado la albacea desde prácticamente el momento en el que padre falleció. 

Un reparto "igualitario"

La estrategia de H. y la contadora-partidora había sido valorar de manera alta los bienes que los otros cuatro hermanos iban a heredar, y de manera baja los que H. iba a recibir. Así, Javier y sus hermanas se llevarían un par de bienes, y la hermana mayor acumularía el resto para que supuestamente fuese un reparto "igualitario". Todo ello sin contar los inmuebles que, según explica Javier a este diario, su hermana había ocultado en la herencia. Su padre, además del chalet millonario, también le había donado en vida todas esas propiedades que ahora faltaban en el reparto. 

La herencia estaba compuesta por siete cuentas bancariasnueve vehículos de alta gama, un barco, siete garajes, ocho locales comerciales, y un apartamento en la playa. Un total aproximado de cinco millones de euros -la mayoría en manos de la hermana mayor y la madre, como usufructuaria-. De los cuales Javier solo recibía un 50% de una parcela y algunos vehículos que todavía no ha visto a día de hoy. 

Pues además de haber convencido a su padre para cambiar la herencia hasta en tres ocasiones, después de su muerte H. se aprovechó del "estado senil"en el que se encontraba su madre", según denuncia Javier a este diario, para tener un poder otorgado por ella misma y gestionar todas las propiedades y cuentas bancarias que estaban a su nombre. Entre ellas, las que habían heredado el resto de sus hermanos, y que H. había bloqueado para que no pudieran sacar nada de ellas, como le ha ocurrido a Javier. 

Una vez que este detective vasco quiso disponer de los vehículos que su padre le había dejado en la herencia, no pudo. Estaban en un garaje, cuya propiedad, para su sorpresa, era de su hermana mayor. Había cambiado todas las cerraduras y no pudo entrar. Todo había sido dispuesto de tal manera que tan solo H. y su madre -sin estar en sus facultades mentales, según explica Javier- podían disponer de toda la herencia. Para ello, la hermana mayor de la familia también se había ganado la confianza de todos aquellos terceros que alquilaban sus propiedades para que solo fuera ella quien gestionara las rentas mensuales. Además, había creado una comunidad de bienes junto a su madre para recibirlas y tener acceso a todas las rentas mensuales que recibía su madre, que eran de un total de 44.000 euros.  

La investigación

Toda la información que han leído hasta aquí es fruto de la investigación que Javier, como detective y desheredado a partir de la estrategia de su hermana, ha llevado a cabo desde abril de 2016. La pista principal fue la herencia, pero sobre todo lo que vino después. "Nos dimos cuenta de que después de la muerte de mi padre, mi hermana estaba administrando todos los bienes y se estaba apoderando de todo", cuenta Javier a EL ESPAÑOL. Fue entonces, conociendo el estado en el que estaba su madre, cuando iniciaron un pleito para pedir su incapacidad y al mismo tiempo interpusieron una demanda a su hermana para que se declarase la nulidad del reparto de la herencia, debido a que, según los hermanos, esas no eran las voluntades de su padre y no se habían regido por el Código Civil.  

Hasta interponer esta última demanda, Javier había recabado varias pruebas, entre ellas, correos que demostraban como la albacea A. había actuado a su antojo con las valoraciones de los bienes. Llamadas en las que la empresa vasca que había hecho las tasaciones admitía que "se habían tenido que renegociar varias veces" o cómo su hermana mayor había saqueado cuentas bancarias. De hecho, al poco tiempo de que su padre falleciera, "desaparecieron un total de 700.000 euros de las cuentas familiares", explica este abogado, que descubrió ese movimiento de dinero cuando fue al banco y le dijeron que las cuentas de su madre también estaban a nombre de su hermana mayor. 

No obstante, ninguna de estas demandas ha llegado todavía a buen puerto. En el primer caso, la madre del clan familiar falleció a mitad del año 2018. Y en el caso de la segunda, tanto H. como su abogada -la también albacea de la herencia, A.- han intentado retrasar el proceso alegando enfermedades o cualquier otro tipo de problema para poder "apañar a su antojo todos los entresijos de la herencia". Lo que sí hicieron fue contestar a la demanda alegando que la partición de la herencia se había llevado a cabo mediante la ley civil vasca. En otras palabras, que se había repartido como se había querido. 

"En virtud de la ley aplicable, la vigente Ley de Derecho Civil Vasco, no se contempla una legítima proporcional para todos los legitimarios como se recogía en el Código Civil, sino una legítima colectiva para todos ellos", contesta en su escrito H. Y lo cierto es que se aplica la ley que esté vigente en el lugar donde tiene la vivienda el testador en el momento en que muere, en este caso, Bilbao. Pero el resto de los hermanos insiste en que este testamento estaba regido bajo el Código Civil, que a la hora de hacer las particiones establece que tiene que haber un tercio de legítima, otro de legítima estricta -este igualitario para los herederos- y otro de mejora. Algo que, sin duda, no ha ocurrido con la herencia de su padre. 

Con el juicio a la vista, estos cuatro hermanos buscan justicia y recuperar lo que creen es suyo. En concreto, cuatro millones de euros. Su hermana, mientras tanto, puede que les de alguna que otra sorpresa ahora, con la herencia de su madre.  

Fuente: EL ESPAÑOL

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