Los pueblos españoles con nombre franquista después del 26M: cambios pero "con cautela"

Llanos del Caudillo en la provincia de Ciudad Real o Alberche del Caudillo en la de Toledo, son dos de los municipios de Castilla-La Mancha que aun mantienen sus nombres

Pueblos con vestigios franquistas en Castilla-La Mancha: algunos los han quitado, otros no lo harán
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En España, ocho localidades, como San Leonardo de Yagüe en Soria o Quintanilla de Onésimo, en Valladolid, tienen aún una referencia franquista en su nombre, algo que puede cambiar a raíz de las elecciones municipales del pasado domingo, donde el PSOE ha arrebatado la alcaldía a históricos ayuntamientos del PP y se plantean eliminar los "apellidos" de la dictadura.

Es el caso de Guadiana del Caudillo, en Badajoz, donde el socialista Francisco Moreno anunció solo dos días después de los comicios que sus primeras medidas nada más tomar posesión del cargo serán el cambio del nombre del pueblo y la eliminación de los vestigios franquistas.

Pero el caso de Guadiana no es único, ya que San Leonardo de Yagüe, un pueblo soriano de 2.000 habitantes, ha cambiado de manos tras 16 años de gobierno del PP, y la nueva corporación socialista tiene claro un objetivo: "Si Ferrol ya no pertenece al Caudillo, San Leonardo no debe pertenecer a Yagüe", según cuenta a Efe Andrés Serrano, número 2 en la lista del PSOE.

El municipio es un continuo recuerdo al general franquista Juan Yagüe, nacido allí, que posee además del nombre de la localidad, el de la plaza principal y un monumento, y, por tanto, un continuo desafío a la Ley de Memoria Histórica, algo que reconoce Serrano, aunque advierte también que "el pueblo está muy dividido".

Por una parte, están los "beneficiados" por Yagüe, que promovió la construcción de una barriada y cuyos vecinos, generaciones después, le siguen viendo como "un símbolo", pero por el otro se encuentran los descendientes de los represaliados, algunos de origen extremeño, quienes le bautizaron como "el carnicero de Badajoz" por la matanza que llevó a cabo en esta ciudad.

"Hay que tener mucha cautela, porque te encuentras enemigos si hablas bien o mal" del general franquista, asegura Serrano, quien admite que aunque esta división está presente también en el grupo municipal socialista, intentarán llevar a cabo una consulta popular para el cambio de nombre, "con suavidad" y nunca "por imposición", según señala el concejal socialista.

Serrano, de 70 años, tiene un interés personal en este tema, ya que su padre sufrió la represión franquista y confía en que se termine por aprobar una ley a nivel nacional "de punto final" para poder reconciliar finalmente a los bandos de la Guerra Civil, ya que en San Leonardo este periodo "está muy reciente" y aún a día de hoy "la convivencia entre vecinos puede ser muy desagradable".

Esta cautela la comparten en Quintanilla de Onésimo, el municipio vallisoletano a la orilla del Duero que vio nacer a uno de los fundadores de la Falange, Onésimo Redondo, y cuyo alcalde, Carlos del Barrio, quiere esperar a que se resuelvan dos contenciosos contra el Ayuntamiento por este asunto, uno para cambiar el nombre y otro para mantenerlo.

Del Barrio, del PSOE, reconoce que la postura de su partido es favorable al cambio, al ser el impulsor de la Ley de Memoria Histórica que Quintanilla incumple, pero asegura que tiene que estar "a lo que diga el pueblo y los vecinos" y abre la puerta, como en San Leonardo, a plantear un referéndum.

En la conformación política del pleno el PSOE ha ganado un escaño respecto a 2015, pero con cuatro concejales de nueve, puede encontrarse con una mayoría contraria al cambio de topónimo, ya que depende de la postura del PP y de Unión Regionalista.

Quintanilla tiene una larga tradición vinculada a la política: el expresidente del Gobierno José María Aznar lo hizo famoso al jugar allí partidas de dominó con los vecinos en sus veraneos y fue nombrado hijo adoptivo del municipio.

Donde no ha cambiado de manos el municipio es en Llanos del Caudillo (Ciudad Real), poblado agrícola creado por el régimen, donde el alcalde del PP, Andrés Arroyo, defensor a ultranza del nombre actual, ha revalidado su mayoría absoluta. Desde Llanos, donde una consulta popular rechazó el cambio de nombre en 2004, no han querido hacer declaraciones sobre este asunto a Efe.

Otro general franquista que ha bautizado a un municipio es Emiliano Mola, cuyo avión se estrelló en 1937 en la localidad burgalesa de Alcocero, que desde entonces se "apellida" de Mola.

Además de estos municipios, otros han ido perdiendo sus nombres franquistas, como los hasta ahora Águeda del Caudillo (Salamanca), Bembézar del Caudillo (Córdoba) o la pedanía sevillana que hasta 2016 se llamaba Queipo de Llano, y que el Ayuntamiento de Isla Mayor, del que dependía, lo cambió por Los cinco de la Riuela, jornaleros fusilados por las fuerzas comandadas por el general franquista en 1936.

Estos cambios se tomaron todos en 2016, después de que el abogado Eduardo Ranz los denunció por incumplir la Memoria Histórica, por "exaltación de la dictadura" e "incitación al odio".

Entidades dependientes de otros municipios, como las pedanías Villafranco del Guadiana (Badajoz), Villafranco del Guadalhorce (Málaga) o Alberche del Caudillo (Toledo), mantienen de momento sus nombres, a la espera de lo que decidan los ayuntamientos salidos de las municipales sus "hermanos mayores".

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