Cabo Úrsula Gardete, un mes bajo fuego insurgente: "No teníamos tiempo ni para dormir"

"Nos atacaban todas las noches"; en concreto, la militar recuerda las emboscadas que sufrió en Diwaniyah y los ataques en Najaf

Cabo Úrsula Gardete, un mes bajo fuego insurgente: "No teníamos tiempo ni para dormir" - EL ESPAÑOL
photo_camera Cabo Úrsula Gardete, un mes bajo fuego insurgente: "No teníamos tiempo ni para dormir" - EL ESPAÑOL

Un artículo de Gonzalo Araluce publicado en EL ESPAÑOL

"¡Qué semanas!". Abril de 2004 está grabado a fuego en la memoria de los militares españoles que estaban desplegados en Irak. Para la cabo Úrsula Gardete Santos, sus recuerdos están escritos a base de plomo y fuego. El hostigamiento de los insurgentes era incesante. Noche sí, noche también, les atacaban con fusilería, con lanzagranadas, con morteros. "Apenas teníamos tiempo para dormir", esboza la militar. El fragor de los disparos se dibujaba en rojo en mitad de las noches; los silbidos de las balas rompían la quietud de los desiertos.

Eran tiempos complicados y la Historia de Irak se escribía con renglones torcidos. Más muertos, más guerra, más enfrentamientos. El contingente español sufría esos vendavales de violencia en un momento delicado: tras la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero y en cumplimiento de su promesa electoral, las tropas se retirarían del país árabe. Había que replegarse y era imprescindible lograrlo sin sufrir bajas. Aquello no sería una misión fácil.

Los pensamientos de Úrsula Gardete viajan por aquel escenario árido. De los desiertos a las ciudades que se retorcían entre escombros; de los vínculos que estrechaba con sus compañeros a las noches que llegaban demasiado pronto y que duraban horas eternas. Como la del 4 al 5 de abril de 2004, en la que el enemigo se precipitó contra ellos en emboscadas de intenciones fatales.

El ataque de Diwaniyah

"Íbamos cuatro vehículos BMR en convoy y teníamos que patrullar por Diwaniyah", relata Úrsula en conversación con EL ESPAÑOL. Una treintena de soldados, aproximadamente. Algo raro había esa noche. La quietud de los viandantes se había convertido en expectación. La noche vibraba entre las idas y venidas de la gente. No faltaban los curiosos que estudiaban los movimientos de los efectivos españoles.

"Había cosas raras, pero no sabíamos que estaban preparando algo". Úrsula Gardete enfila en su memoria y a bordo de aquellos vehículos el camino que circunda una zona conocida como El Palmeral. "No había ningún alumbrado, ninguna luz... y de pronto saltaron, nos hicieron la primera emboscada".

Fuego de fusilería. También lanzagranadas contra los vehículos españoles. La consigna era clara: responder al ataque y salir de allí rápidamente. Porquequedarse quieto podía significar verse rodeado por un enjambre feroz de enemigos que siempre surgía de la nada.

Así, regresaron a las calles de Diwaniyah. Y allí les sorprendieron con una segunda emboscada. Fue en la plaza del reloj -como llamaban a una rotonda en la que había un monolito con un reloj-. Un taxi, amarillo-naranja, les salió al paso y les cerró la vía. Sus pasajeros hicieron pie y empezaron a disparar contra los militares. Aquel tiroteo se convirtió en estruendo cuando llovieron más balas desde un edificio próximo a medio construir. El enemigo, además, les atacó desde una tercera posición. Aquella noche olía a pólvora.

"Arremetimos contra el vehículo para apartarlo y seguimos hacia adelante para que no nos bloquearan". Una esquirla de metralla alcanzó a un compañero de la cabo Gardete. Era imprescindible regresar al destacamento y dejar bien atendido al militar herido.

"Uno de los BMR tenía una rueda pinchada, a otro le habían saltado las bombonas...". Los ataques habían sido duros, pero no había lugar para el descanso. La fuerza española volvió a municionar en el destacamento y, con nuevos vehículos, volvió a salir a aquella noche oscura.

"Teníamos que seguir, aunque esta vez... sabiendo la que nos esperaba". Así, el convoy regresó a las calles de Diwaniyah. Debían cruzar por la zona conocida con el nombre de Eco-1, un puente que atravesaba una carretera. Los informes, no obstante, decían que el enemigo se había hecho fuerte en esa posición. Mejor evitarla, pero tampoco cabía regresar. "Nos dijeron que nos quedáramos en observatorio, en plena calle, esperando...".

¿De qué se habla en una situación así? "De nada -resopla Úrsula entre risas, con la tranquilidad que ofrece revivir aquellos tiempos sabiendo ya el desenlace-. No sé si por la situación, por no distraernos...". Horas eternas que condujeron al alba, cuando el convoy regresó al destacamento.

Cada noche se repetía la misma sintonía en Diwaniyah. El soldado Jorge Trejoprotagonista de otra historia publicada en este diario, da buena fe de ello.

El soldado Jorge Trejo.El soldado Jorge Trejo.

Un convoy a Najaf

Pero no sólo de noche y no sólo en Diwaniyah. Úrsula Gardete recuerda el trayecto que realizó el 11 de abril desde esta localidad iraquí hasta la de Najaf. Si cabe, el escenario era aún más complejo en esta última ciudad. La cabo formaba parte de un convoy que brindaba protección a otros medios con menor capacidad de defensa: equipos de transmisiones que viajaban en vehículos más ligeros, ambulancias...

Durante aquel trayecto, el enemigo les emboscó en tres ocasiones con fusilería y lanzagranadas. La respuesta era siempre la misma: responder al ataque y seguir el camino: "No puedes pararte, hay que seguir adelante".

El convoy finalmente llegó a la base Al Ándalus sin mayores incidencias. Úrsula Gardete y sus compañeros permanecieron en esta posición durante dos semanas, reforzando la seguridad de un puesto que sufría ataques constantes. Los militares aún latían al ritmo de la "batalla de las batallas del Ejército español", que había estallado una semana antes.

Allí permaneció durante 15 días con sus 15 noches, que era cuando los insurgentes se lanzaban contra la base española: "Noche sí y noche también tiraban con mortero". ¿Cómo se vive bajo ese fuego incesante? "No da tiempo a pensar demasiado, ni siquiera a dormir; intentábamos hacerlo lo mejor posible por el bien de todos".

¿Y la familia? "No se enteró hasta que pasó un año, estando allí... no se puede contar", recuerda Úrsula Gardete. "Pero sí quiero resaltar -interrumpe la entrevista- el compañerismo que surgió entre todos los que estábamos allí. Todo era de todos, todos ayudábamos a todos. Éramos una piña".

La cabo Úrsula Gardete es una de las protagonistas del calendario Mujeres con valor, presentado recientemente por el Ejército de Tierra.

*EL ESPAÑOL recoge las historias de mujeres militares del Ejército español que han combatido en primera línea de fuego, como la de Alejandra y Margarita, que lucharon en la batalla de Najaf (Irak); la de la soldado Manar, emboscada por el enemigo en Diwaniyah (Irak); la de la soldado Ángela, que rescató a un compañero herido por los talibán; la de la soldado Idoia, muerta en Afganistán tras salvar decenas de vidas; la de María José, Almudena y Adelina, que aguantaron un asedio en una comisaría afgana; la de María del Carmen, la 'paraca' que protegió a un compañero herido en Afganistán; la de Tania Parras, que frenó con su ametralladora al enemigo en Najaf (Irak); o la de Ana María, que cubrió a sus compañeros emboscados en IrakPuede conocer más historias pinchando aquí

Fuente: EL ESPAÑOL

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