Toman 22 muestras en la finca toledana vinculada al descuartizador de Majadahonda

Los agentes de Criminalística, en su inspección de la finca en Santa Cruz de la Zarza (Toledo) propiedad de la tía del casero acusado de asesinar a una mujer, han cogido 22 muestras en el interior de un gran contenedor azul

Toman 22 muestras en la finca toledana de Santa Cruz de la Zarza vinculada al descuartizador de Majadahonda
photo_camera Toman 22 muestras en la finca toledana de Santa Cruz de la Zarza vinculada al descuartizador de Majadahonda

Los agentes de Criminalística, en su inspección de la finca en Santa Cruz de la Zarza (Toledo) propiedad de la tía del casero acusado de asesinar a una mujer en Majadahonda, han cogido 22 muestras en el interior de un gran contenedor azul situado en medio de los olivares.

Dos de ellas tenían restos de sangre, aún por determinar si es humana. De momento, se descartan nuevos registros en otras fincas familiares

Por otro lado, la picadora industrial de carne hallada con restos de sangre de Adriana G., la mujer argentina desaparecida, fue hallada por la Guardia Civil en el sótano del chalé en el que residía en Majadahonda (Madrid), un lugar con llave y al que no tenían acceso a los inquilinos, según ha explicado el comandante jefe del Puesto de esa localidad, Julián Martínez.

Esta nueva información refuerza la hipótesis de que fue el casero de la desaparecida, Bruno H., el que la asesinó, la intentó descuartizar y se deshizo de sus restos. No obstante, de momento este hombre está en prisión provisional acusado sólo de detención ilegal, a la espera de que las pruebas refuercen la hipótesis de homicidio.

La investigación policial comenzó el 6 de abril, cuando un hombre de origen argentino denunció la desaparición de su hermana Adriana G. ante la imposibilidad de contactar con ella. La búsqueda se inició en el domicilio de la mujer, situado en la urbanización Las Sacedillas de Majadahonda, hablando con su vecinos, el entorno personal y laboral de la misma.

En un primer momento, los agentes fueron a dicho chalé y para ello contactaron con su casero. En su interior comprobaron que allí no estaba retenida en contra de su voluntad y había objetos y documentos importantes que no se hubiera dejado ninguna persona que quisiera marcharse o desaparecer voluntariamente.

Además, el casero entró en determinadas contradicciones. Por ello, ya ante la posibilidad de estar ante una desaparición "de alto riesgo", los agentes detuvieron a Bruno, de 32 años, por su presunta implicación en dicha desaparición.

Por ello, y tras los indicios de una desaparición no voluntaria, solicitaron a la autoridad judicial la correspondiente orden de registro del chalé, donde recogieron por la noche "vestigios" que fueron remitidas al departamento de Criminalística para su análisis. Y todo a pesar de que tienen constancia de que días antes compró en un centro comercial un gran cantidad de productos de limpieza y guantes para, presuntamente, deshacerse de los mismos.

Concretamente, se halló la picadora en un sótano al que no tenían acceso los inquilinos y restos de sangre en la misma, que el laboratorio ha determinado que se trata de la supuesta víctima. Ahora, los guardias civiles encargados del caso están analizando el número de serie y fabricante de la trituradora para determinar dónde y sobre todo si fue comprada antes o después de la desaparición de Adriana.

El 8 de abril registraron el domicilio paterno del arrestado, donde vivía habitualmente. Allí los agentes localizaron diferentes efectos de la desaparecida, que afianzaban la hipótesis de que no eran voluntaria su desaparición. Allí hallaron una carta de autodespido, una copia de las llaves del automóvil, un ordenador portátil y otros efectos de índole personal que el detenido no acreditó su procedencia.

El 10 de abril, la Policía Local de Móstoles localizó cerca de la vivienda del arrestado el vehículo de la mujer, que fue trasladado al laboratorio para un exhaustivo análisis. Las pruebas no han sido determinantes, pero indican que desde hacía tiempo ese coche no había sido usado.

Con la finalidad de buscar nuevas pruebas incriminatorias, el 20 de abril la Guardia Civil realizó una nueva inspección ocular en el domicilio de Majadahonda, donde ya utilizaron técnicas específicas para la localización de restos biológicos (la llamada luz azul), manchas que fueron halladas incluso en el dormitorio de arriba, ha indicado el comandante.

Paralelamente, los agentes han estado localizando a los inquilinos que habían pasado por dicha casa. Así, han dado, gracias a la colaboración con policías de otros países, con el paradero de todos de ellos tanto en España como en países sudamericanos donde ahora residen, menos a Adriana y a la propia tía del desaparecido, Lidia H.F., de la que no se sabe nada desde 2011 y de la que no figura ni informe de defunción ni rastro en hospitales, geriátricos o centros de salud.

LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN

La Guardia Civil ha dado credibilidad a algunos testimonios de los vecinos, sobre todos los vertidos antes de la llegada de los medios de comunicación. Concretamente, a los referentes a que el casero detenido había tirado con delicadeza grandes bolsas de basuras días antes.

Ante ello, los agentes llevan inmovilizadas 20.000 toneladas de basura en el vertedero de Pinto, lugar donde acaban los desechos de los contenedores de esa zona de Majadahonda. El comandante agradecido a la Comunidad de Madrid y a la Mancomunidad de la zona su ayuda en este rastreo, al tiempo que ha asado que "llevará meses" dar con algún posible resultado.

Por otra parte, el comandante ha negado que se haya localizado restos de dientes en la picadora o el teléfono móvil de la desaparecida. Sobre este respecto, ha confirmado que hay movimientos de este terminal en Barcelona en los días en los que la Guardia Civil entiende que pudo desaparecer la mujer (últimos días de marzo o primeros de abril, tras su llegada de Argentina). Los agentes sospechan que pudo ser una táctica del casero para despistarles, ya que tienen imágenes de él pero no de Adriana en la ciudad condal en dichas fechas.

PERFIL PSICOLÓGICO

Según ha explicado Julián Martínez, Bruno es un hombre "frío y extraño", que en algunos momentos ha entrado en contradicciones. Asimismo, ha indicado que "en ningún momento ha querido facilitar ningún dato y no ha colaborado" con la Guardia Civil.

Todos los vecinos y conocidos con los que han hablado los investigadores lo califican como una persona "rara". No obstante, el comandante ha negado que las pruebas no determinan que realizara conjuras satánicas ni diabólicas, ya que en su vivienda no se han encontrado ni objetos ni manuscritos relacionados con este tipo de ritos.

La Guardia Civil si tiene constancia de antecedentes por problemas psiquátricos (sin especificar si se trata de esquizofrenia u otra enfermedad), aunque de momento no le han realizado el oportuno informe psicológico con el que realizar un perfil. "Pero todo apunta a que tenía un perfil extraño en la vivienda, era una persona rara para todo el mundo. Tenía comportamientos de todo tipo. A veces moraba en habitaciones de la vivienda de Majadahonda, donde tenía zonas cerradas donde sólo él podía acceder", ha dicho el comandante.

No obstante, Bruno tenía una vida aparentemente normal, tenía novia --según algunos vecinos-- y aunque ahora estaba en paro ha tenido varios trabajos en una central de alarmas, repartiendo publicidad y reparando ordenadores.

Como conclusión, la delegada del Gobierno, Concepción Dancausa, ha señalado que la información aportada hoy, una vez se ha levantado el secreto del sumario, es "un ejercicio de transparencia". Además, ha agradecido el trabajo que está realizando los 100 agentes que están trabajando en el caso de los grupos de Homicidios de la Comandancia, policía Judicial, unidades de perros y personal de laboratorio.

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