La pandemia que ha obligado a adaptar la lucha contra el fuego en la campaña de este año

En Geacam, esta situación "excepcional" implica un nivel de exigencia diferente en la logística, las instalaciones, el operativo y la dotación de unidades
Un efectivo de Bomberos durante las labores de extinción del incendio de Loranca de Tajuña (Guadalajara) - EFE/Pepe Zamora
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A los terrenos agrícolas abandonados se unen este 2020 una vegetación especialmente frondosa y abundante maleza, preocupaciones en una campañas de prevención de incendios forestales con mayores exigencias por la alarma sanitaria: la pandemia ha obligado a modificar estrategias para combatir el fuego.

En Galicia temen lo que pueda ocurrir con la llegada de las altas temperaturas. Las labores de prevención, principalmente la limpieza de vegetación en las denominadas zonas sensibles, no comenzó cuando debería. Hubo que esperar a bien entrado mayo, al día 18, para estas tareas de desbroce, y tales labores se prolongarán hasta el 13 de julio, si las condiciones climatológicas lo permiten.

La Xunta reservó una partida de 30,5 millones de euros para actuaciones preventivas de silvicultura, creación de infraestructuras de defensa, e intervenciones de mejora de la gestión forestal y de sus producciones con el fin de incrementar el valor del monte y defender las viviendas.

Montes, terrenos y franjas secundarias, que son los 50 metros que rodean las casas y los núcleos de población y que deben estar libres de especies árboreas y arbustivas, son el objetivo.

El plan de prevención y defensa, el Pladiga, que ha incluido esta novedad y que se aprobará este mes, contempla asimismo la adquisición de dos nuevos aviones que subirán a 28 la dotación aérea para la extinción; recoge que los efectivos fijos discontinuos, más de mil, permanecerán seis meses sobre el terreno, y no cinco como en la campaña anterior; y detalla los protocolos de seguridad e higiene.

CANARIAS NO OLVIDA LOS INCENDIOS DE 2019

En Canarias la prevención forestal depende de los cabildos. El de Gran Canaria ha activado justo este sábado la alerta por incendios forestales en la zona alta de la isla pues considera que hay un cóctel propicio para un nuevo incendio forestal.

En Gran Canaria, los ciudadanos de la cumbre tienen aún frescos en la memoria los incendios de agosto de 2019, los más importantes de España el año pasado, que arrasaron más de 10.000 hectáreas y obligaron a evacuar de sus casas a unas 11.000 personas, por suerte, sin víctimas.

En Tejeda, municipio de 1.909 habitantes que fueron evacuados de madrugada de sus casas en dos ocasiones en apenas tres semanas, su alcalde, Francisco Perera, explica a Efe que más allá de las medidas que tomen el Cabildo y el resto de administraciones, "se ha comunicado a todos los vecinos y titulares de viviendas rurales la obligatoriedad que tienen de mantener limpio el perímetro de su casa, al menos en 15 metros alrededor de la propiedad".

Perera asegura que ya se está trabajando en ello, pero remarca que se trata de una labor ardua y especialmente "complicada al tratarse de un municipio muy diseminado".

En el ayuntamiento colindante de Artenara, donde los vecinos estuvieron una noche refugiados en un edificio seguro mientras el fuego rodeaba el pueblo, su alcalde, Jesús Díaz, alerta de que estos meses de confinamiento por el coronavirus han generado que el campo esté "más descuidado" con "hierba y maleza".

Y no es por desinterés, precisa, ya que "la mayoría de los agricultores se han quedado en el municipio durante la cuarentena", pero se trata principalmente "de gente mayor".

CASTILLA-LA MANCHA: VOCACIÓN DE SERVICIO Y “ÁNIMO MUY ALTO”

La campaña de prevención y extinción de incendios de 2020 convivirá con la emergencia generada por el coronavirus y en la Empresa de Gestión Ambiental (Geacam) de Castilla-La Mancha son conscientes de que esta situación "excepcional" implica un nivel de exigencia diferente en la logística, las instalaciones, el operativo y la dotación de unidades.

El delegado provincial de Geacam en Guadalajara, Federico Romero, ha explicado, en declaraciones a Efe, que la convivencia de la emergencia de la COVID-19 con la campaña de incendios supone que tendrán que "sustentar y apoyar ambos escenarios porque los dos son trascendentales, e intentar sostenerlos para mitigar todos los efectos que se puedan derivar a la sociedad y al ámbito natural".

En cualquier caso, remarca que "los ánimos están muy altos" y todos los trabajadores del dispositivo Covid-19 de Geacam tienen "una vocación de servicio en su grado más amplio de la palabra".

Con respecto a la campaña de incendios que se desarrollará desde el 1 de junio hasta el 30 septiembre en Castilla-La Mancha, el delegado provincial de Geacam constata que el índice de sequía este año es menor que en años anteriores y que mayo se presenta "mejor" que otros meses y, en principio, junio también.

La clave serán las posibles olas de calor continentales saharianas, que podrían complicar la campaña de extinción por la mayor carga de combustible que se está generando.

Además, las tareas de selvicultura preventiva y creación de red de áreas se paralizaron a raíz de la covid-19, lo que ha provocado una pérdida en la producción y en el número de actuaciones que se llevan a cabo en una campaña normal.

ARAGÓN: LOGÍSTICA EN MARCHA Y VIEJAS DEMANDAS

A unas pocas semanas de comenzar la campaña de prevención y de extinción de incendios del verano, el Gobierno de Aragón ya tiene previstos todos los medios materiales y humanos con los que hacer frente a unos fuegos que el año pasado consumieron 1.294 hectáreas, muy por debajo de la media de las dos últimas décadas.

Alrededor de medio millar de integrantes de cuadrillas terrestres y casi un centenar de las helitransportadas, todos de la plantilla de la empresa pública Sarga, junto al personal forestal funcionario del Ejecutivo regional, deberán proteger los 2,6 millones de hectáreas de superficie forestal de Aragón y enfrentarse a las llamas en el momento de ser alertados.

A estos recursos se suman 39 autobombas con su propio personal encargado, 80 puestos de vigilancia continuada de las masas forestales y, en el caso de ser requeridos, los medios disponibles del Ministerio para la Transición Ecológica y de la Unidad Militar de Emergencias.

De todo esto es muy consciente Nicolás Pérez, un miembro de las cuadrillas terrestres de Sarga que lleva dos décadas haciendo frente a las llamas. Para Pérez, los mayores "problemas" en Aragón en las campañas de incendios han sido desde años atrás unas partidas económicas ajustadas y la excesiva "temporalidad" de la plantilla de Sarga.

De la otra lucha, contra el virus, Pérez asegura que los trabajadores de Sarga se sienten "muy dolidos" de que no se hubiera contado con ellos desde el principio para colaborar en todo tipo de trabajos con los equipos de protección de que disponían.

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