Así acribilló el clan de los Pistoleros a Edu, el luchador que defendía a mujeres maltratadas

- Edu fue asesinado a tiros el sábado en plena calle tras rebelarse muchas veces contra un clan familiar que atemorizaba al barrio.

- Dos agresiones a mujeres fueron los detonantes del enfrentamiento entre Edu y el violento clan. El difunto deja una niña de 2 años. El clan huyó y no hay detenidos.

Así acribilló el clan de los Pistoleros a Edu, el luchador que defendía a mujeres maltratadas - EL ESPAÑOL
photo_camera Así acribilló el clan de los Pistoleros a Edu, el luchador que defendía a mujeres maltratadas - EL ESPAÑOL

Un reportaje de David López Frías publicado en EL ESPAÑOL

No fue una pelea entre clanes rivales. No fue un ajuste de cuentas por temas de narcotráfico. No hubo un móvil económico. El asesinato de un hombre el sábado por la noche en Baró de Viver (Sant Andreu, Barcelona) es la historia de un clan gitano que tenía atemorizado a un barrio entero. Les llaman ‘Los Pistoleros’, por su facilidad para sacar armas de fuego. Una familia dedicada al narcotráfico que, además de haber amdedrentado y golpeado a medio vecindario durante años, tenía una especial querencia por agredir a las mujeres. Pero había un vecino que no nunca agachó la cabeza: Eduardo Colmena Cebrià, un exluchador de grecorromana que salió en defensa de las víctimas cada vez que vio algún abuso. "El clan no pudo soportar que un payo les plantase cara; por eso le decían 'El Payo Loco", cuentan desde el entorno del fallecido. Por eso han ido detrás de Edu durante 4 años. Por eso lo mataron a sangre fría antes de Navidad.

Eduard Colmena Cebrià, de 42 años y padre de una niña de 2, recibió cuatro tiros la tarde del sábado mientras paseaba a sus perros en el parque de su barrio. Los del ‘Clan de los Pistoleros’ llevaban todo el día buscándolo para matarlo. De hecho, cuentan los vecinos que la mitad del clan, los niños y los mayores, ya huyeron la noche de antes del barrio porque sabían que el sábado la iban a liar fuerte. 

El desencadenante del suceso fue una pelea el viernes por la tarde. Uno de los miembros de Los Pistoleros había agredido a una mujer del barrio. No era la primera vez que lo hacían. Y no era la primera vez que Eduard Colmena se enfrentaba con los agresores por ese motivo. “Edu pilló al agresor dentro de un bar, lo agarró del cuello, lo tumbó y le dijo que no volviese a pegarle”, cuenta Ángel, padre del asesinado. Esa tarde le pusieron la cruz definitiva a Edu.

Historia de un desencuentro

Ese fue el último enfrentamiento directo entre Edu y un miembro del clan. Pero la historia de desencuentros arranca mucho antes, poco después de que las gruas tirasen el asentamiento chabolista de Can Tunis. El auténtico supermercado de la droga de Barcelona hasta 2004. Fue ese año cuando lo desmantelaron y las familias fueron realojadas en distintos puntos de Barcelona. 

Una de las más conflictivas, tras dar varios bandazos por la ciudad, acabó realojada hace cinco años en un piso del barrio de Baró de Viver. Tal y como llegaron empezaron a amedrentar a los vecinos. “Vendían heroína y cocaína. Son muy peligrosos. Les decíamos el 'Clan de los Pistoleros' porque siempre iban armados. Siempre buscando pelea. Se ponían a disparar por la calle en mitad de la noche, gritando “Ha llegado el Patriarca” o “Aquí mandamos nosotros” y les daba igual quién hubiese cerca. Pero claro, como este barrio está abandonado por la policía, podían campar a sus anchas”, cuenta un amigo íntimo del fallecido.

Los demonios que llegaron desde Can Tunis

Los Pistoleros sembraron el pánico desde su llegada. Se emborrachaban en los bares y los destrozaban. Atracaban a los propios vecinos, amenazaban hasta a sus conocidos y agredían sin venir a cuento. “Una vez, uno de los miembros del clan le pegó una patada a un par de perros. El dueño de los animales se enzarzó con él y le devolvió las patadas. El Pistolero contestó marchándose a casa y agarrando la su arma. Volvió al parque y obligó al chaval, a punta de pistola, a arrodillarse para pedir perdón. Todo eso delante de los niños que salían del colegio”; cuenta otro vecino de la calle Clariana. 

Ante un barrio amenazado, una enorme figura emergía para plantar cara: Edu Colmena fue deportista de élite. Campeón de Cataluña de lucha, había sido entrenador deportivo y había trabajado en la construcción. Un portento físico que no bebía, no se drogaba y, sobre todo, no se achantaba. 

El incidente del garrote

El primer conflicto entre Edu y el clan tuvo lugar hace cuatro años. Todo vino porque “El Patriarca”, el mayor de los miembros de esa conflictiva familia, le había pegado con el bastón a una mujer que iba con sus dos niñas por la calle. “Lo hacía mucho. Es un ‘mala follá’. Siempre va con malos modales por la vida. Se enganchó con aquella mujer y le pegó bastonazos a ella y a las crías. A ellos les da igual pegarle a las mujeres”, cuenta un familiar del asesinado. 

Edu se enteró, se fue para el Patriarca, lo derribó y lo sometió con una llave. Luego agarró el bastón y lo rompió en su rodilla. “Ese fue el principio de todo. El incidente del garrote”, recuerda Ángel, padre del fallecido. 

Sigue leyendo este reportaje completo en EL ESPAÑOL

Comentarios