El Arzobispo de Santiago recuerda al cardenal Marcelo tras 15 años de su muerte

En el escrito, difundido por la Archidiócesis de Toledo, la autoridad eclesiástica de Santiago de Compostela ha recordado la etapa del cardenal Marcelo como obispo en Astorga, desde 1961 a 1966, por ser el período en el que más lo conoció

El arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, ha dedicado un escrito a la memoria del que fuera arzobispo de Toledo y cardenal Marcelo González Martín cuando se cumplen 15 años de su muerte este domingo 25 de agosto.

En el escrito, difundido por la Archidiócesis de Toledo y recogido por Efe, la autoridad eclesiástica de Santiago de Compostela ha recordado la etapa del cardenal Marcelo como obispo en Astorga, desde 1961 a 1966, por ser el período en el que más lo conoció.

Barrio ha rememorado que cuando el entonces obispo llegó a la iglesia asturicense "venía equipado con la responsabilidad y la autoridad adecuadas para predicar el evangelio, guiar la comunidad diocesana y dar testimonio a través de la caridad pastoral".

Traía, ha contado, una "rica experiencia espiritual y grandes saberes" avalados por la ciencia teológica y por una "espléndida erudición cultural, no ajena a una elocuencia acreditada", pero sobre todo ha destacado que era "sensible a la sociedad".

"Pensamiento sólido, palabra precisa tanto hablada como escrita, elegancia en el decir, actitud de diálogo y de búsqueda" configuraban, según el arzobispo de Santiago, los rasgos de la personalidad pastoral de Marcelo González.

Asimismo, ha señalado que "uno se acercaba a don Marcelo con respeto reverencial que incluía esa cercanía siempre ofrecida por parte de él" y, a su juicio, en cada una de las facetas que desarrollaba reflejaba "la verdad, la belleza y la bondad de su ministerio episcopal".

Además, ha resaltado que mostró "interés y preocupación" por la formación académica de los seminaristas en todos los aspectos, en especial en la formación musical en el plan de estudios, y que solía pasear por los claustros del Seminario y visitar a los seminaristas enfermos.

Traslucía, a su parecer, una actitud pastoral "significada por la inteligencia, la sencillez y el afecto fraterno", en la que "la fidelidad a la fe católica se conjugó con el servicio sacrificado a los diocesanos".

Un pastoreo, ha añadido, "siempre complejo" relacionado con las palabras "riesgo, confianza y aventura", y mostrando en Astorga "la dimensión social de la fe en medio de los problemas sociales".

"Afirmar lo válido del pasado y asumir lo bueno del presente con la esperanza de un futuro mejor fue el hilo conductor de su actuación ministerial", ha concluido.

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