Del cajero al híper de la droga: así usan los yonquis los 430 euros del paro de larga duración

Los días 10 de cada mes los drogadictos de Cádiz sacan la ayuda social que les ingresa el Estado para financiar la compra de 'rebujito', una mezcla de heroína y cocaína, en Sanlúcar de Barrameda. Realizan el trayecto en autobús. Les sale más barato que subirse a una cunda. En los narcopisos encuentran la dosis de droga a seis euros. Luego ellos la revenden a diez en la capital. Han encontrado la forma de financiar su propio consumo

Del cajero al híper de la droga: así usan los yonquis los 430 euros del paro de larga duración - EL ESPAÑOL
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Según informa Eric Lakache en EL ESPAÑOL, el chico ronda el metro noventa de altura y no alcanza los 70 kilos. Está escuálido. De cerca se le ven los pómulos marcados, la picadura de los dientes saliendo de las encías y los ojos llenos de finísimos ríos de sangre. Tiene 30 años y alguna mella en la dentadura. Dice que se fumó su primer porro a los ocho. Luego vinieron las rayas de coca, la heroína fumada, el rebujito...

Son las 23.55 horas de la noche del pasado lunes 9 de abril. Cádiz capital. Llovizna y sopla el viento. La noche es fría. Por las calles casi no circulan coches. Sólo algunas sombras deambulan por las aceras. La mayoría son esqueletos andantes que apenas comen ni duermen. Sólo consumen.

El joven, vecino del Cerro del Moro, una deprimida barriada de la capital gaditana, está impaciente. En los siguientes tres minutos entra y sale varias veces de un cajero de La Caixa ubicado en la avenida Segunda Aguada. Introduce su libreta de ahorros, mira si el Estado le ha ingresado ya los 430 euros de la ayuda social y la vuelve a sacar. Los 10 de cada mes son días de cobro. Y al reloj le quedan unos segundos para dar las doce de la noche.

- Nada todavía. Hay veces que el dinero llega unos minutos antes del cambio de día. Hoy parece que no.

Una pareja se acerca caminando a ese mismo cajero mientras el chico de 30 años espera en la puerta de la oficina bancaria a que el ingreso aparezca reflejado en su libreta. Él lleva una litrona de cerveza en la mano. Ella, pelo oscuro, se la agarra y le da un sorbo. Tienen poco más de 30 años.

- ¿Podemos pasar?- preguntan.

- Sí, sí, pero todavía no hay nada- les responde el chico espigado, que sabe a lo que vienen.

Los novios entran en la sucursal y meten su libreta por la ranura del cajero. Prueba ella. Prueba él. No hay suerte. Son las 00.02 horas del martes 10 de abril. Las arcas del Estado parece que siguen dormidas. Habrá que seguir esperando unos minutos más.

A unos 500 metros de este cajero hay otra oficina de La Caixa que tiene dos máquinas para sacar dinero. Está en la misma acera de esta misma avenida. Ya hay cola cuando llega el reportero. Dos toxicómanos han venido en bici. Otro, a pie. Un cuarto, en coche. Luego llega, también caminando, una quinta.

Son las 00.18 horas. Parece que ya hay liquidez. Cuando uno saca, le releva el siguiente. Cuando uno se va, llega otro. Los yonquis disponen de cash. Están tan ensimismados que ninguno se percata de que hay un fotógrafo disparando con su cámara a sólo tres metros de ellos.

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