45 años de la masacre del Upstairs Lounge, cuando un país se tomaba a risa quemar vivos a 32 gais

Iglesias y funerarias se negaron a celebrar misas o entierros, las autoridades ignoraron el suceso y aún quedan víctimas sin identificar

45 años de la masacre del Upstairs Lounge, cuando un país se tomaba a risa quemar vivos a 32 gais
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Según informa José Gallego Espina en EL ESPAÑOL, la celebración del Orgullo Gay o LGTBI, como se lo conoce en los últimos años, está estrechamente conectada con Estados Unidos. El 28 de junio conmemora los disturbios del club Stonewall, unas protestas callejeras que se produjeron en Nueva York en 1969 tras una redada policial en aquel local de ambiente de Greenwich Village. Pero existe otro episodio negro menos conocido en la historia de la comunidad homosexual norteamericana del que ahora se cumplen 45 años y que marcó a toda una generación de estadounidenses en el armario, el incendio del UpStairs Lounge de Nueva Orleans, un fuego provocado y aún sin resolver que dejó 32 muertos, de los que todavía tres siguen sin identificar.

Las causas de aquel suceso siguen sin estar claras, ya que la policía de la época no puso excesivo interés por resolver aquel ataque. Pero la trascendencia de lo ocurrido va más allá de la treintena de fallecidos. Lo que siguió a las llamas fue un martirio tan devastador que aún hoy sigue sin cicatrizar. Homofobia, chistes, desdén y silencio, un silencio que se ha prolongado durante décadas hasta que Nueva Orleans y EEUU poco a poco ha vuelto a mirar hacia las cenizas de aquellos hechos para tratar de hacer justicia con la memoria de las víctimas.

"La gente decía todo tipo de cosas terribles. 'Dejad que los gusanos se quemen', o algo así como 'Oh, sus vestidos van a arder. Nada importante’. Se dijeron demasiadas cosas”, lamenta Ricky Everett, uno de los supervivientes de la tragedia.

El UpStairs Lounge era un bar gay en Nueva Orleans situado en el barrio francés. Aquel 24 de junio de 1973 se congregaron allí unas 60 personas, muchas de ellas asistiendo a una reunión de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, un grupo religioso fundado en Los Ángeles años antes para el colectivo LGBT. Este local, situado en la planta alta del edificio, era uno de los pocos sitios donde este culto podía organizar sus actos con la discreción necesaria en aquella época.

Todo sucedió muy rápido. El fuego comenzó en la escalera, atrapando a las personas en que se encontraban en el segundo piso.

“Pasó de repente. Las llamas se dispararon directamente a lo largo de toda la barra y, al momento, todo estaba envuelto en fuego”, recuerda Everett.

El bar se convirtió en un infierno. El calor hizo que las alfombras se levantaran del suelo. Según el New Orleans Times-Picayune, los clientes trataron de huir por las ventanas, pero no pudieron porque había rejas instaladas. Después se supo que las barras se soltaban tirando de ellas hacia adentro, pero en aquel momento de pánico nadie acertó a probarlo.

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