Según recoge CHIC, Rociito arremetió en la novena entrega de su docudrama contra todo el sector crítico dentro de la propia cadena, todos aquellos periodistas o colaboradores que han dudado o cuestionado el testimonio de la hija de Rocío Jurado en algún momento.
Rocío Carrasco mostró especial inquina contra Marisa Martín Blázquez y Gustavo González, y lo hizo con la aprobación de la presentadora Carlota Corredera, que ya al principio se reiteró en sus ataques contra los que ha denominado "negacionistas" de Rocío. Antes de dar paso a algunas de estas declaraciones, Corredera bromeó asegurando que mañana "no podría entrar en el plató".
Marisa Martín Blázquez restó importancia a la paliza de Rocío Flores a su madre, que denominó "banal" en febrero de 2013, algo que ofendió y sorprendió sobremanera a Carlota Corredera y Rocío Carrasco.
Pero también Kiko Matamoros, a quien Rocío Carrasco señaló como alguien muy parecido a Antonio David. "Es mentira lo que dice Kiko Matamoros, tengo documentos del neurólogo. Se tiene que seguir creando la imagen por si esa imagen tiene riesgo de caer un poquito, porque que yo tenga esa imagen, a él le reporta beneficio económico. Aquí hay muchos intereses creados. Mi hijo tiene necesidades que han estado cubiertas por mí desde el día que nació", dijo.
De Gustavo González dijo estar conchabado con su ex para tomar fotos, como cuando la Guardia Civil la llamó a declarar por la denuncia que le había interpuesto su hija. Allí identificaron a una persona de la agencia de Gustavo González tomando imágenes de Rocío, Fidel y su abogado, escondida en un coche. "Solamente lo sabía la jueza y los guardias que me llaman, les pidió la máxima discreción posible", dijo apuntando a un nuevo chivatazo de Antonio David.
A continuación vino una advertencia y algo que decidió callar: "Lo que tiene que hacer Gustavo es ser honesto y decir quién le dijo que fuera al cuartel. Y lo segundo que tiene que hacer es… nada, no tiene que hacer nada más", dijo, frenando en seco y dando marcha atrás. Más tarde cargaría de nuevo contra el colaborador de Sálvame, a quien considera "cómplice de toda esa situación, y estoy segura que sin saber la verdad. Una marioneta más".
"Brazos ejecutores torpes porque se tiran al ruedo y luego el torero se va", dijo en una metáfora que la presentadora Carlota Corredera, consideró afortunada. "No estamos para señalar a nadie", dijo pese a todo Corredera, que dio paso a Ana Bernal-Triviño, periodista especializada en violencia doméstica, que criticó la falta de rigor periodístico de los anteriores.
También María Patiño, que tiene "la boca seca" de decir que ha rechazado repetidamente un mediador para tratar los problemas con su hija.
"Entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera", matizó más tarde Paloma García Pelayo para tratar de distanciarse de esas críticas, para no obstante criticar también el escaso "respeto" de esas informaciones con Rocío Carrasco.
