Un estudio científico revela que el meloncillo no sólo se alimenta de conejos

Científicos del Grupo de Investigación del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos han analizado la alimentación del meloncillo y llegan a la conclusión de que este depredador es capaz de adaptar su dieta a la disponibilidad de alimentos
Un estudio científico revela que el meloncillo no sólo se alimenta de conejos
photo_camera Un estudio científico revela que el meloncillo no sólo se alimenta de conejos

Científicos del Grupo de Investigación del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC- CSIC, UCLM, JCCM) han analizado la alimentación del meloncillo y han llegado a la conclusión de que este depredador oportunista no sólo se alimenta de conejos, sino que es capaz de adaptar su dieta a la disponibilidad de alimentos.

Así lo han dado a conocer este jueves estos investigadores, quienes en colaboración con científicos del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA-CSIC) y la Universidad de Extremadura, han estudiado por primera vez la dieta de este mesocarnívoro en Castilla-La Mancha, que representa actualmente el límite de distribución de la especie.

Los resultados confirman la flexibilidad alimentaria de este depredador que adapta su dieta a la disponibilidad relativa de los diferentes alimentos en diferentes circunstancias tanto espaciales como temporales.

La diversidad de su dieta, estimada mediante el Índice de Shannon, varió en las tres localidades estudiadas y estaba inversamente relacionada con la disponibilidad de conejos.

Existen importantes variaciones estacionales en la dieta del meloncillo, de acuerdo con las variaciones en la disponibilidad de los distintos alimentos.

Así, en otoño es mayor el consumo de reptiles, en invierno y primavera aumenta el consumo de conejos, micromamíferos y aves y en verano consumen más frutos, carroña y crustáceos.

Estos datos se han obtenido de los análisis de excrementos y contenidos estomacales de meloncillos en Castilla-La Mancha, que confirman la flexibilidad alimentaria de este mesocarnívoro, que adapta su dieta a la disponibilidad espacial y temporal de alimentos potenciales.

Los investigadores señalan que conocer los hábitos alimentarios de la fauna silvestre es de gran relevancia en el ámbito de la gestión y conservación de la biodiversidad, entre otras cosas, por sus implicaciones a nivel ecosistémico, en el ámbito de la sanidad animal y en la prevención de conflictos entre los animales y el ser humano.

Un claro ejemplo de ello se puede encontrar en una especie carnívora como el meloncillo, un depredador generalista y oportunista cuya distribución en Europa se restringe a la Península Ibérica.

Los estudios previos sobre su alimentación señalaban que el conejo de monte es habitualmente su presa principal, aunque con variaciones geográficas y estacionales dependiendo de la disponibilidad de éste y otros alimentos.

Sin embargo, estos estudios previos sobre la alimentación del meloncillo en Iberia se restringen al Parque Nacional de Doñana y Portugal, y se desconocía hasta la fecha cuáles son sus hábitos de alimentación en otras áreas de su rango de distribución, como Castilla-La Mancha.

El estudio se basó en el análisis de excrementos y contenidos estomacales recogidos entre 2018 y 2022 en toda Castilla-La Mancha, de forma más intensiva en tres localidades de las provincias de Ciudad Real y Toledo con marcadas diferencias en la disponibilidad de alimentos.

Con la información obtenida de los análisis se calculó la frecuencia relativa de ocurrencia y el porcentaje de biomasa consumida para 12 grupos de alimentos y se estimaron las variaciones estacionales y espaciales en las tres localidades de estudio intensivo, donde también se estimó la abundancia de conejo para evaluar su posible relación con la dieta del meloncillo.

De forma global, los resultados muestran que el conejo representa la mayor proporción de biomasa consumida, el 30,7 % en la dieta del meloncillo en Castilla-La Mancha, seguido de los reptiles en un 19,9 % y los micromamíferos en un 19,9 %.

Según la frecuencia relativa de ocurrencia, los insectos fueron el grupo más frecuente con el 28,5 %, seguidos de los micromamíferos con el 15,5 %, reptiles 15,5 % y conejos 14,7 %.

En las áreas de estudio intensivo, la mayor proporción de biomasa de conejo en la dieta se halló en el área con la mayor densidad de conejos, mientras que los reptiles sustituyeron al conejo como la presa más consumida en el área con la menor densidad del lagomorfo.

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