Casi pierde la vida por la brutal paliza de su exmarido en un viaje de reconciliación

Quedó inconsciente pero escapó en el momento que despertó
Casi pierde la vida por la brutal paliza de su exmarido en un viaje de reconciliación
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Según recoge Informativos Telecinco, la nariz rota, un hueso que sobresalía de su encía y moratones por todo el cuerpo. Lucy Mears, una mujer de 37 años vecina de Wolverhampton, sufrió la terrible paliza de su exmarido cuando se encontraban en un viaje en el que ambos trataban de reconciliar su matrimonio en un hotel de Newcastle, Inglaterra, Reino Unido. Una historia recogida por TheSun

Una patada más habría acabado con la vida de Lucy, según indican los médicos que la trataron. Un acto de violencia de género que estremece a la sociedad británica. “Me dijo que si no me dejaba me acabaría metiendo en una bolsa para cadáveres”, relataba la víctima a Birmingham Live recordando el suceso.

“Le pregunté de rodillas que pasaba cuando me dio un puñetazo en la cara. Salí disparada de la cama y le dije que no hiciera eso nunca más. Así que me golpeó y terminé en el suelo donde empezó a pegarme patadas en la cabeza”, explica la mujer, que no pudo pedir ayuda. "Traté de gritar pidiendo ayuda, pero éramos los únicos huéspedes que se quedaron en ese piso en particular esa noche”, añade Lucy sobre su terrible historia.

“Estaba en el suelo, le miré y le rogué que parase. Le miré a los ojos y era como si estuviera muerto, detrás de sus ojos no había nada, esa es la cara que me persigue”, cuenta Lucy sobre su agresor, ya condenado. Una pesadilla que vivió después de años de malos tratos físicos y psicológicos.

 “Estaba haciendo las maletas para Newcastle y le dije que no quería ir. Me dijo que lo pasaríamos bien pero tenía un mal presentimiento”, recuerda Lucy sobre el momento previo a emprender el viaje con su expareja.

Lucy quedó inconsciente pero escapó en el momento que despertó. Unos vecinos que se encontraban en el ascensor dieron la voz de alarma a la policía. La mujer de Wolverhampton pide una pena más dura para su agresor, después de ser condenado a 2 años de prisión, y muestra su apoyo a otras víctimas que también han sufrido agresiones.

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