Una optometrista de CLM relata lo poco que cuesta hacer feliz a la gente en África

Una optometrista de CLM relata lo poco que cuesta hacer feliz a la gente en África
photo_camera Una optometrista de CLM relata lo poco que cuesta hacer feliz a la gente en África

Los niños senegaleses son "cariñosos y agradecidos", relata la optometrista toledana Beatriz Jiménez, que ha revisado la vista a 400 niños en Mbour (Senegal), en un trabajo como voluntaria que le ha permitido comprobar como "con poco que hagas allí, consigues que la gente sea muy feliz".

En una entrevista con Efe, Beatriz Jiménez relata la experiencia que ha supuesto para ella la semana que pasó trabajando como voluntaria en Mbour, en la que asegura que no tuvo la sensación de estar trabajando como le ocurre en España, porque "a pesar de que te pasas el día entero haciendo graduaciones, al ver la labor que haces te animas", comenta.

"Siempre había querido hacer algún tipo de voluntariado y ésta es la mejor manera, porque es lo que sé hacer", señala Jiménez, aunque en los ratos libres intentaba conocer un poco la zona en la que estaba trabajando.

Para ello, esta experiencia le ha ido bien "tanto personal como profesionalmente, por lo que le gustaría volver.

Entre las anécdotas, apunta que solía utilizar la frase "no me engañes" con algunos niños que intentaban mentirle diciendo que no veían para conseguir que la Fundación Cione Ruta de la luz, con la que colabora, les regalara una gafas.

Pero era consciente de que a muchos niños les hacían mucha falta y veía como les cambiaba la sonrisa al ponerles las gafas, "porque no veían".

"El trato con los niños es sorprendente, en comparación con España, ves que te hacen caso, se portan mejor que aquí, donde están tan acostumbrados a que les des todo" y, en este sentido, señala que en que en Mbour veían en una mañana a 100 niños "que aquí no se si serían capaces por su comportamiento".

En particular, recuerda a un niño que tenía aspecto de ser ciego porque iba con mucho cuidado, incluso le acompañaban los compañeros, pero cuando le graduaron vieron que tenía muchas dioptrías y que cuando le pongan las gafas el pequeño podrá ver.

Jiménez ve en este caso una muestra de lo importante de la labor que realiza como voluntaria, porque probablemente sin las gafas ese niño no podría estudiar "al estar tan indefenso" y podría tener un rechazo al intentar involucrarse con los demás niños.

Y considera "una pena" que se le pongan escuelas a los niños pero que los pobres no puedan leer debido a esa deficiencia visual "y no puedan avanzar en su vida", aunque les hayan dado la oportunidad de estar escolarizados.

En este sentido, apunta: "Hemos encontrado en los niños un astigmatismo alto y bastantes graduaciones que pueden ser un factor para que luego ellos no puedan leer" y en los adultos problemas de vista de cerca, aunque matiza "es algo normal por la edad".

Beatriz Jiménez también recuerda los aspectos menos agradables de su experiencia en Senagal, como la pobreza y que hayan intentado sacarle dinero y sobornarla.

En Senegal no lo ha visto tanto, pero en Mozambique donde estuvo anteriormente si se dio cuenta "que al final intentan engañarte, porque como no tienen nada tratan de sacar todo lo que puedan" y por ello "al comprar, siempre tienes que regatear".

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