La caída de 'Laca', el narcoabuelo millonario, y su gran familia de traficantes

Comenzó moviendo hachís en botes de laca y acabó con toneladas de coca en contenedores. A sus 73 años llevaba medio siglo traficando. En la Costa del Sol tenía una organización perfecta basada en su familia, con su yerno, policía nacional. Su último envío tenía un valor de 35 millones de euros

La caída de 'Laca', el narcoabuelo millonario, y su gran familia de traficantes - EL ESPAÑOL
photo_camera La caída de 'Laca', el narcoabuelo millonario, y su gran familia de traficantes - EL ESPAÑOL

Según informa en EXLUSIVA Andros Lozano en EL ESPAÑOL, el melillense Abdelkader Benali Mohamedi, apodado Laca, entró en cólera cuando varios agentes de la Policía Nacional se acercaron a él, le dijeron que estaba detenido y le apretaron las esposas. Acababa de poner un pie en la terminal del aeropuerto de Málaga tras bajar de un vuelo procedente de Melilla. Vestía pantalón vaquero, camisa clara y cazadora oscura cruzada por un pequeño bolso de piel marrón. Iba junto a su hijo, Mohamed, asiduo de los prostíbulos más caros de la Costa del Sol. En ese momento hacía pocas horas que los agentes habían decomisado casi una tonelada de cocaína (993,7 kilos) en dos contenedores llegados al puerto de Algeciras (Cádiz). En el mercado habría alcanzado los 35 millones de euros.

El barco que transportaba la droga salió días antes desde Guayaquil (Ecuador). Los agentes del GRECO de la Costa del Sol sabían que la droga era del hombre al que investigaban desde hacía un año, un abuelo que de joven empezó enviando hachís dentro de botes de laca a los soldados españoles de Melilla y que ahora había dado el salto a la dama blanca, mucho más lucrativa.

Aquella mañana de principios de octubre no sólo cayó él, de quien EL ESPAÑOL reconstruye su vida en exclusiva. También lo hicieron sus peones. Los policías detuvieron a su mujer, a su único hijo varón, a tres de sus cuatro hijas, a todos sus yernos -uno, agente de la Policía Nacional- y a los tres empresarios españoles que le habían facilitado la logística para realizar los envíos de cocaína desde Latinoamérica. Dos eran almerienses. El otro, valenciano.

Con el arresto de todos ellos se daba por desarticulada la organización criminal del mayor traficante de droga del norte de África. Se le intervinieron 57 inmuebles, una farmacia de cuatro millones de euros, 15 vehículos de alta gama, dos pistolas… En ese momento Abdelkader Benali y los suyos ya habían conseguido blanquear diez millones de euros.

Pero el longevo narco, de 73 años, ya está entre rejas a la espera de juicio en la cárcel de Alhaurín de la Torre (Málaga). Creía que sus últimos días los pasaría en su amplio y lujoso piso de Fuengirola junto a su esposa de toda la vida, Zoulikha, diez años menor que él.

Mohamed Benali (derecha), hijo del narcoabuelo y contacto de la organización de su padre en Latinoamérica.

Sus inicios como ‘camello’ de soldados

Abdelkader Benali nació el 11 de agosto de 1945 en Benichiker, una pequeña aldea marroquí a cinco kilómetros de la valla fronteriza de Melilla. Tiene la nacionalidad española desde hace décadas.Esa proximidad a la ciudad autónoma española hizo que de joven, siendo un adolescente casi imberbe, viera una oportunidad de negocio: a diario cruzaba la frontera para suministrar hachís a los soldados españoles desplegados en Melilla. A bordo de una motillo, y dentro del asiento, introducía la droga en botes de laca que antes había vaciado. Así se ganó el apodo de Laca.

Años más tarde, siendo ya un narco del que todos oían hablar en Melilla pero pocos conocían, se construyó un palacete de cuatro plantas en la ciudad española al norte de África. Una sola de sus lámparas le costó 24.000 euros. El interiorismo lo dejó en manos de un decorador marbellí.

Al estilo de la mafia italiana

Un agente que lleva 30 años siguiendo a narcos dice a EL ESPAÑOL que la banda del abuelo Abdelkader es la “más complicada” a la que se ha enfrentado nunca. “Son herméticos”. “Emplean medidas de seguridad extremas”. El anciano de la coca no dejaba ningún detalle sin atar. Si se producía una reunión importante, a ella acudía él. Si tenía que cerrar un envío, prefería hacerlo en persona. Nada de móviles. Como los mafiosos italianos, que llegaron a comunicarse con palomas mensajeras.

El encargado de su seguridad y su mano derecha en España era su yerno Brahim Mohamed, policía nacional melillense destinado en la comisaría de Estepona (Málaga). Desde hace más de una década el anciano se había instalado en la Costa del Sol junto a su mujer y su familia, aunque con frecuencia iba y venía a Marruecos y a Melilla.

Durante los doce meses de vigilancia a los que fue sometido, miembros del GRECO de la Costal del Sol siguieron muy de cerca todos los movimientos de Laca. En una ocasión el narcoabuelo viajó en coche junto a su hijo desde Málaga hasta Alicante. Salieron de noche. Llegaron a alcanzar velocidades de 230 y 250 kilómetros por hora. ...

Sigue leyendo el reportaje en EL ESPAÑOL

Comentarios