Solidaridad, calma y ausencia de COVID-19, señas del confinamiento en la CLM vaciada

Así se vive el estado de alarma en los pequeños pueblos de Castilla-La Mancha
Vista aérea de Chequillla (Guadalajara)
photo_camera Vista aérea de Chequillla (Guadalajara)

Los poco menos de 80.000 kilómetros cuadrados de territorio castellanomanchego albergan en casi un millar de municipios poco más de dos millones de habitantes, lo que convierte a esta autonommía en una de las comunidades autónomas con menos densidad de población --rondando 25 habitantes por kilómetro cuadrado--, llegando a sumar decenas de municipios que apenas llegan al centenar de ciudadanos.

Las cuatro semanas de confinamiento que se cumplen este sábado se están viviendo de forma muy dispar comparando estos pequeños núcleos de población con el resto de grandes localidades de la región.

En la Castilla-La Mancha vaciada muchos de sus alcaldes coinciden en que extremos como la solidaridad vecina, la disciplina en el cumplimiento de la cuarentena, la calma y la situación de desventaja de estos pueblos en relación con las cabezas de comarca por la falta de servicios esenciales están marcando un día a día que suma ya 28 jornadas.

VILLLATOYA, GOLOSALVO Y VILLA DE VES (ALBACETE)

La alcaldesa de Villatoya (Albacete), Mari Llanos Sánchez, ha explicado en declaraciones a Europa Press que el pueblo está "optimista" ya que la relación que hay entre los ciudadanos es "estupenda" y el confinamiento lo están llevando "de la mejor manera posible" teniendo en cuenta que ninguno de ellos ha sido contagiado por el COVID-19.

Además, ha contado que los vecinos se han organizado para hacer la compra, ya que se tienen que desplazar a otra localidad. "Siempre que uno tiene que ir, lo comenta con el resto y les hace la compra a aquellas personas que lo necesiten". Incluso, ella misma, ha asegurado que "una vez a la semana" les hace la compra a los vecinos de su calle.

Villatoya cuenta con poco más de 100 habitantes y aunque Sánchez asegura que es "pronto" y hay que ser "prudente" para pensar en el futuro y en festividades, tiene pensado cuando acabe el confinamiento y las autoridades lo indiquen "preparar actividades para reunir a todos los vecinos".

Una opción que comparte el alcalde de Golosalvo (Albacete), José Antonio Piqueras, quien asegura que "algo habrá que hacer" ya que este año "lamentablemente" no van a poder celebrar el patrón del pueblo.

Este municipio que alcanza los cien habitantes no cuenta con ningún afectado por coronavirus, por lo que están llevando el confinamiento "bien y tranquilos" aunque "preocupados", ya que "más de la mitad tienen más de 80 años" y además, muchos cuentan con familia en otras zonas de España.

En relación a la compra, Piqueras ha explicado que el Ayuntamiento se está encargando de hacer la compra y repartirla a todo el pueblo, "vía online". Unas compras que por el momento está pagando el Consistorio y que cuando finalice el confinamiento, según ha explicado, "cada vecino pagará al Ayuntamiento sus gastos de compra".

Viajamos hasta el municipio "más pequeño" de la provincia de Albacete, Villa de Ves, donde su alcalde, Juan García, confiesa que lo conforman cerca de 20 personas y que todas ellas "están cumpliendo el confinamiento y se están quedando en casa" y que, además, él mismo se está encargando de "desinfectar el pueblo".

Sin ser muy "optimista", García ha expresado que cuando se levante el confinamiento la situación "no va a ser igual que antes" ya que considera que "hasta que no saquen una vacuna la gente va a seguir teniendo miedo". Por lo que, por lo pronto, ha confirmado que la fiesta en honor al patrón de dicho municipio que estaba programada para mayo ha sido anulada y que más adelante "se verá lo que sucede" con las fiestas de agosto.

YÉMEDA, VINDEL Y PORTALRRUBIO (CUENCA)

En la provincia de Cuenca, el alcalde de Yémeda, Manuel Martínez, ha explicado que desde la localidad se está respetando en todo momento el confinamiento salvo los momentos en que suben a repartir el pan y alimentos, servicio que se ha seguido manteniendo.

Además, en esta pequeña localidad de la Serranía Baja conquense el primer edil ha celebrado que de momento no se hayan declarado ningún caso ni que haya habido en estas tres semanas ningún incidente.

Con todo, Martínez ha asegurado que el confinamiento en esta localidad se está viviendo "con calma y tranquilidad", acudiendo los vecinos al centro social del municipio cuando suben a la localidad los servicios esenciales.

Desde Vindel, su alcalde, David Asenjo, ha destacado que el confinamiento en su localidad se está llevando con normalidad. Durante el estado de alarma el pan se sigue suministrando con normalidad, así como otros productos de primera necesidad.

El regidor de la localidad también ha explicado que durante estos días no ha habido ningún problema en Vindel y que dos o tres veces a la semana suben efectivos del Sescam al municipio a atender a la gente y a desinfectar puntos de la localidad.

Asenjo también ha destacado que de momento no ha habido ningún positivo por COVID-19 en la localidad porque, según ha explicado, "no ha ido ningún vecino que viva fuera y los que hay se han quedado confinados".

Por último, desde Portalrubio de Guadamejud, su regidor Antonio Vicente ha indicado que los actuales 27 habitantes se encuentran "bien", y que los agricultores de la localidad están ayudando en la fumigación de las calles de la localidad.

Al mismo tiempo, los jueves siguen subiendo a la localidad venderos ambulantes con alimentos de primera necesidad, así como de forma diaria el repartidor del pan. Otros servicios como el bar de la localidad fueron cerrados mediante decreto del primer edil en cuanto se decretó el estado de alarma.

"Al oscilar la mayor parte de la población de Portalrubio los 70-90 años esperamos que no pase nada, ya que hemos tomado todas las medidas posibles para que así sea y se está desinfectando el pueblo cada 4 días", ha añadido Vicente.

EL ALCALDE Y SU ESPOSA, ÚNICOS VECINOS

En la provincia de Guadalajara, una de las que más sufre la dispersión poblacional, los regidores de varios de sus pueblos más pequeños han relatado el día a día en sus municipios.

El alcalde y su mujer son los únicos vecinos de Valtablado del Río, un municipio minúsculo del Alto Tajo con siete habitantes censados pero en el que viven "estupendamente y con cero contaminación" Mariano Alfaro, que es el alcalde, y su mujer.

La cuarentena les asusta lo justo porque en el pueblo apenas la perciben. "Casi no sabemos lo que es, lo llevamos bien", ha afirmado tras señalar que "es de cajón que no se puede salir" aunque ellos salen "a abrir o cerrar los animales, pero poco".

El frutero y el cartero ya no van con tanta frecuencia por el pueblo, pero quien si se acerca "todas las semanas" es la Guardia Civil, ha señalado el regidor del Valtablado, tras recordar que será una Semana Santa sin gente teniendo en cuenta que otros años el pueblo se llenaba hasta ser "ciento y pico".

"Ahora no hay nadie y es normal que no venga porque no se puede", ha aseverado su alcalde. "Tengo aviso de llamar al guardia si ahora viene alguien de fuera. No voy a permitir que lleguen un fin de semana y nos dejen lo que no tenemos", ha subrayado, a la par que ha apuntado que para que acabar con el virus "hay que cumplir".

"NO VENGAS A TORREMOCHUELA, CONSTANTINO. NO NOS TRAIGAS EL VIRUS"

El diminuto pueblo de Torremochuela, situado a diez kilómetros de Molina de Aragón, está todavía más desangelado de lo habitual a excepción de una mayor presencia de la Guardia Civil. Tiene tres habitantes viviendo a lo largo del año y uno de ellos es su alcalde, Constantino Martínez, a quien en esta ocasión el confinamiento ha pillado en Madrid, sin que por el momento pueda regresar a su tierra.

Tal y como ha indicado, los propios amigos de pueblos cercanos de la comarca ya le han advertido de que se quede donde está y que no vuelva de momento porque no quieren que les lleve el virus. "No vengas, no nos fastidies Constantino, no vaya a ser que nos traigas el virus este", le ha pedido, concretamente al pastor de Prados, municipio pegado al suyo.

Le mantienen informado y le han asegurado que las cosas van bien y que la Guardia Civil va a veces por la zona hasta tres veces al día cuando antes apenas se la veía.

Por lo que respecta al día a día en Torremochuela, ha afirmado que no hay novedades reseñables. La única que destacaría Constantino por su importancia es que "por el momento ninguno tiene el coronavirus", y tiene confianza en que su pueblo se mantenga a raya y que los que van a veranear en esta época, se abstengan.

Y es que, como muchos otros pueblos pequeños del entorno, a partir de estas fechas, los fines de semana se suele llenar de hijos y parientes de los nacidos en el municipio que se han hecho casa para pasar temporadas.

EL ALCALDE DE CASTILNUEVO Y SU MUJER, SOLOS Y "SIN SOBRESALTOS"

Castilnuevo es otro pequeño municipio situado en el Señorío de Molina, dentro del Camino del Cid, en el que solo viven de continuo el alcalde, Francisco Oter, y su mujer Marina. Su hijo es taxidermista y tiene su trabajo en el pueblo pero ahora, debido al confinamiento, no va.

Francisco y Marina disfrutan tranquilos y sin sobresaltos de su pueblo y la cuarentena no les ha cambiado demasiado la vida en él porque, entre otras cosas, es difícil contagiarse en Castilnuevo porque no hay vecinos. "Estamos acostumbrados a no ver gente y lo llevamos bien", ha afirmado Marina.

Quien si pasa con mayor frecuencia también es la Guardia Civil, "hasta dos veces al día en ocasiones", ha dicho Marina, quien cree que se puede deber a que el trayecto de cinco kilómetros que hay entre su pueblo y Molina suele ser frecuentando muy a menudo para pasear o para circular con el coche.

Pero ni Francisco ni Marina incumplen el confinamiento. No tienen bar ni tiendas en el pueblo ni tampoco salen a pasear, con la salvedad de que tenga que hacer alguna labor agraria o a tirar la basura.

También cada Semana Santa esperan la llegada de veraneantes a las casas que han arreglado, pero este año "no ha llegado nadie". "Tampoco hay coches ni gente de paseo por la carretera", ha manifestado la esposa del regidor.

ALCOLEA DE LAS PEÑAS

En la comarca de la Sierra Norte se encuentra el municipio de Alcolea de las Peñas. Aunque de continuo viven ocho personas como mucho, la llegada durante el fin de semana previo al estado de alerta por la crisis sanitaria atrajo algunos vecinos que solo van en fiestas y verano hasta duplicar su población.

Sin embargo, su alcalde, Jaime García, ha constatado que "no sale nadie porque la Guardia Civil da vueltas constantemente y no deja ni pasear".

García solo va en fines de semana al pueblo porque trabaja en Madrid, y aunque está también confinado, tiene constancia de que hasta el momento sus vecinos "llevan bien el confinamiento y no ha enfermado nadie", pero los más mayores "si le dan más vueltas a la cabeza", ha remarcado.

Pero para este regidor la pérdida de vidas, bien sea por este virus o por cualquier otra razón, tiene una especial repercusión en pueblos como el suyo. Por un lado, por lo que supone la propia pérdida de un familiar, amigo o vecino, pero también porque "arrastran hijos, nietos o padres" al pueblo que es posible que ya no vuelvan, ha señalado tras tener un recuerdo especial para varias personas vinculadas a Alcolea a las que este virus se ha llevado ya.

"Es una pena porque el fallecimiento de una persona en un municipio pequeño como este representa una pérdida añadida, el que toda la familia ya no vuelva al municipio. Eso es otra tragedia que se une al propio virus", ha puntualizado.

Normalmente, para Semana Santa en Alcolea de las Peñas suele abrir el bar, sin embargo, esta crisis sanitaria lo impide este año. Tan solo se acerca el panadero; y para hacer la compra se tienen que desplazar a Sigüenza o Atienza. Pero si bien en otros pequeños pueblos no hay apenas juventud, este es una excepción, hay hasta alguna joven familia numerosa.

PREOCUPACIÓN EN CHEQUILLA

Laura Latorre es la alcaldesa de Chequilla, otro minúsculo municipio de la comarca de Molina de Aragón donde residen ocho personas de las dieciséis que hay censadas. Aquí, según su regidora, "la gente más mayor está más preocupada", sobre todo porque hay quien tiene alguna dolencia y "han escuchado cosas como que deben tener más cuidado".

"Tocaremos madera pero de la gente del pueblo está bien", ha reseñado Latorre tras recordar que hace apenas unos días ha estado la Diputación en el municipio realizado labores de desinfección.

Laura trabaja en Madrid y aunque iba al pueblo en fines de semana, ahora el confinamiento se lo impide. No obstante, ha asegurado que la cuarentena no ha cambiado "apenas nada" la vida en el pueblo.

"Es casi como cualquier día de invierno", con la excepción de que el bar está cerrado y que la benemérita es prácticamente la única visita que tienen en su día a día, ha subrayado.

Alguno de sus vecinos tiene animales y sale a echarles de comer o a mirar el pequeño huerto que cultivan pero "nadie sale a pasear", ha declarado a la par que ha dejado entrever la oportunidad que supone el que "al menos, puedan salir a la puerta de la casa a que te dé el sol y el aire".

"SIEMPRE HAY ALGUNA COSITA QUE HACER"

En la provincia de Toledo, el alcalde de Navalmoralejo, Javier Pulido, ha explicado que el confinamiento en la localidad se está llevando "como en todas partes", con la gente metida en sus casas, con la diferencia de que en los pueblos "siempre hay alguna cosita que hacer".

En este sentido, Pulido ha explicado que la gente de este pueblo, la mayoría muy mayor, dedican parte del día al cuidado del huerto y los corrales como las gallinas, que es "para lo único que salen" los navalmoralejanos. Aun así, el primer edil ha asegurado que la localidad parece "un pueblo fantasma", porque todo el mundo ya está recogido en casa.

El regidor de Navalmoralejo también ha explicado que el confinamiento se está llevando de forma mejor en el pueblo al ser las casas más grandes que los pisos de las ciudades, ya que todas tienen sus patios y corrales, y la gente, aunque este en su casa, puede tomar el sol y el aire en el patio.

Respecto a la alimentación, Pulido ha explicado que, por parte del Ayuntamiento, los miércoles bajan al supermercado más cercano y con el coche del Consistorio ha recoger los pedidos que todos los vecinos han encargado. De esta forma, al ser una población envejecida la de la localidad, el alcalde ha limitado la exposición de sus vecinos.

Misma situación ocurre con el pan, que se reparte de forma diaria por la localidad, y la fruta, haciéndose pedido los viernes y llevándolo posteriormente al pueblo "para evitar desplazamientos de los más mayores".

Con todo, Pulido se ha mostrado orgulloso del comportamiento de sus vecinos, ya que las fuerzas de seguridad del Estado "no han tenido que llamar la atención a los vecinos ni se han producido incidentes". También ha celebrado que de momento no han tenido a ningún vecino con problemas de salud.

ALERTA EN SARTAJADA

Desde Sartajada, su alcalde, Alberto Fernández, ha explicado a Europa Press que el confinamiento se está llevando bien, y que "como en todos los sitios", "cumpliendo las normas". "En los pueblos tenemos la ventaja de que todas las casas son un poco mas grandes, tenemos un patio, y eso nos libera un poco mas que estar en un piso", ha añadido el regidor, no sin expresar "las muchas ganas" de salir de sus hogares y de que "vaya disminuyendo la curva de contagios".

"Tenemos una tienda en el pueblo y es el único establecimiento que está abierto durante el estado de alarma", ha añadido el primer edil. "Tenemos todos los días pan y no nos falta de nada", ha proseguido.

Al mismo tiempo, Fernández ha explicado que están intentado desde el ayuntamiento que "la gente forastera y los que no conocemos entren lo menos posible" a la localidad, asegurando que si ocurre algo así no dudarán en llamar a la Guardia Civil.

De momento el alcalde no ha tenido que llegar a este extremo, asegurando que no ha habido ningún caso hasta la fecha, pero reconoce que en Sartajada "existe el peligro de que en esta zona la gente es muy mayor".

Al ser personas mayores, Fernández ha indicado que a través del ayuntamiento están intentando tomar todas las medidas posibles para evitar que los mayores estén lo menos expuestos al virus. "Hemos repartido guantes y mascarillas, incluso hemos comprado bombonas de butano para evitar que la gente se tenga que desplazar o que el camión de reparto venga todas las semanas".

Al mismo tiempo, todos los días se desinfectan los sitios más concurridos del pueblo, y las afueras y otro tipo de calles pies cada 2-3 días.

"Esperamos que esta alerta sanitaria se pase lo antes posible y sobre todo hacer llamamiento a la gente para que se quede en casa porque, contra más lo respetemos, lógicamente esto terminara antes", ha asegurado el alcalde.

TODO EL MUNDO ATENDIDO EN GARCIOTUM

De su lado, el alcalde de Garciotum, David Palomares, se muestra contento por el hecho de que este pueblo de cerca de 200 habitantes no haya sufrido aún ningún caso de coronavirus y porque los garciotunenses, en su mayoría personas mayores, están muy concienciados y están respetando el confinamiento.

De igual modo, habla con Europa Press con satisfacción al decir que "todo el mundo está atendido", pues los usuarios de Ayuda a Domicilio siguen percibiendo esta prestación y hay vecinos que se están encargando de hacer la compra a otros que no pueden salir de sus casas.

"Hay otros que se desplazan a Talavera de la Reina a hacer compras en supermercados y traen encargos para otros vecinos", ha destacado Palomares, que ha añadido que el Ayuntamiento "no ha cerrado sus puertas y los empleados municipales, que siguen trabajando todos, se desplazan "allí donde se les reclama".

En cuanto a los 14 alumnos que estudian en el Centro Rural Agrupado de la localidad ha asegurado que todos ellos han podido seguir con la docencia pues si no tienen acceso a Internet en casa, el Consistorio les ha facilitado las fotocopias y el material que precisaran.

Tras agradecer al Gobierno regional el envío de efectivos de Geacam que han acometiendo labores de desinfección, junto a los servicios municipales, ha agradecido que todas esas familias que tienen en Garciotum segunda casa no hayan abandonado sus domicilios en Talavera, Toledo o Madrid para instalarse en la localidad, evitando así la propagación del contagio.

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