Científicos de la UCLM desarrollan un método para detectar coronavirus en el medioambiente

Según ha explicado el IREC "permitirá mejorar la detección temprana del virus, monitorizar su circulación e identificar objetivos para un control más eficiente" en entornos potencialmente contaminados como centros comerciales, escuelas, residencias u hogares de personas que han sufrido la enfermedad
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Un equipo de científicos, algunos pertenecientes al Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), han desarrollado un método innovador para detectar la presencia de ARN del virus de la COVID-19 en el medio ambiente.

Este método, según ha explicado este jueves el IREC en un comunicado, "permitirá mejorar la detección temprana del virus, monitorizar su circulación e identificar objetivos para un control más eficiente" en entornos potencialmente contaminados como centros comerciales, escuelas, residencias u hogares de personas que han sufrido la enfermedad.

Para ello, han desarrollado un innovador método de muestreo consistente en el uso de unas esponjas que, al frotarse con la superficie de un objeto (una barandilla, un poco de puerta o una prenda de ropa), arrastran el ácido ribonucleico (ARN) del virus que pueda contener, conservándolo, al tiempo que inactivan su patogenicidad gracias a los alcoholes en los que están impregnadas.

Una vez en el laboratorio, el material genético recolectado es extraído de las esponjas para la realización de pruebas PCR que confirmen si el virus está o no presente en una superficie concreta.

Los investigadores se plantearon la hipótesis de que el ácido ribonucleico del SARS-CoV-2 sería detectable en lugares con circulación reciente del virus y los resultados mostraron la presencia de ARN en 7 de 57 muestras (12 %), incluidos tres hogares y tres sitios públicos del área estudiada.

Para realizar este estudio la toma de muestras ambientales de SARS-CoV-2 se hizo en Horcajo de los Montes (Ciudad Real), una comunidad rural aislada que tuvo una alta prevalencia de COVID-19 (6 % de positivos en una población de 883 habitantes) durante el periodo en que se tomaron las muestras.

Según los autores del estudio, esto sugiere que con unas pocas esponjas se puede monitorizar la presencia del SARS-CoV-2 en grandes espacios, mientras que si se tuvieran que analizar a todas las personas que usan un espacio concreto el proceso sería más costoso y más lento.

Aunque la vigilancia ambiental de la presencia del virus no proporciona tanta información sobre su epidemiología como el análisis individual de contagios, la aplicación de este método de muestreo podría ayudar a saber dónde buscarlo de forma sostenible y con un coste razonable, sin colapsar la capacidad de diagnóstico del sistema sanitario.

Los investigadores han afirmado que este trabajo demuestra que la vigilancia ambiental del COVID-19 puede contribuir a avanzar en el conocimiento sobre la enfermedad al ofrecer información clave sobre la dinámica de diseminación del virus y la contaminación ambiental, permitiendo detectar su existencia o circulación de forma menos invasiva y menos costosa económicamente que, por ejemplo, mediante la realización de pruebas PCR individuales a las personas.

También que la aplicación de los resultados tendría una especial relevancia en situaciones como la actual, con la vuelta a la presencialidad en la actividad docente y de los ciudadanos a los centros sanitarios.

Los datos epidemiológicos disponibles hasta la fecha indican que "estamos muy lejos de alcanzar la deseada 'inmunidad de rebaño', que generaría un efecto de 'cortafuegos' entre los individuos que están no protegidos y no frente a la enfermedad, limitando su propagación, lo que significa que el coronavirus podría seguir siendo un problema sanitario durante muchos meses o, incluso, años si no conseguimos controlarlo".

El equipo interdisciplinar está formado por investigadores del Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del IREC, del Servicio Médico Local de Horjaco de los Montes, el Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET) de la Universidad Complutense de Madrid y el Instituto de Salud 'Carlos III'.

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