Violencia, ansiedad, suicidio: el Chat ANAR responde al SOS de la infancia española

En 2020, el Chat ANAR ha recibido casi el doble de consultas que en el año anterior y este incremento se debe al impacto del confinamiento y la pandemia
Violencia, ansiedad, suicidio: el Chat ANAR responde al SOS de la infancia española
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Violencia, ansiedad, acoso escolar, tentativas de suicidio, autolesiones, abuso sexual, violencia de género, soledad... el chat de la Fundación ANAR radiografía por primera vez los problemas de aquellos niños y adolescentes de España que lanzan un SOS, a veces desesperado, para dejar de ser víctimas.

El Chat ANAR se puso en marcha hace tres años para atender a menores que se encuentren en una situación difícil de la que no sepan como salir.

Anónimo y atendido por psicólogos, este servicio es un "canal silencioso y seguro" que se va borrando automáticamente de las pantallas de los menores para evitar el riesgo de que sus posibles agresores accedan a la conversación.

Desde su nacimiento en noviembre de 2017, este chat ha atendido los casos de 11.643 menores en situación de riesgo, siendo casi el 40 % de ellos de gravedad y 436 de gravedad extrema que requirieron la intervención inmediata de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y de los servicios de emergencias para "evitar un desenlace fatal".

Un 42 % de los casos tiene que ver con violencia física y psicológica y un 28 % con problemas psicológicos. El 7 % padece acoso escolar, el 4,7 % es víctima de abusos sexuales y el 3,1 % de violencia de género.

Los menores también recurren mucho al chat para pedir ayuda por problemas psicológicos: el 8,2 % por ansiedad, el 6,2 % por ideación o intento de suicidio, el 4,4 % por autolesiones y el 4 % por tristeza.

Además, sea cual sea el motivo principal de la petición de ayuda, una gran mayoría tiene asociados como problemas secundarios la ansiedad, la tristeza y el miedo.

De los más de 11.600 casos abordados durante estos tres años, 1.257 fueron derivados a emergencias, 1.377 a servicios sanitarios, 896 a fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y 892 a terapia psicológica.

El director de programas de la Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros, explica a Efe que en España la mayoría de familias son protectoras, y que estos porcentajes responden a una población de menores con problemas que acuden al chat en busca de ayuda.

Se trata de un servicio útil para que afloren situaciones ocultas, gracias al uso de la tecnología y el anonimato: "En el silencio de su habitación, pueden salir a la luz. Los adolescentes se sienten cómodos hablando a través de un chat", explica Ballesteros.

Son menores que están en una situación de absoluta indefensión y muchos de ellos han normalizado los comportamientos que están viviendo en sus casas.

Una gran parte de ellos tiene entre 12 y 17 años (82,6 %) y son más las chicas que recurren al servicio (68,7 %) que los chicos, aunque las problemáticas afectan de una forma similar a ambos, dadas las consultas realizadas por adultos.

Chicos y chicas viven estos problemas en silencio, en muchas ocasiones, y durante mucho tiempo: el 46 % afirma haber padecido el problema relatado durante más de un año y el 52,9 % lo sufre a diario.

"Los menores venían padeciendo estos problemas desde hace demasiado tiempo, tienen una enorme dificultad para atreverse a contar aquello que les está preocupando. (...) Muchos adolescentes están en una soledad acompañada: esa en la que están en casa y sus padres no se están enterando de lo que les pasa", relata Ballesteros.

AGRAVAMIENTO DURANTE LA PANDEMIA

En 2020, el Chat ANAR ha recibido casi el doble de consultas que en el año anterior y este incremento se debe al impacto del confinamiento y la pandemia.

Del 1 de enero al 31 de octubre de 2020 se atendieron 5.534 chats, frente a los 2.932 de todo 2019. La posibilidad de pedir ayuda a través de un chat, sin necesidad de hablar, contribuyó a que más menores -muchas veces encerrados con sus agresores durante el estado de alarma y sin poder ir al colegio- recurrieran a este servicio.

"Desarrollamos un sistema de software de gestión que permitía el autoborrado en el lado de la víctima. Se va borrando la conversación sobre la marcha. Si son sorprendidos por su agresor y les quitan el móvil, la tableta o el PC, solo aparecerían las tres últimas líneas de la conversación. Nos daba miedo de que pudiésemos perder el control y que eso les pusiese en riesgo", precisa.

Durante el confinamiento, el chat ANAR amplió su horario a las 24 horas del día.

Ballesteros destaca que se ha registrado "de una manera muy clara un incremento muy significativo de las problemáticas de suicidio, autolesiones, tristeza y depresión" entre los menores.

Antes del estado de alarma, un 2,4 % de los casos tenían que ver con ideaciones o tentativas suicidas. Ahora, el porcentaje es del 6,2 % y durante el confinamiento más estricto llegó a subir por encima del 8 %.

"Se ha visto el pulso del sufrimiento y el malestar, de la tristeza, la depresión y el miedo. El miedo es una de las peores cosas que puede sentir el ser humano porque es paralizante. Si lo unes a la baja autoestima y la soledad es un cuadro muy preocupante", matiza.

Ballesteros critica que nadie hable de la soledad que sufren los menores y denuncia que no exista una apuesta clara y firme para ayudar a la conciliación de la vida profesional y familiar.

"No se puede estar trabajando todo el día para poder llenar el plato de lentejas y pretender estar con nuestros hijos, que estén acompañados y protegidos. Los horarios son imposibles en España y en muchos casos la cuidadora está siendo la tecnología. (...) Durante el confinamiento, claramente, la tecnología se convirtió en la niñera", añade.

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