9.000 euros por un escroto: el español que acabó mutilado tras una vasectomía

La consejería de Sanidad niega que hubiera mala praxis y le da esa cifra tras reconocer que no cumplió con el consentimiento informado. Este hombre de apenas 40 años tuvo que cerrar su tienda y someterse a tres operaciones. Vivió tres meses sin escroto

9.000 euros por un escroto: el español que acabó mutilado tras una vasectomía
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Según informa Daniel Ramírez en EL ESPAÑOL, sólo será Gabriel durante este reportaje. Prefiere elegir un nombre ficticio y posar a contraluz por aquello del estigma. Vive en un pueblo de

Pontevedra y regenta un bazar de regalos. Hace tres años se sometió a una vasectomía, igual que casi 70.000 españoles cada doce meses. Todavía no sabe por qué le sobrevino esa infección, que le costó otras tres operaciones, la pérdida del escroto y cerca de cien días en cama con la zona testicular al aire, sin piel que la cubriera. "Una herida de guerra que ni en las películas".

Las fotografías de los genitales de Gabriel durante los días de la "gangrena", la "necrosis" y la "celulitis" son impublicables. "Es para que lo veas, fue un infierno, ¡y por una vasectomía! Muy difícil de creer", relata su abogado, Cipriano Castreje. La consejería de Sanidad de Galicia pretende compensar a Gabriel con 9.000 euros. Una cifra "ridícula", tanto a sus ojos como a los del letrado. Esta pérdida de escroto, que tuvo que ser reconstruido mediante cirugía plástica, "debería reportar a mi cliente entre 80.000 y 100.000 euros". Porque "no es sólo eso", incide Gabriel. Detrás se encuentra el cierre de su tienda durante casi medio año, una disfunción eréctil que costó borrar, el perjuicio estético, los daños psicológicos...

El Ejecutivo gallego reconoce no haber incluido en el consentimiento informado la totalidad de los riesgos, pero reitera que no hubo "mala praxis". "¿Cómo puede ser entonces que esa vasectomía, ese pinchacito de nada, terminara de esta forma?", dice Gabriel.

¿Gangrena de Fournier?

Tanto una parte como la otra reconocen que la infección fue grave, pero Gabriel habla de "una gangrena de Fournier", que comienza en la zona genital y avanza rápidamente hasta por encima de la cintura, causando la muerte de entre el 3% y el 70% de quienes la sufren.

"Cuando ingresé en el hospital de Pontevedra, me marcaron con un rotulador para ir comprobando que la gangrena no subía. Si lo hace, no la cuentas. Me tuvieron que operar de urgencia para limpiar todo. Estuve aislado del resto de pacientes", explica prendido del recuerdo, tres años después, "ya casi recuperado del todo".

El día de la primera operación

Marzo de 2015. Gabriel tiene 38 años y dos hijos, ambos nacidos por cesárea. "Los médicos recomendaron a mi mujer no alumbrar más". Era más sencillo que ella renunciase a la ligadura de trompas y que él solicitase una vasectomía: "Así lo hice, ya teníamos cumplido el cupo y todo parecía muy fácil".

Fue una mañana de miércoles. Gabriel acudió al hospital de Salnés. Cuando se tumbó, al borde de la anestesia local, ya había cumplido los "trámites": le había dicho al psicólogo de turno que estaba "seguro de lo que hacía" y se había rasurado los genitales. En menos de una hora salía por la puerta del hospital con la instrucción de "tomar ibuprofeno".

-Dentro del quirófano, ¿hubo algo que le pareciera raro?

-Había dos médicos. Uno, el que llevaba la voz cantante y firmó los papeles, que apenas intervino. La doctora, la que manejó el asunto, se puso nerviosísima. Pregunté si estaba todo bien porque vi que sangraba mucho. Me hizo mucho daño en el lado derecho.

"Al principio no querían ingresarme"

Sólo un par de días más tarde, Gabriel regresaba al hospital "con mucho dolor" e "inflamación". "Al principio no querían ingresarme, aceptaron después de que mi mujer y yo insistiéramos en que la sensación era horrible", recuerda.

Sobre ese fin de semana, Gabriel asegura no haber recibido asistencia médica especializada, algo que niega la consejería gallega. "Estuve allí con el suspensorio y el antibiótico. Se me iba hinchando todo. Al final, subió un médico de urgencias, que decidió mi traslado al hospital de Pontevedra".

A partir de ahí, las imágenes se difuminan por culpa de lo sufrido. "Me tuvieron mucho tiempo esperando, hicieron lo de la marca del rotulador... El lunes me operaron de urgencia. Quitaron piel muerta, costra, de todo... Me cerraron. A los dos días, volvieron a intervenirme porque la cosa iba a peor. Fue cuando me dejaron todo al aire". "No me lo creía, todo era una pesadilla, ¿todo eso por una vasectomía?". Su abogado, especialista en jurisdicción médica, asegura haber conocido media docena de casos similares en los últimos tres años. Menciona uno en concreto, el de un ciudadano de Vigo que llegó a un acuerdo con la Administración tras sufrir un percance similar: se conformó con 25.000 euros.

"Mi mujer estaba en shock"

En esa situación, tras haber perdido el escroto, Gabriel fue dado de alta. Era 27 de marzo, 23 días después del "pinchacito" de la vasectomía. No le cosieron la zona hasta junio. Entre medias, su mujer aparcó el trabajo para hacerle las curas: "Tuvimos la suerte de que la empresa era de su padre y pudo flexibilizar el horario". "Ella estaba en shock porque, imagínate la sensación, me había animado tanto a la vasectomía...", lamenta.

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