Destacan el carácter violento y dominante de uno de los acusados en crimen de Belvís

Los agentes que han declarado este martes en el juicio por el asesinato de un cazador de Belvís de la Jara (Toledo) en 2013 han coincidido en el carácter violento y dominante de uno de los acusados, Rufino González, apodado 'Conejo'

Los agentes que han declarado este martes en el juicio por el asesinato de un cazador de Belvís de la Jara (Toledo) en 2013 han coincidido en el carácter violento y dominante de uno de los acusados, Rufino González, apodado 'Conejo', y el temor y sumisión que sentía hacia él Flores Alba, el otro acusado.

Una decena de guardias civiles del puesto de Belvís de la Jara y de la Policía Judicial de Talavera de la Reina y de Toledo han declarado esta mañana en la segunda sesión del juicio por el asesinato de Antonio Fernández, el cazador que fue asesinado el 30 de septiembre de 2013 y cuyo cadáver se encontró el 14 de febrero de 2014 en la finca 'Los Baños' de Aldeanueva de Barbarroya.

Estos agentes participaron tanto en la búsqueda inicial, cuando se creía que el cazador seguía vivo, como en el hallazgo de los zulos con las armas, el registro de la vivienda en la que residían los acusados (que son primos hermanos) y el levantamiento del cadáver una vez que Flores confesó donde estaba enterrado el cuerpo.

Un agente ha apuntado que al comienzo de la búsqueda, el 2 de octubre de 2013, Flores "casi empezó a llorar" y con "ojos vidriosos" estuvo a punto de "derrumbarse" y colaborar con los agentes, pero cruzó su mirada con Rufino y cambio de actitud debido "al miedo que le tenía".

Este guardia civil, que precisamente se había incorporado a su destino como responsable del puesto de Belvís de la Jara el mismo 30 de septiembre en que fue asesinado el cazador, ha explicado que Rufino era "bastante temido" en la zona, porque era agresivo y amenazaba a los vecinos.

También ha precisado que las dimensiones de la fosa para enterrar el cazador, que habían preparado días antes del asesinato, eran "perfectas" para enterrar al cazador -un hombre corpulento de casi 1,90 metros de altura y algo más de cien kilos de peso- y que quedara "mimetizada" en el terreno, de vegetación espesa y jara.

De hecho, ha admitido que mucho antes de encontrar el cadáver un agente había excavado justo encima de la tumba, pero lo dejó cuando quitó tierra y encontró piedra debajo.

Otro miembro de la Policía Judicial ha añadido que Rufino era "muy inteligente" y " muy metódico", y varios agentes han citado el carácter agresivo de 'Conejo' y la sumisión de Flores, pero también han corroborado que ambos colaboraron en la preparación del foso que sirvió de tumba y en todos los pasos dados para ocultar pruebas y armas.

Ambos eran "uña y carne", según una agente, que ha apuntado que aunque Rufino fuera el autor del disparo (según el informe policial y la tesis del fiscal) Flores fue el "colaborador necesario" en el asesinato.

En la sesión de hoy se ha evidenciado, además, que la finca 'Los Baños', de unas 500 hectáreas de superficie, era de "uso y disfrute" de 'Conejo', según un testigo, y que incluso uno de los socios del coto dijo que seguía pagando la cuota por temor a Rufino aunque no iba a cazar.

Además, el magistrado que preside el juicio, Rafael Cancer, ha advertido al abogado de la acusación particular y le ha recordado que Gabriela, expareja de Rufino, no está imputada en la causa -lo estuvo en un momento pero su caso fue sobreseído- y, por tanto, no compete hacer preguntas a los testigos sobre su implicación.

El ministerio público pide 27 años de cárcel para Rufino González (de 67 años) y 24 para Flores Alba (de 53) por los delitos de asesinato, robo con violencia y tenencia ilícita de armas, en tanto la acusación particular iguala las penas y las eleva a 28 años de prisión, y las defensas piden la absolución de sus clientes.

Comentarios