Siempre hay flores para Nino Bravo en Villarrubio, el pueblo en el que murió

Siempre hay flores en el monumento a Nino Bravo que se levanta en Villarrubio (Cuenca), el pueblo en el que perdió la vida a consecuencia de un accidente de tráfico que ocurrió hace hoy 40 años y que, a pesar del tiempo transcurrido, sigue siendo un lugar de peregrinación de admiradores del artista.

Así lo ha comentado hoy a Efe José Luis Flores, copropietario del restaurante 'El Vasco' (junto con su hermano y alcalde de Villarrubio, Antonio Flores), en el que Nino Bravo siempre paraba para comer en sus desplazamientos.

De hecho, en el restaurante mantienen la mesa en la que comía el cantante valenciano, en la que constantemente hay personas haciéndose fotografías, ha señalado Flores, que ha apuntado que Nino Bravo era muy amigo de su padre y que invariablemente siempre pedía chuletillas de lechal y potaje casero cuando paraba a comer.

Él mismo va a comer hoy en esa mesa con su mujer, en homenaje al cantante fallecido el 16 de abril de 1973, cuando el turismo en el que viajaba (en compañía de acompañado por su guitarrista y José Juesas Francés y del Dúo Humo) se salió de la carretera N-III en una curva que estaba situada a la entrada de Villarrubio.

"Viene mucha gente al restaurante a sacar la mesa en la que comía siempre" y también a hacer fotografías en el monumento al cantante que se levanta en Villarrubio desde 2008, en el hay una cruz "en la que siempre hay flores, nunca le faltan las flores a Nino Bravo", subraya José Luis Flores.

"Era muy amigo nuestro", ha señalado el restaurador, quien ha lamentado que "la mala fortuna" quiso que Nino Bravo fuera a tener el accidente que le costó la vida en su pueblo.

Recuerda perfectamente lo ocurrido el 16 de abril de 1973 (cuando él contaba 20 años de edad) y relata que se enteraron del suceso porque un camionero entró en el restaurante a lavarse las manos y les comentó que se había producido un accidente en la entrada del pueblo, "en una curva muy mala" que había entonces en la N-III.

El camionero explicó que había estado auxiliando a los accidentados y que debían de ser músicos, porque en el barbecho en el que volcó el turismo en el que viajaban quedaron esparcidos instrumentos musicales y muchas partituras.

Después se enteraron, consternados, que a consecuencia del accidente había fallecido Nino Bravo, cuyo recuerdo sigue muy presente en Villarubio 40 años más tarde.

Villarrubio ha dedicado una calle a Nino Bravo y está hermanado con Aielo de Malferit (Valencia), el pueblo natal de Nino Bravo, cuyos habitantes participaron en el homenaje que se le hizo al cantante en el municipio conquense en mayo de 2010.

En el homenaje participaron también los alcaldes de Villarrubio, Antonio Flores, y Aielo de Malferit, Juan Luis de Juan, así como una de las hijas del cantante, Amparo Ferri, que asistió al descubrimiento del monolito que da el nombre la calle Nino Bravo, situada a la entrada del pueblo frente al lugar donde ocurrió el accidente en al antiguo trazado de la N-III.

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