La abundancia de fuentes, arroyos, ramblas y los cinco ríos que convergen en su territorio, unidos a los abrigos existentes en estas tierras, convirtieron el valle del Cabriel en una zona privilegiada para el asentamiento humano. Son precisamente esas aguas cristalinas y refrescantes como pocas las que probablemente dan nombre a Enguídanos y las que han convertido hoy a esta coqueta localidad conquense en un paraíso para los amantes de la naturaleza.
Situado en la Serranía de Cuenca, muy cerca de la frontera valenciana, Enguídanos es cuna y vergel / entre montes y el Cabriel, como dicen los versos de su himno. En sus alrededores se encuentran innumerables vestigios e importantes yacimientos del neolítico y de su pasado romano. La entrada al caserío urbano ya nos avisa de lo que podemos encontrar, pues está rodeado de montes y cerros como La Losilla, Matallana, Azagrado, Pinos Altos, Maraña, Las Ramblas o Dehesa Boyal. El paisaje es abrupto y los caminos sinuosos.
EL ENCANTO DE UN PUEBLO
Enguídanos tiene su centro neurálgico en la Plaza Mayor, de la salen varias calles que hay que recorrer con pausa fijándose en los detalle de la arquitectura popular que todavía se conservan en las fachadas de sus casas solariegas o palaciegas: balconadas de madera, portadas y ventanales muy característicos de la zona, escudos, rejas o diversos motivos ornamentales se ofrecen a los ojos del viajero.
La Iglesia Parroquial de la Asunción se levanta en una esquina de la plaza. En nuestro paseo encontraremos varios miradores que nos ofrecen unas magníficas del río, el valle y el propio casco urbano. Es obligatoria la subida al castillo que se levanta en un cerro dominando todo el contorno. Construido por los árabes sobre la base de un castro íbero-romano entre los siglos X y XI, su misión primordial fue la defensa avanzada de los reinos levantinos.
PARAÍSO NATURAL
Pero, sin duda, y pese al encanto del pequeño núcleo urbano, lo que más busca el visitante y hace realmente encantador este destino son las variadas posibilidades de inmersión en la naturaleza. Hoces o cañones de gran belleza como la Hoz del Agua (un rincón idílico con abundantes fuentes y manantiales que afloran en las grietas de los barrancos, y con un impresionante mirador), la Hoz Cerrada, la Hoz Seca, la Hoz del río Mira (un pequeño cañón fluvial horadado en las espectaculares paredes verticales en la desembocadura del embalse de Contreras es) o la Hoz del Perejil (con unas vistas magníficas de los cortados sobre el río) son una delicia natural.
Los rincones para el paseo y el refresco se multiplican en los ríos que riegan todos los alrededores: el Cabriel y sus afluentes el Guadazaón, el Narboneta, el San Martín y el río Mira. A todo ello, y también con el agua como protagonista, hay que sumar la oferta de ocio en la naturaleza que presentan sus los embalses cercanos: el del Batanejo, el de Víllora y el de Contreras. Dentro de sus numerosas ramblas destaca la de las Salinas, donde hace años existió un balneario de baños de agua salada.
LAS CHORRERAS: LAS AGUAS MÁS LIMPIAS DE EUROPA
Si el lector todavía no encuentra motivos para acercarse a Enguídanos (todos tenemos un mal día) puede echar un vistazo a lo que le espera en Las Chorreras. Este rincón del río Cabriel (a unos 5 kilómetros de Enguídanos y junto al salto donde se ubica la Central Hidroeléctrica Lucas de Urquijo) es un paraje excepcional y único. Estas aguas, consideradas de las más limpias y cristalina de toda Europa, han modelado la roca caliza durante milenios dando como resultado un espectacular paraje de cascadas, balsas, rápidos y saltos de agua convirtiéndolo en una de los espacios naturales más sorprendentes de España.
Estos atractivos están al alcance de todos los públicos. La zona está perfectamente preparada para conocerla a pie por senderos señalizados, para hacer recorridos en bici de montaña o a caballo; y los amantes de las emociones fuertes pueden practicar rafting o puenting. La oferta hostelera es amplia con un enfoque muy rural. Toda la información está disponible en la Oficina de Turismo de Enguídanos. Sin duda: un paraíso a la vuelta de la esquina.
