La desaparición de Mari Trini y su bebé: 30 años de sospecha sobre su marido y ninguna pista

Matadeón fue el último escenario en el que las autoridades trataron de buscar a María Trinidad Suardíaz Suero, Mari Trini, y a su bebé Beatriz, de 13 meses, ambas desaparecidas en 1987

La desaparición de Mari Trini y su bebé: 30 años de sospecha sobre su marido y ninguna pista - EL ESPAÑOL
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Según informa Marta Espartero en EL ESPAÑOL, Lucita tiene más de noventa años y toda una vida en Matadeón de los Oteros (León). Sus azulísimos ojos, que se asoman bajo el pañuelo que le cubre la cabeza y le resguarda del frío invernal que cala en el municipio, nunca han visto más allá de esta comarca del sur leonés. Ella es una de los doscientos habitantes de este pequeño pueblo de paredes de piedra, casas en cuevas, un par de comercios ecológicos y un misterio por resolver. Desde hace 31 años.

Matadeón fue el último escenario en el que las autoridades trataron de buscar a María Trinidad Suardíaz Suero, Mari Trini, y a su bebé Beatriz, de 13 meses, ambas desaparecidas en 1987. Mari Trini, que hoy tendría 55 años, recaló en este pueblo de la mano de su marido, Antonio Da Silva, el Portugués. Él, hombre “de mala vida”, según lo recuerda Lucita, apareció un día de la nada, en un coche que atravesaba la carretera que da al pueblo.

A poco más de media hora de la capital leonesa, el camino es recto, siempre recto. Un giro a la derecha y aparece Matadeón, como un punto de fuga constante para la vista. El acelerador se pisa y el pueblo está fijo en el horizonte. La niebla cubre la vista a primeras horas de la mañana y no permite observar ni un alma en Matadeón. Tampoco parece que la haya. Pero, según pasan las horas y el intermitente sol calienta, sus habitantes se asoman y se congregan en el único bar que hay en el término municipal.

La figura de Mari Trini es controvertida en este pequeño pueblo. El carácter de el Portugués, un hombre 18 años mayor que ella, hacía difícil el trato con la mujer. “Era celoso, de trato agrio. Era un tipo raro, huraño”, afirma Lucita. De hecho, durante mucho tiempo se pensó que la que había desaparecido en algún punto de la geografía asturleonesa era Teresa, la primera mujer de Da Silva.

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