Ricardo Blázquez finaliza esta semana su mandato como presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), institución que renueva sus cargos -todos menos el de secretario general- y tendrá que elegir a su sucesor entre los 64 obispos, arzobispos y cardenales españoles.
Será este próximo martes, 3 de marzo, cuando se sepa el nombre del sustituto de Blázquez (77 años), que finaliza su mandato como presidente de la CEE, cargo al que llegó en 2014 (fue reelegido en 2017), después de haberlo desempeñado anteriormente entre los años 2005 y 2008.
El también cardenal arzobispo de Valladolid deja la presidencia de esta institución en un momento delicado de las relaciones entre Gobierno e Iglesia, con numerosos frentes abiertos, como una posible revisión de la fiscalidad (exención del pago del IBI), la cuestión de los bienes inmatriculados o la asignatura de religión en las escuelas, entre otros.
Blázquez se ha despedido ya de la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, (que ha asumido en esta legislatura la relación con las confesiones religiosas), con quien tuvo un encuentro el pasado miércoles.
La ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática elogió tras esta reunión la figura de Blázquez, de quien aseguró que había sido un interlocutor "muy sensible" con todos los asuntos de interés mutuo, "acorde con los tiempos y las realidades que vivimos".
Ahora, los obispos tendrán que elegir a una persona que sea capaz de dialogar y contribuir a la conciliación entre españoles, y por otra parte que tenga claridad en el discernimiento sobre las cuestiones que afectan a la libertad de la propuesta cristiana.
Así lo explica a Efe el profesor de la Universidad San Pablo CEU José Francisco Serrano, autor del libro "Cincuenta años de la Conferencia Episcopal Española".
"Tiene que ser un equilibrista", resume.
El sucesor de Blázquez deberá ejercer en un momento delicado, reseña Serrano, que cree que las cualidades básicas para acceder a este cargo son "capacidad de diálogo y firmeza en aquellos temas en los que la Iglesia se juega su facultad de hacer una propuesta en beneficio de todos".
Este experto apunta otra cuestión a tener en cuenta de cara a la elección del próximo presidente de la Conferencia Episcopal: "Estamos a las puertas de un profundo cambio generacional" y muchos de los obispos cumplirán 75 años próximamente y, por tanto, tendrán que presentar su renuncia ante el papa, como establece el derecho canónico.
Los nuevos estatutos de la CEE, que se empezarán a aplicar este lunes con el inicio de la Asamblea Plenaria, contemplan además que la elección del presidente se produzca cada 4 años, en lugar de cada 3 como ocurría hasta ahora, y será posible la reelección para un segundo cuatrienio sucesivo.
De esta manera, el sucesor de Blázquez podrá desempeñar un mandato de 8 años.
Entre los 64 'elegibles' se encuentran 4 cardenales, 12 arzobispos y 48 obispos.
Además de Ricardo Blázquez, en España hay otros tres cardenales: Antonio Cañizares (Valencia), Juan José Omella (Barcelona) y Carlos Osoro (Madrid). Tienen entre 73 y 74 años, por lo que están muy cerca de la edad de jubilación, aunque esto no impide que sean elegidos.
La edad media de los 12 arzobispos es algo más baja, ronda los 68 años y los más jóvenes son los de Tarragona, Toledo y Oviedo; Joan Planellas i Barnosell (64 años), Francisco Cerro (62) y Jesús Sanz (65), respectivamente.
Entre los 48 obispos, Serrano destaca los nombres de Mario Iceta (Bilbao), Jesús Catalá (Málaga) y Ginés García Beltrán (Getafe).
En cualquier caso, como asegura, "los obispos son uno de los grupos más libres a la hora de elegir el voto" y no será hasta el martes cunado se sepa quién presidirá la CEE durante los próximos 4 años.
Mañana, lunes, después de la inauguración de la Asamblea Plenaria a cargo de Blázquez, los obispos realizarán por la tarde una votación de sondeo cuyos resultados no serán vinculantes ni se harán públicos.
La votación definitiva será el martes por la mañana -mediante voto secreto-. Para la elección de los cargos, tanto del presidente como el vicepresidente y resto de puestos, se necesita mayoría absoluta (la mitad más uno) de los presentes en cada una de las votaciones.
De no contar con la mayoría necesaria en las dos primeras votaciones, sería necesaria una tercera entre los dos obispos más votados y si en esta también hubiera empate, saldría elegido el de mayor edad.
La CEE trabaja ya en la supresión de papel de sus trabajos ordinarios, lo que afectará también a estas elecciones, puesto que posiblemente una parte del proceso se realizará también con un sistema de voto digital a través de aplicación informática.
