Carlos, el nutricionista influencer que enseña a comer como sus abuelas a 400.000 jóvenes

Si está envuelto en plástico, si el paquete tiene colores fuertes y brillantes, si la etiqueta de ingredientes tiene más de cinco miembros, desconfía

Carlos, el nutricionista influencer que enseña a comer como sus abuelas a 400.000 jóvenes - EL ESPAÑOL
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Según informa Marta Espartero en EL ESPAÑOL, “no es nada nuevo: el movimiento Real Fooding (comida real) lo único que enseña es a comer como lo hacían nuestras abuelas. Pero hoy sí que parece revolucionario, porque hemos cambiado mucho”.

Habla Carlos Ríos. Andaluz (Huelva, 1991), espalda ancha y mirada firme de quien cree férreamente en lo que defiende. Se graduó en la sevillana Universidad Pablo de Olavide en Nutrición y Dietética hace apenas cuatro escasos años. Ahora cuenta con 26 primaveras a sus espaldas y casi 400.000 jóvenes en su bolsillo. Todos como él: millenials, jóvenes herederos del 15-M que ahora vuelcan su indignación con lo que comemos. Lo primigenio, lo elemental. El gusanito con el que calmas a tu bebé, la bollería como merienda habitual.

Él es el nuevo gurú en el mundo de la alimentación. Su máxima resulta muy simple. Tanto, que puede parecer subversiva: si está envuelto en plástico, si el paquete tiene colores fuertes y brillantes, si la etiqueta de ingredientes tiene más de cinco miembros, desconfía. Hay que dejar los alimentos ultraprocesados atrás.

La cabeza detrás del real fooding, que cuenta con una legión de seguidores en sus distintas plataformas sociales, se inscribió en la carrera universitaria casi a ciegas. Cosas del destino. “Entré en Nutrición desconociendo totalmente qué era. Sólo me había orientado por la rama de la biología, que era lo que me gustaba”, ríe con EL ESPAÑOL. Al principio fue un fiasco. “Lo que se enseña en la universidad está desactualizado, es una ciencia nueva que va muy rápida. Y la universidad es lenta”.

"Aprendí más cocinando con mi abuela que en la carrera"

Fueron esos años el germen de su futuro trabajo. Cuando se trasladó desde Huelva a la capital de Andalucía, con una mayoría de edad recién cumplida, se mudó a casa de su abuela Rosario, Lala. Ella es la musa, la inspiración detrás de todo lo que ha montado Carlos. Y vaya jaleo.

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