Según informa Joaquín Vera en EL ESPAÑOL, "si no llega a ser por él, estamos todos muertos. Él ha dado la vida por nosotros". Quien habla -con lágrimas en los ojos y visiblemente afectada- es la nieta de Casimiro Díaz, conocido artísticamente en Castellón como el payaso Boniato o Boni. Esta joven de 22 años vio este martes cómo su abuelo le salvase la vida después de que la ex pareja de su madre entrase en casa con un cuchillo en la mano, se lo pusiese en el corazón y amenazase con matarla.
Pero su abuelo Boni lo impidió. El héroe abuelo de 70 años se enfrentó al ex novio de su hija -quien había puesto 24 horas antes una denuncia por malos tratos contra el agresor y había rogado protección- llevándose la peor parte: Antonio Tellado, de 43 años, acabó con su vida a cuchilladas mientras defendía a su nieta.
Una nueva muerte relacionada con la lacra de la violencia de género, pero en este caso la víctima mortal no es una mujer. Casimiro Díaz disfrutaba de su jubilación en el Grao de Castellón después de una vida dedicada a arrancar carcajadas a los espectadores de su circo familiar. Los Díaz cabalgaron durante lustros con las carpas del circo a cuestas por pueblos y ciudades de la costa mediterránea. Cada uno de los miembros se encargaba de una -o varias- tareas de la maquinaría del espectáculo.
Casimiro, el payaso Boniato o Boni, a secas, era el encargado de hacer reír a los más pequeños detrás de su nariz de payaso, su ropa ancha y sus pelucas de todos los colores. No sólo eso, también se encargaba de montar la carpa del escenario circense y en otras ocasiones se ocupada de montar las luces de la pista.
Años con la vida a cuestas -vio como cada hermano nacía en una provincia del Mediterráneo distinta- que acabaron cuando decidió formar una familia: cambió el nomadismo por una casa en El Grao, un distrito marítimo de Castellón de la Plana, a escasos cuatro kilómetros de la ciudad.
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