Exigen dimisiones al cumplirse un año de las primeras intoxicaciones en el HUT
Los empleados del Hospital Universitario de Toledo volvieron a concentrarse este jueves para exigir cambios profundos en la gestión del complejo sanitario, cuando se cumple un año desde las primeras intoxicaciones denunciadas por trabajadores del Laboratorio de Anatomía Patológica. Las reclamaciones, que incluyen la dimisión de la dirección del hospital y del consejero de Sanidad, contrastan con la versión del Gobierno regional, que asegura que no existen riesgos tóxicos ni retrasos en las pruebas.
Un año de síntomas sin solución, según los trabajadores
Inés Pedreño, delegada de Prevención del centro, denunció ante los medios que la situación persiste pese al tiempo transcurrido y a las mediciones realizadas. "Estamos hartos de decir que medir no es proteger", afirmó, subrayando que los empleados continúan presentando erupciones oculares, sangrados nasales, lesiones cutáneas y episodios de disminución de la consciencia.
Pedreño sostuvo que, si los sistemas de ventilación están en orden, "todo indica que va por el sumidero", por lo que reclamó que se levanten y revisen todas las conducciones de aguas residuales. "La solución es cuestión de dinero, de ganas y de voluntad", lamentó, criticando la falta de acciones efectivas.
Además, los trabajadores reclaman que el laboratorio sea trasladado al espacio donde estaba inicialmente previsto su emplazamiento. Consideran que la ubicación actual ha generado problemas sostenidos que afectan no solo a la plantilla, sino también al propio servicio. Como gesto simbólico, en la concentración exhibieron un sarcófago de cartón y velas, representando la "muerte del servicio", que calificaron como "una muerte a cachitos".
La delegada de Prevención advirtió del impacto asistencial: "¿Cuánto están tardando las pruebas? ¿Qué retraso llevamos en el cribado del cáncer de cérvix y en el resto de los cribados?". También alertó de las posibles consecuencias a medio y largo plazo sobre la salud del personal.
El consejero niega intoxicaciones y retrasos
La respuesta de la Junta llegó casi en paralelo a la protesta. El consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, negó tajantemente que se estén produciendo intoxicaciones o retrasos en la actividad diagnóstica del hospital. Rebatió así las afirmaciones de CSIF, que esta semana había insistido en la persistencia de síntomas y en demoras en pruebas como citologías o biopsias.
Fernández Sanz destacó el incremento de actividad que ha asumido el nuevo hospital: "Hacemos al año 20.000 biopsias más, hemos pasado de 38.000 a 58.000". Agradeció el esfuerzo de los trabajadores y aseguró que "no hay retrasos" y que se está ofreciendo "normalidad" en el funcionamiento de los laboratorios.
Sobre las presuntas intoxicaciones, el consejero sostuvo que no hay "motivos para pensar" en esa posibilidad, dado que "no hay personas de baja por ello". Afirmó que se están realizando mediciones con tres empresas diferentes y que todas sitúan los valores "por debajo de los niveles recomendados".
Recordó además que un juez ya desestimó en su momento las propuestas de los sindicatos, y señaló que la Consejería permanece a la espera del dictamen del Consejo de Seguridad Nuclear, llamado por los trabajadores. "Somos respetuosos y estamos expectantes, pero no tenemos datos objetivos para pensar en eso", reiteró.
El titular de Sanidad mostró "máximo respeto" hacia las reivindicaciones sindicales, si bien puntualizó que "no siempre pudo ser así", insistiendo en que los órganos de prevención conocen de forma transparente todos los datos disponibles.
Un conflicto sin resolver
Mientras los trabajadores hablan de un año de síntomas, incertidumbres y falta de soluciones estructurales, la administración sanitaria insiste en la normalidad y en la ausencia de riesgos objetivos. Entre ambos discursos, la situación del laboratorio continúa en el centro del debate sanitario en Toledo, pendiente ahora de las conclusiones del Consejo de Seguridad Nuclear y de si habrá cambios organizativos en los próximos meses.