La atroz soledad de Urdangarin en Brieva: un bote de lejía, sin wifi y un funcionario cada 8 horas

- El ex duque de Palma se ha estado preparando en Ginebra con un psicólogo para la vida en prisión y sin contacto con los demás.

- Su primera comida en el presidio fue: judías pintas, pescado y yogur.

- Absolutamente solo, el marido de la Infanta tendrá, como Roldán, tiempo para escribir sus memorias.

La atroz soledad de Urdangarin en Brieva: un bote de lejía, sin wifi y un funcionario cada 8 horas - EL ESPAÑOL
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Según informan Brais Cedeira y Juan Luis Galiacho en EL ESPAÑOL, solo, en silencio, sin apenas contacto humano, como si hubiera sido “enterrado vivo”. Esta es la nueva realidad de Iñaki Urdangarin (50 años).  Es así desde el pasado lunes 18 de junio, y lo será, al menos, hasta que transcurran 17 meses y tenga derecho a alguna salida de prisión. Antes es prácticamente imposible. Por eso, este tiempo será su umbral, su primer reto, 570 días, dos inviernos completos en la fría e inhóspita cárcel de Brieva (Ávila). Hasta ahora, su más ilustre inquilino fue el ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán, quien llegó a comparar con Spandau. Así se llamaba la prisión en Berlín Occidental donde estuvieron encerrados en solitario 7 jerarcas nazis. El último en morir en aquel lugar, en 1987, fue Rudolf Hess. Pasó 20 años en solitario.

El pequeño módulo de hombres es ya el “hogar” de Urdangarin desde este pasado lunes. Nadie ha vuelto a entrar desde que lo abandonó Roldán en 2005 y apenas ha cambiado. Él  fue su último huésped. Los funcionarios se han tenido que afanar para eliminar las capas de polvo que cubrían los muebles y los utensilios de las estancias. Tan sólo han incluido calefacción y agua caliente. Cero privilegios para una celda adornada de un aura casi monacal. El ex duque tendrá tan solo lo justo y necesario para sobrellevar las heladas venideras que caigan sobre una cárcel construida en 1989 y que es, además, uno de los centros penitenciarios más fríos de toda España.

También han pasado por sus celdas algunos narcos arrepentidos de la Operación Nécora. El módulo no es muy grande: apenas alcanza los 1.000 metros cuadrados de edificación del total de 43.500 que ocupa la cárcel.

Nada más entrar, lo primero que uno advierte en ese desierto penitenciario es la cabina del funcionario; separa con unas rejas el pasillo que conduce al resto de dependencias. Siguiendo el recorrido, a la derecha están las cinco celdas, todas vacías menos las del cuñado del rey Felipe VI; a la izquierda, la sala-comedor con televisión, sólo para su uso. Será uno de los grandes refugios para su soledad. Al fondo del pasillo está el baño con cinco platos de ducha, retretes y lavabos.

Desde el módulo se llega al patio, pequeño y muy estrecho, apenas 25 metros de largo por 7 de ancho, que limitará sus paseos o actividades como el running, al que el ex duque de Palma se había vuelto muy aficionado participando en varios maratones en Ginebra. No tiene gimnasio, pero si van a suministrar material para hacer ejercicios de musculación y hasta una bicicleta estática. Estos primeros días disfrutará de buena temperatura y días largos, pero el invierno será duro. Urdangarin, según ha podido saber EL ESPAÑOL, lleva semanas mentalizándose en Suiza de lo que le viene por delante. Se ha adiestrado para la soledad con un psicólogo amigo en Ginebra. Así será su vida en prisión.

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