Armas en las taquillas y peleas continuas: así sobreviven los profesores españoles en EEUU

Los docentes entrevistados por EL ESPAÑOL aconsejan estar preparado para encontrarse, en ocasiones, en primera línea de fuego

Armas en las taquillas y peleas continuas: así sobreviven los profesores españoles en EEUU
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Según informa José Gallego Espina en EL ESPAÑOL, el tiroteo de esta semana en un instituto de Florida, con 17 víctimas mortales, ha vuelto a conmocionar a la sociedad estadounidense, y en esta ocasión también ha impactado a muchos españoles tras descubrir que una profesora riojana, Patricia Rivas, se hallaba en el centro escolar durante la masacre. Sin embargo, no es raro encontrar a nuestros maestros impartiendo español a este lado del Atlántico.

De hecho, cada año cientos de docentes llegan a los EEUU gracias al Programa de Profesores Visitantes del Ministerio de Educación, que les brinda una oportunidad de oro para adquirir una experiencia profesional internacional enseñando castellano en centros repartidos por todo el país y Canadá. Sin embargo, esta atractiva oferta tiene un lado menos conocido, del que pocos están avisados.

Este periódico ha contactado con varios profesores españoles que han pasado por diferentes estados para conocer sus experiencias. Lo primero que conviene dejar claro es que, a pesar de que todos reconocen la existencia de cierto peligro en los institutos estadounidenses, todos sin excepción recomiendan la aventura de venirse a trabajar aquí durante unos años. No obstante, aconsejan estar preparado para encontrarse, en ocasiones, en primera línea de fuego.

Éste es el caso de Daniel Molinero, profesor de inglés vasco de 42 años que se inscribió en el programa del ministerio y fue asignado a un high school a las afueras de Columbus, capital de Ohio, donde permaneció de agosto 2016 a junio 2017. “Me fui a enseñar español, como la mayoría, a un instituto que me habían comentado que era complicadillo. La realidad que me encontré fue dura. El trato con los alumnos era difícil, pero no me esperaba lo que ocurrió”.

“En noviembre de 2016, después de salir de la primera clase, nos convocaron a una reunión con los dos directores del instituto y nos contaron que a primera hora se había producido un incidente. Al parecer, detectaron que olía a marihuana cerca de un grupo de alumnos, por lo que hicieron un registro de las mochilas y, en una de ellas, encontraron dos pistolas cargadas y listas para ser usadas. Parece ser que el estudiante usó la droga para tranquilizarse antes de empezar. Aquello ocurrió a las 9 de la mañana. La siguiente clase que tenía ese estudiante era una tutoría conmigo. Fue chocante”, explica Daniel a EL ESPAÑOL.

Según relata este profesor, la Policía detuvo al estudiante y requisó las armas. Luego el centro envió una carta a los padres, en la que no contaron al detalle todo lo sucedido. “Les informaban de que la Policía ya se había hecho cargo de ese incidente, sin precisar todo lo que había pasado, lo que me resultó muy curioso”, resalta.

El joven, de 14 años, fue expulsado del colegio aunque se espera que regrese este curso. “Tras aquello pedí que me cambiaran de colegio, debido a las circunstancias, pero mi empleador se negó. Me dijeron que o tomaba la plaza que me dieron o abandonara el programa, y eso hice”, narra Daniel, que tuvo que acudir a varias sesiones de terapia tras aquel suceso.

“El instituto era difícil y la ayuda que recibí por parte de sus directores fue mínima. Creo que los españoles no estamos acostumbrados a esto. Que a un alumno que va a tu clase le cojan con dos pistolas cargadas... Yo decidí que no me compensaba quedarme otro año”, reconoce.

Esta iniciativa de profesores visitantes nació en 1986. Desde entonces, el Ministerio de Educación viene ofertando plazas para enseñar el idioma de Cervantes en Reino Unido, EEUU y Canadá. En las últimas convocatorias, se han sacado unas 900 plazas, de las que más de 600 corresponden a Norteamérica.

Javier -nombre ficticio- fue uno de los elegidos para este programa el pasado año. Este treintañero andaluz destinado en Michigan accede a hablar con EL ESPAÑOL a cambio de mantener su identidad oculta, ya que asegura que “las cosas no son sencillas” en su centro “y al final todo se sabe”. Es su primer año como maestro en una escuela de Detroit.

“A finales del pasado enero hubo un tiroteo en un centro escolar cercano durante un partido de baloncesto. En Detroit las cosas son muy complejas. Es una ciudad brutal, y esa brutalidad se refleja en los jóvenes que vienen de contextos desfavorecidos y con historias tremendas”, expone.

Según detalla, “aquí las escuelas dan prioridad a conservar al alumnado por encima del currículo”. “Se quiere favorecer que los críos tengan una oportunidad en la vida, que aprendan buenas maneras, buen comportamiento y una visión diferente a los contextos violentos de los que vienen. Hay historias horribles, mucha agresividad verbal, falta de disciplina y comportamiento incívico. Yo no sabía que me encontraría con esto”, relata.

A Javier no le avisaron de la situación con la que se toparía en su puesto. “En Madrid te dan una formación on-line sobre cómo es el sistema educativo, el programa informático para poner las notas, la gestión, la asistencia y la metodología de enseñanza; pero nadie te habla de la realidad del aula. Sí se nos dijo que la población es de mayoría afroamericana, y como no tengo problemas con eso, pues no puse reparos. Pero desde España uno no sabe lo que significa un centro con el 99% del alumnado de color. Cuando llegas te encuentras con una realidad cruda y muy diferente”, explica este docente.

Las peores plazas, ¿para españoles?

En su centro no hay problemas de armas, ya que cuentan con detectores de metales en las entradas y vigilantes de seguridad. “Eso es una norma común en la mayoría de los centros norteamericanos. La seguridad la usamos a veces para mandar a chicos rebeldes a la jefatura de estudio”, aclara Javier.

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