Según recoge El Caso, cuidado con dejar olvidadas las monedas de 20 céntimos. Es muy habitual que cuando paguemos en efectivo en algún lugar y nos devuelvan el cambio, aquellas monedas con un valor inferior a los 50 céntimos las dejemos descartadas sin prestarles mucha atención y haciendo que acaben olvidadas y acumulando polvo. Pero es posible que eso haya sido un error y durante todo este tiempo hayamos tenido una moneda en el fondo de la cartera que nos podría haber hecho ganar mucho dinero. Eso es gracias a la numismática, que hace que los coleccionistas puedan pagar mucho dinero por ellas dependiendo de la antigüedad, el número que se hayan fabricado o algún error de acuñación que puedan tener.
El valor económico que se puede llegar a ofrecer por ellas depende, por una parte, de estos tres factores, pero también del estado en conservación en que se encuentren. Si la moneda parece que acabe de salir de la fábrica, se pagará mucho más por ella que si está sucia y desgastada por el paso del tiempo. En todo caso, no se pierde nada por mirar aquellas monedas olvidadas en la cartera, ya que podría ser que una de estas fuera la que tuviéramos nosotros y en portales como Foronum, Etsy o Catawiki se podrían vender por una gran cantidad de dinero. En el caso de las monedas de 20 céntimos, por entre 90 y 1.500 euros.
Una moneda italiana de 2002
La más "económica" de estas monedas de veinte céntimos es una por la cual se puede llegar a pagar 90 euros. Se trata de una moneda de veinte céntimos acuñada en Italia en el año 1999 y que tiene este alto valor porque se fabricó con un exceso de metal en el lado derecho.
Una moneda griega de 2002
Un poco más de dinero se paga por otra moneda de veinte céntimos que se acuñó el mismo año 2002, pero en Grecia. Por ella se pueden pagar hasta 225 euros porque presenta múltiples errores: las estrellas están mal hechas, la pátina está dañada y el anverso también presenta desperfectos.
Una moneda en exceso de cobre
En este caso, no se trata de una moneda acuñada en algún país o en algún año en concreto. Se trata de cualquier moneda de 20 céntimos que presente un exceso de cobre. Si tienes uno de estos ejemplares, siempre que esté bien conservado, se puede pagar 600 euros por él.
Una moneda alemana de 2002
Una de estas monedas con exceso de cobre es concretamente una acuñada en el año 2002 en Alemania y en la cual se puede ver la Puerta de Brandeburgo de Berlín. Es muy difícil de encontrar y en algunas webs de subasta se llega a pagar por ella unos 900 euros.
Una moneda española de 1999
Pero la moneda de veinte céntimos más cara del mundo es española y se acuñó en el año 1999, cuando los euros todavía no habían entrado en circulación. Se puede llegar a pagar 1.500 euros por ella, ya que la imagen de Cervantes está imprimida con un exceso de metal.
