Las brutales respuestas del dueño de este restaurante a quienes le critican son COLOSALES

Tan bordes que hay que aplaudir
"Mi novia no tiene hambre", el menú que ofrece un restaurante se vuelve viral - PIXABAY
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Según recoge el HuffPost, las opiniones que los clientes dejan de los restaurantes en plataformas como Google tienen una importancia capital para los negocios, que pueden ver mermada su clientela si abundan las bajas puntuaciones.

Ante una critica negativa, los dueños tienen tres opciones: no responder; contestar y pedir disculpas o dar su versión de los hechos... o contraatacar con fuerza.

La cuenta de Twitter @soycamarero ha encontrado el ejemplo perfecto de este último tipo de negocio. Se trata de la Casa Regional de Castilla la Mancha en Getafe, que ha hecho de las respuestas bordes un clásico cuando algún usuario le pone la menor puntuación en las reseñas de Google.

Las contestaciones son tan bordes y tan contundentes que acaban siendo colosales. Por ejemplo, una usuaria se queja de que se llevaron un “chasco” porque era “tirando demasiado a cutre”.

“Que no se te ocurra tener que ir al baño.... la puerta corredera del servicio de las chicas totalmente descolgada, tienes que arrastrarla y aún así se queda abierta”, dice en otras cosas. La réplica del dueño no puede ser más clara: “Pues vete a Madrid y paga 500€ ya verás que bien te tratan, no vuelvaas”.

Otro cliente se queja del “mal servicio”. “Hemos intentado pedir varias veces y los camareros no hacían caso. Y cuando por fin conseguimos pedir unas hamburguesas, no llegaron hasta 1h30 más tarde y teniendo que recordárselo”, afirma. El dueño no entra en polémicas y contesta: “Mentira”.

Otra respuesta apoteósica se la da a un usuario que dice que “tienen buenas raciones, buen precio” pero lamenta que “un poco dejado en su mobiliario decoración”. “Cómpranos muebles :)”, espeta el dueño.

Más: un cliente dice que no le gustan “los lugares públicos politizados”. Y el dueño no se anda con rodeos: “Pues no vengas”. Parecida respuesta le da a otro que se queja de que la música está demasiado alta: “Pues te pones tapones”.

Otro critica que los camareros no son atentos, y el dueño contraataca: “Hay gente que le hace falta educación para pedir”. Pero quizá la mejor de todas las respuestas es la que le da a un cliente que dice que el restaurante no les gustó nada. “Llorando estamos”, contesta.

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