Luces y sombras de la pandemia del coronavirus a favor y en contra del Medio Ambiente

Investigadores identifican retos y oportunidades para cuidar del planeta planteados por la pandemia

El confinamiento humano por la pandemia ha aliviado el castigado Medio Ambiente, ha liberado fauna y flora y reducido la polución, pero acechan otros peligros, como que los planes de recuperación económica recorten recursos medioambientales, olviden la perspectiva verde o que el miedo a los contagios incremente el uso del coche.

Con motivo de la celebración el pasado 5 de junio, del Día Mundial del Medio Ambiente, los investigadores del grupo Urban Transformation and Global Change Laboratory (TURBA Lab) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Mar Satorras, Isabel Ruiz y Hug March, han identificado retos y oportunidades para cuidar del planeta planteados por la pandemia.

Los expertos de la UOC ven que la pandemia ha aportado oportunidades como "poder favorecer una transición acelerada hacia una movilidad urbana más sostenible, a pie, en bicicleta o cortando calles al tráfico", como ya ha hecho la ciudad de Barcelona.

"Esto reduciría la contaminación atmosférica, que es perjudicial para la salud de la población urbana, además de las emisiones de efecto invernadero", señalan. 

Abogan por planes de recuperación "verdes" o planes de choque "ecosociales" como estrategias a largo plazo para favorecer una salida común a las múltiples crisis actuales y defienden consolidar algunas experiencias aplicadas en el confinamiento, como los cambios drásticos en el uso del coche y otros transportes contaminantes, como aviones o cruceros, que reduciría la contaminación y las emisiones de gases de efecto invernadero.

"El confinamiento -sostienen- ha acelerado la naturalización de las ciudades, lo que se podría aprovechar para enverdecerlas a gran escala".

También ven una ventaja en "digitalizar reuniones, conferencias y eventos, o racionalizar los vuelos internacionales. En la nueva normalidad, podrían reducirse significativamente los impactos ambientales derivados de la hipermovilidad", señalan.

Consolidar el teletrabajo es, para los investigadores de la UOC, "una oportunidad para promover patrones de asentamiento en zonas rurales o para redistribuir la población y favorecer las ciudades medianas".

También consideran que la pandemia ha hecho tomar conciencia sobre la fragilidad de la sociedad, "lo que puede tener consecuencias en la percepción social de la emergencia climática".

"El papel de la ciencia a la hora de tomar decisiones en el contexto de la emergencia sanitaria puede ilustrar los beneficios de elaborar e implementar políticas apoyadas por la comunidad científica para hacer frente a las nuevas y viejas crisis", concluyen como otra oportunidad abierta por la pandemia.

Sin embargo, en el otro lado de la balanza colocan algunos de los riesgos medioambientales que plantea la pandemia, como que "los gobiernos decidan pasar la tijera al presupuesto destinado al medioambiente" y que la priorización del ámbito sanitario, la atención a las personas y la reactivación de la economía "derive en una ralentización y recortes en políticas ambientales". 

"Esta situación pondría en riesgo tanto las nuevas declaraciones de emergencia climática y los planes climáticos como las campañas de sensibilización y educación ambiental", según los investigadores.

También ven una amenaza que puedan flexibilizarse las normas ambientales y ponen como ejemplo que el gobierno catalán anunciase en abril una ley de simplificación administrativa para agilizar trámites urbanísticos y ambientales. 

"El hecho de plantear una reindustrialización con empresas contaminantes supondría un retroceso para el medio ambiente", advierten estos expertos, que ven un peligro que se puedan rescatar sectores que usan combustibles fósiles y también que el miedo al contagio en el transporte público suponga usar más el vehículo privado, lo que derivaría en más contaminación atmosférica urbana y emisiones de CO2.

Aunque con el confinamiento la producción de residuos se ha reducido, la desescalada ha implicado usar mascarillas, guantes y otros materiales desechables "que pueden acabar empeorando la crisis ambiental", advierten.

A largo plazo, "y con la amenaza de más confinamientos", los investigadores de la UOC alertan de que los patrones de asentamiento pueden cambiar y favorecer modelos con un mayor impacto ambiental, como apostar por urbanizaciones de baja densidad, próximas a las ciudades, que aumentan la dependencia del transporte privado y que consumen más suelo y más recursos. 

Un último peligro que ven estos expertos es que se cuestione el papel de la ciencia, "lo que implicaría mayores reticencias a la hora de apoyar la toma de decisiones fundamentadas para afrontar la emergencia climática".

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