Los mayores se han aclimatado al calor, aunque no en todas las partes por igual

Según pone de relieve un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) en el que ha participado el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam)
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Pese a ser más vulnerables al calor, los mayores han sido capaces de adaptarse al aumento de las temperaturas de los últimos años, aunque no de igual manera ni en todo el territorio, según un estudio del Instituto de Salud Carlos III que apunta a las condiciones geográficas, climáticas y socioeconómicas como la causa.

Investigadores de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del ISCIII, que acaba de publicarse en la revista "International Journal of Environmental Research and Public Health", han llegado a esta conclusión tras analizar la adaptación a las olas de calor de los mayores de 65 años entre 1983 y 2018.

Para ello, han estudiado la evolución de un indicador denominado Temperatura Mínima de Mortalidad (TMM), que relaciona la temperatura máxima diaria y la mortalidad diaria para conocer el nivel de adaptación de una población al incremento de temperatura registrado.

Asimismo, han definido el nivel de adaptación de la población, calculado como la diferencia entre la variación de la TMM y los cambios al alza en las temperaturas máximas diarias; cuando este indicador es positivo (por encima de cero), significa que sí se está produciendo el proceso de adaptación al calor, mientras que si es negativo es que no se está produciendo.

De esta forma, el estudio arroja un nivel de adaptación de la población mayor de 65 años en España al calor de 0,11 grados celsius por década de media, lo que significa que hay una adaptación global positiva, con la mayoría de provincias por encima de 0.

Sin embargo, hay varios territorios por debajo de cero (Asturias, Cantabria, Álava, Navarra, La Rioja, Burgos, Zamora, Salamanca, Ávila, Segovia, Huesca, Zaragoza, Teruel, Guadalajara, Cuenca, ALbacete, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria).

Miguel Ángel Navas, investigador predoctoral en el ISCIII y autor principal del trabajo, ha concretado que la capacidad de adaptación se ha dado en el 62 % de las provincias analizadas, pero hay mucha heterogeneidad entre ellas, "lo que pone de manifiesto que la vulnerabilidad a las altas temperaturas es variable, y que la capacidad de adaptación está influida por diversas cuestiones".

Los mayores son más vulnerables al calor, tienen una menor respuesta en cuanto a sudoración y necesidades de hidratación y además se encuentran más debilitados físicamente; sin embargo, tienen una mayor capacidad de aclimatación a las altas temperaturas.

Según los autores, esto podría explicarse por una mejora en las condiciones de vida, como mejores servicios de salud, factores socioeconómicos, viviendas adaptadas, uso de equipos de aire acondicionado, mayor conciencia de los riesgos y una mayor capacidad receptiva con respecto a las campañas de prevención del calor.

Y también cambios de comportamiento, como abrir y cerrar ventanas para mejorar el flujo de aire y cambiar la temperatura interior han demostrado que las personas mayores pueden ser más resistentes al calor.

Con todo, el estudio concluye que, en general, la población mayor española se ha adaptado al calor, lo cual está en línea con la tendencia en otros países como Francia, donde con el paso del tiempo, los ciudadanos se han aclimatado al aumento de las temperaturas y los efectos del calor han disminuido con el tiempo, en particular en este grupo de edad.

Todo lo cual pone de manifiesto "la necesidad de estudios sobre los posibles vínculos entre el calentamiento global y el envejecimiento de la población, con el fin de mejorar las políticas de salud pública y la planificación de estrategias de adaptación al calor centradas en las poblaciones de edad avanzada", zanja.

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