El vapeo despega entre adolescentes de Castilla-La Mancha pese al retroceso en alcohol y tabaco
La última Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES 2025), presentada por el Ministerio de Sanidad, sitúa a la juventud española en el momento más saludable desde que existen registros. El consumo de alcohol, tabaco y cannabis entre el alumnado de 14 a 18 años ha caído de manera generalizada, alcanzando mínimos históricos. También descienden por primera vez en una década los hipnosedantes sin receta.
Sin embargo, tras ese escenario esperanzador emerge un nuevo frente de preocupación: el crecimiento del vapeo y de los cigarrillos electrónicos entre los menores. En Castilla-La Mancha, casi la mitad de los estudiantes los ha probado alguna vez y el 38,4 % reconoce haberlos usado en los últimos 12 meses. La prevalencia es similar en chicos y chicas y aumenta de forma especialmente acusada entre los 14 y los 17 años, lo que confirma que su presencia en los institutos está ampliamente normalizada.
La ministra de Sanidad, Mónica García, ha subrayado que estos dispositivos “no son inocuos” y que pueden convertirse en “una puerta de entrada al tabaco tradicional”, motivo por el que la reforma de la normativa antitabaco y la futura ley de alcohol y menores incorporan controles adicionales en espacios frecuentados por menores.
Inicio temprano: CLM entre las comunidades donde antes se prueba el cannabis
Aunque el cannabis también registra retrocesos en todas sus formas de medición, Castilla-La Mancha se sitúa a la cabeza en la edad de inicio más temprana del país. Los estudiantes castellanomanchegos comienzan a consumirlo a los 14,7 años, solo ligeramente por detrás de Ceuta y al mismo nivel que Andalucía y Baleares. Uno de cada cinco lo ha probado alguna vez y en torno al 15 % lo ha hecho durante el último año analizado por la encuesta.
Este dato preocupante se suma al hecho de que la percepción de riesgo sobre esta sustancia aún necesita mejorar entre determinados grupos de edad, especialmente a partir de los 16 años, pese a que el 94 % del alumnado español ya reconoce que el consumo habitual de cannabis entraña un riesgo alto para la salud. Sanidad interpreta este cambio cultural como una de las claves del descenso al nivel más bajo de la serie histórica.
Alcohol: la mitad del alumnado bebió en el último mes, pese al descenso histórico
El alcohol continúa siendo la droga más consumida por los adolescentes de Castilla-La Mancha. El 73,5 % asegura haberlo tomado alguna vez en su vida, el 70,2 % lo hizo en el último año y el 48,4 % reconoce haber bebido durante el último mes. Estos porcentajes se mantienen muy próximos a la media estatal, que también muestra una reducción significativa respecto a 2023.
La edad de inicio se mantiene estable en 13,8 años, una cifra que demuestra la incorporación muy temprana al consumo, asociada muchas veces a entornos donde la bebida se concibe como parte de la diversión. Las chicas presentan tasas superiores en consumo reciente y borracheras, una tendencia que también se observa a nivel nacional.
En Castilla-La Mancha, el 36,6 % del alumnado admite haberse emborrachado en los últimos 12 meses. Sanidad recuerda que la mitad de los jóvenes españoles ha consumido alcohol en el último mes y señala que el ocio juvenil continúa vinculado a prácticas como el binge drinking o consumo en atracón.
Tabaco: caída histórica con una persistente iniciación en torno a los 14 años
El consumo de tabaco tradicional refleja una mejora muy marcada. En Castilla-La Mancha, el 27,8 % del alumnado ha fumado alguna vez y en torno al 16 % lo hizo durante los últimos 30 días, cifras que continúan descendiendo. El inicio diario se sitúa en los 14,3 años, prácticamente en la media del conjunto del país.
A nivel nacional, solo el 4,3 % del alumnado fuma a diario, tras un descenso de más de tres puntos respecto a la edición anterior. Entre quienes fuman, sigue predominando la combinación de cigarrillos de cajetilla y de liar, y una parte significativa del alumnado ha intentado dejar el hábito en el último año, signo de una mayor conciencia social sobre sus efectos.
Un escenario más saludable… pero con nuevos riesgos
El Ministerio considera que el descenso generalizado en las sustancias analizadas se apoya en una mayor concienciación de los riesgos para la salud. Más del 93 % del alumnado comprende que fumar a diario implica un daño elevado y dos de cada tres perciben riesgos significativos en el consumo excesivo de alcohol los fines de semana. En el caso de los cigarrillos electrónicos, la percepción de nocividad es la más alta registrada hasta ahora, lo que para los expertos constituye una oportunidad para frenar su avance.
Aun así, la realidad demuestra que la rápida expansión del vapeo juvenil plantea desafíos que recuerdan a los primeros años de la lucha contra el tabaco, cuando la industria orientaba sus productos hacia públicos muy jóvenes. Sanidad advierte que la regulación debe adaptarse a esa velocidad para evitar que las nuevas generaciones sustituyan una adicción por otra mientras el tabaquismo clásico sigue bajando.
La delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Xisca Sureda, ha insistido en que España avanza hacia un modelo de ocio más saludable, con menores índices de consumo que el resto de Europa. Pero también recuerda que el avance no está garantizado y que es necesario actuar en los espacios donde se mueven los adolescentes: centros educativos, entornos familiares, ocio nocturno y redes sociales.
El informe aborda también el consumo de sustancias menos extendidas, como la cocaína, el MDMA, los inhalables volátiles o los alucinógenos, cuyos indicadores continúan en descenso. Aunque minoritarios, Sanidad pide mantener la vigilancia en ámbitos de mayor vulnerabilidad social para evitar repuntes.
Castilla-La Mancha comparte este retrato dual: la mejora profunda en los consumos tradicionales convive con señales de alerta claras en el uso de dispositivos electrónicos de nicotina y en la edad temprana de acceso al cannabis. La región se enfrenta así al reto de proteger esa evolución positiva mientras se refuerzan las herramientas para frenar la irrupción del vapeo como nueva conducta de riesgo entre los adolescentes.