Según recoge El Caso, Theresa Greene trabaja en el servicio de urgencias de un hospital de Miami (Estados Unidos) donde, como muchos otros profesionales de la sanidad por todo el mundo, trata con enfermos de coronavirus, y esto le ha hecho perder la custodia de su hija de 4 años.
Theresa Greene hace dos años que se separó de su marido y los dos compartían la custodia de la menor, así fue hasta que estalló la pandemia del Covid-19. Una pandemia que desde hace días tiene su principal foco en los Estados Unidos, superando a los 26.000 muertos.
La expareja de Theresa solicitó al juez la custodia total de su hija alegando que su exmujer estaba expuesta a "una amenaza importante". Y el juez Bernard Shapiro le dio la razón, concediéndole la custodia temporal, es decir, hasta que acabe la pandemia de coronavirus o se pueda controlar.
La defensa de la doctora argumentó ante el juez que no era la primera vez que Greene trataba enfermedades contagiosas y peligrosas, y que su hija nunca se ha visto afectada por ello. Por descontado, la médico ha asegurado que el hospital donde trabaja cuenta con todo el equipo de protección necesario.
Pero nada de eso ha sido suficiente para que Theresa Greene pueda mantener la custodia compartida de su hija de 4 años. "No es justo. Es cruel pedirme que escoja entre mi hija y el juramento que hice como médico", ha explicado la doctora a 7NEWS Miami.
La doctora Greene ha sido clara y contundente al afirmar que "no abandonaré a mi equipo de trabajo ni a los pacientes que cada vez más me buscarán para salvar sus vidas durante las próximas semanas, pero es una tortura".
Tal y como ha dictaminado el juez, madre e hija sólo podrán tener contacto por videollamada, una decisión que Greene considera completamente injusta porque, si todavía estuviera casada "podría ir a casa con mi hija, nadie podría decirme que no lo tendría que hacer".
