Así estafó a Amazon: devolvía la caja con tierra, recibía el reembolso y vendía el móvil

Es el segundo mayor fraude a Amazon por devoluciones en el mundo y el primero de España: consiguieron levantarle 330.000 euros al gigante
Así estafó a Amazon: devolvía la caja con tierra, recibía el reembolso y vendía el móvil - El Español
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Según informa David López Frías en El Español, James siempre fue un emprendedor. Este español de 22 años, de padre ghanés y residente en Mallorca, tenía claro que iba a invertir todo su talento en ganar mucho dinero. Y ¿qué mejor sitio para buscar dinero que la empresa más rica del mundo? Eso es exactamente lo que (presuntamente) hizo. James, junto a su compinche Juan, perpetraron la mayor estafa a Amazon que se ha registrado nunca en Europa. La segunda a nivel mundial. Más de 300.000 euros levantados. ¿Cómo lo consiguió? Llenando de tierra los paquetes recibidos y devolviéndolos como si contuviesen la mercancía original.

El juez ha dejado en libertad, bajo fianza de 3.000 euros, a James Gilbert Kwarteng, un joven mallorquín, residente en Marratxí (Palma de Mallorca), que está acusado de haber timado a lo grande a Amazon, el gigante de las ventas online. James le levantó a la empresa de Jeff Bezos un total de 330.000 euros en concepto de productos comprados y posteriormente no devueltos, según explica el Diario de Mallorca.

Estafa SL

James Gilbert Kwarteng consiguió idear un sistema para burlar los sistemas de seguridad del departamento de devoluciones de la compañía americana. Se da la circunstancia de que, además de recuperar el dinero, el chico se encontró con una cantidad tan ingente de productos sin estrenar (generalmente electrónica), que montó incluso una empresa de venta online. Una sociedad limitada para poder colocar a bajo precio toda la mercancía que le afanó a Amazon.

James encontró el procedimiento para burlar a la empresa norteamericana líder de venta por internet. Un sistema tan rudimentario que resulta sonrojante que sea suficiente para timar de forma continuada a la compañía que gana más dinero en el mundo. Consistía, básicamente, en controlar los pesos del paquete recibido y del devuelto.

La secuencia era la siguiente: James pedía un producto por Amazon. Pongamos un Iphone. Como cliente de Amazon Prime, lo recibía al día siguiente. Tal y como el artículo llegaba a sus manos, lo pesaba y anotaba el resultado. Después sacaba el teléfono del envoltorio y se lo quedaba. Luego abría la app de Amazon y ordenaba la devolución. Ya no quería el producto.

Llenar con tierra

Era entonces cuando entraba en escena la inventiva de James: abría el envoltorio vacío del Iphone y lo llenaba con tierra (o, en ocasiones, con otros materiales sin valor) hasta que el paquete alcanzase el mismo peso que registró al llegar. Una vez llegada a la cifra, lo cerraba, lo sellaba y se dirigía a la oficina de Correos para proceder a su devolución.

Pudiera parecer un procedimiento demasiado burdo como para ser útil, pero en realidad resultaba. Tanto James como Juan, sus compinche, su amigo (o más que amigo cuentan algunas fuente en la isla), habían encontrado el talón de Aquiles del gigante. Y es que aprendieron que cuando Amazon recibe su paquete devuelto, no los revisa antes de proceder a la devolución. Simplemente los pesa. El paquete sellado que enviaba James llegaba a las plataformas logísticas de la compañía, y los respectivos encargados de chequearlos lo pasaban por una báscula. Si el bulto pesaba lo mismo que pesaba cuando fue enviado al comprador original, lo daban por bueno y ordenaban la devolución del dinero. Así de simple.

Así, durante varios años, James y Juan se dedicaron a comprar artículos de gran valor, sacarlos de la bolsa y rellenar el bulto con tierra. Controlaban luego el peso, lo devolvían a Amazon, se quedaban con el artilugio en cuestión y con su dinero de vuelta de nuevo en su cuenta. Un negocio redondo y por el que nadie protestaba.

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