Según recoge el HuffPost, llegan las Navidades, la fecha de los abrazos por excelencia. La recomendación este año es clara: cuanto menos contacto, mejor. Mascarilla, distancia social, ventilación e higiene de manos son los mejores aliados.
Pero si, con todo, vas a arriesgarte a dar un abrazo a algún amigo o familiar (algo peligroso y que no deberías hacer), hay un gesto que puede reducir en parte los riesgos. El científico español José Luis Jiménez, profesor de la universidad de Colorado (Estados Unidos) y uno de los grandes expertos mundiales en la transmisión por aerosoles, ha explicado en El Diario Vasco que, aunque duela, este año los abrazos no deben darse.
Pero, si alguien se arriesga, el experto da un consejo: “Diría que a lo mejor se puede aguantar la respiración. Respirar y darse un abrazo y volver a mantener la distancia”. Eso sí, siempre con la mascarilla “muy bien puesta” y lavándose y desinfectándose las manos antes y después.
Del mismo modo, Jiménez explica que estos días lo mejor es no reunirse y celebrar las fiestas con el grupo habitual de convivencia. “Si la gente se va reunir, que se va reunir sí o sí, es mejor hacerlo lo menos posible, con la menor gente posible, el menor tiempo posible y ventilar”, subraya.
“No hay que asumir que porque un gobierno diga seis o diez personas o que los niños no cuentan, que eso no es peligroso, porque sigue siendo peligroso”, alerta.
El científico avisa de que las reuniones de Navidad “tienen condiciones muy propicias a casos de superpropagación”: “Es mucho tiempo en un espacio compartido, en unas casas en España que normalmente están muy bien selladas y muy mal ventiladas, hablando y sin mascarilla porque estás cenando, mezclando generaciones y gente que no vive en la misma casa...”
Por eso, dice que la única opción que garantiza cierta seguridad es “hacer un test y una cuarentena de dos semanas” antes de las Navidades. Una opción, obviamente, al alcance de muy pocos.
“Entonces yo diría que esta Navidad habría que saltársela, que simplemente es celebrarla, en cuanto a la cena y estas cosas, en espacios cerrados solo con gente con la que ya convivimos, y sobre todo no juntarse con abuelos”, zanja.
