Alba vuelve a caminar: la Junta se negó a operarla y ahora se recupera tras hacerlo en una clínica privada

La sanidad pública se ha negado a intervenir a una joven que ha pasado los últimos 20 meses sin poder moverse y siendo adicta a los medicamentos opiáceos con los que combatía el dolor. Decía que era "inviable"

Alba vuelve a caminar: la Junta se negó a operarla y ahora se recupera tras hacerlo en una clínica privada - EL ESPAÑOL
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Según informa Andros Lozano en EL ESPAÑOL, los ojos gatunos, negros y redondos de Alba ya no volverán a llorar de dolor. Al menos, no por la razón que hasta ahora provocaba sus lágrimas. “Andros -le dice la joven por teléfono al reportero-, ya puedo andar. Poquito a poco, aunque los fisios me dicen que aprendo muy deprisa. Estoy muy contenta. Ya no me duele nada la espalda. Y hasta sé cuando tengo pipí. Estoy muy feliz. El doctor Velarde es mi ángel de la guarda”.

El pasado 9 de julio, un equipo médico multidisciplinar liderado por el doctor Mario Velarde corrigió la desviación de columna de 45 grados que padecía esta joven jerezana de 18 años. En la misma intervención también le enderezó la pelvis. Desde hacía casi dos años, estos problemas físicos mantenían a Alba postrada en una cama sin poder moverse de cintura hacia debajo y adicta a los medicamentos opiáceos con los que combatía las frecuentes crisis de dolor que padecía.

A finales de febrero, su madre, Carolina Pacheco, la ingresó en el hospital de Jerez de la Frontera (Cádiz) con el fin de que los médicos de la sanidad pública la operasen. Siempre recibió un no por respuesta. El Sistema Andaluz de Salud (SAS), dependiente de la Junta de Andalucía, se negó rotundamente a realizarle la intervención “por inviable”, como explicaba a EL ESPAÑOL la propia madre de la joven en mayo de este año, cuando este medio contó la historia de su hija y la visitó en el centro hospitalario, donde seguía.

Este miércoles, un mes después de la intervención, que duró cuatro horas, Carolina Pacheco recuerda cómo tomó la decisión de poner en manos de la sanidad privada a Alba. “Había un médico que me decía que mi hija no estaba defenestrada ni condenada a vivir en una cama harta de tomar drogas. Pero el SAS me decía lo contrario, que no había solución. El doctor Velarde era mi último cartucho. Y lo gasté por mi hija. Suerte que ha salido todo bien”.

La operación de Alba se llevó a cabo en la clínica San Rafael, un centro privado de Cádiz. Ahora, la joven, ciega de nacimiento, pasa gran parte del día fuera de la cama, está yendo a rehabilitación y comienza a controlar los esfínteres. Las crisis de dolor han desaparecido. “Ha sido todo un éxito, el resultado es excelente”, explica Mario Velarde a este periódico. “A la niña sólo le queda esforzarse, caminar y recobrar toda la independencia de que ha sido privada en estos casi dos años de sufrimiento”.

"Mi hija ya es otra"

Al nacer, Alba era ciega. Con el paso de los años, su madre se fue dando cuenta de que la falta de visión no iba a ser la única discapacidad de su hija. Según fue creciendo, cuando la vestía se daba cuenta de que los laterales del pantalón o de la falda nunca le quedaban a la misma altura de la cadera. En la ducha, cuando Carolina enjabonaba la espalda de Alba o le lavaba el pelo, se percataba de que una escápula estaba más alta que la otra.

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