Elton, Tiétar y 550 más: perros de la Guardia Civil listos para las nuevas amenazas

Elton, Tiétar y 550 más: perros de la Guardia Civil listos para las nuevas amenazas
photo_camera Elton, Tiétar y 550 más: perros de la Guardia Civil listos para las nuevas amenazas

Elton es capaz de aportar la prueba casi definitiva de un asesinato detectando una gota de sangre dentro de un altavoz de televisión y a Tiétar no hay cebo envenenado que se le resista. Ambos, como los otros 550 perros de la Guardia Civil, están entrenados además para nuevas amenazas como el terrorismo yihadista.

Lo que el ojo no ve, incluso después de haber pasado la fregona y limpiado concienzudamente el escenario de un delito, unos "agentes" de elite de la Guardia Civil, sus perros policía, lo huelen, lo detectan, lo marcan. Incluso, marcan cadáveres sumergidos en el agua.

Javier Haro, capitán jefe de la Unidad Cinológica Central, la "UCO" de este servicio del instituto armado, explica a Efe que esos 550 perros, dirigidos por unos 440 guías, se distribuyen por todas las comandancias del cuerpo en las especialidades de detección de drogas, de explosivos y de seguridad y rescate.

Pero existen otras modalidades centralizadas en la unidad ubicada en El Pardo (Madrid): tabaco, papel moneda, restos biológicos, cebos envenenados, cadáveres sumergidos, armas detonadas y uso de acelerantes en incendios, además de otros perros entrenados para oler la enfermedad del sueño -la narcolepsia- o para proteger a víctimas de la violencia machista.

Son los perros "UCO" que se desplazan por toda la geografía española allá donde sean requeridos. El cuádruple crimen de Pioz, el descuartizador de Majadahonda, los incendios del vertedero de neumáticos de Seseña y de la planta de gestión de residuos de Chiloeches, la explosión de la pirotecnia de Zaragoza o el accidente aéreo de Los Llanos son algunos de los últimos casos en los que han intervenido.

Con 60 años recién cumplidos como especialidad, el Servicio Cinológico de la Guardia Civil ha ido evolucionando a medida que también lo han hecho los requerimientos de la seguridad: desde el rastreo en busca de bandoleros o maquis en sus primeros años de vida hasta el adiestramiento para "estar al día" y preparados ante amenazas actuales, como el terrorismo yihadista.

40.000 metros cuadrados en El Pardo albergan todo tipo de instalaciones para que 50 guías entrenen a los perros en todos los escenarios posibles: desde una casa donde se ha podido cometer un crimen, hasta los escombros donde han podido quedar sepultadas personas, pasando por un campo donde es posible encontrar cebos envenenados.

No hay razas más o menos idóneas para adquirir la condición de perro policía, pero la Guardia Civil, como comenta el capitán Haro, trabaja con las que cree que son mejores para los servicios que presta: pastor alemán, pastor belga malinois, labrador, golden retriever, perro de aguas y sabueso.

A partir de los 10 ó 12 meses de vida el adiestrador puede trabajar con lo perros, que suelen tener una "vida laboral" de entre 8 y 10 años. De todos modos, es su guía quien sabe cuándo ha llegado el momento de la jubilación de su can.

Y es que no es lo mismo un perro detector de droga que de rescate. Este último, subraya Haro, acumula más fatiga porque recorre grandes áreas en busca de desaparecidos. Por cierto, estos perros no buscan cadáveres, sino personas vivas.

Cuando se "jubilan", es el guía quien generalmente se queda con el perro, dado el vínculo afectivo que les une, aunque en otros casos se entregan a familias que lo deseen siempre que el animal esté en buen estado de salud.

Haro explica cómo llegan los perros al centro de adiestramiento. Una de esas formas es el denominado Plan Fénix, por el que cachorro se entrega con dos meses de vida en adopción a una familia para que se socialice. Luego vuelve a la Guardia Civil para el adiestramiento.

Un plan exitoso, ya que de los 25 cachorros entregados en 2015, solo uno no sirvió después. Desde la puesta en marcha del Fénix, en julio de 2012, 720 familias se han ofrecido voluntarias para la adopción de 68 perros.

Otro plan, el Aurora, permite al guía adquirir un cachorro y donarlo a la Guardia Civil. Y con otro, el Argos, el perro es propiedad del instituto armado y se lo entrega al guía.

Juanma es el guía de Elton. Llevan juntos 10 años. Este perro es especialista en restos biológicos y su adiestrador trabaja con él con muestras de sangre secadas hace cinco años, pero Elton, uno de los mejores canes de la Guardia Civil, puede detectar un resto de más antigüedad y extraer más olor de esa muestra humedeciéndola con su propia respiración.

En su currículum figura el resto que marcó en un sofá que había sido lavado varias veces y que correspondía a un desaparecido y esa gota que pudo oler dentro del altavoz de una televisión. Elton está a punto de jubilarse. Juanma se quedará con él.

Daniel y Tiétar son compañeros desde hace cuatro años y medio. Este perro está adiestrado en cebos envenenados, una especialidad cada vez más requerida para ayudar al Seprona en sus pesquisas. De hecho, en 2015 los cuatro perros de la central realizaron 28 salidas y en 2016, más del doble, con 58.

Tiétar ensaya con animales que han muerto por electrocución, atropellados u otra causa. Son cedidos al centro, se congelan y se descongelan para hacer las prácticas. Se les inyecta uno de los venenos que se usan en esos cebos, se deposita en el campo de entrenamiento y el perro lo busca.

A veces los perros se muerden o sufren alguna lesión de tipo traumático por su actividad. Un equipo dirigido por el coronel veterinario Juan Carlos Merino les atiende. En la clínica de la unidad se llegan a realizar tres intervenciones quirúrgicas a la semana.

En general, dice Merino, gozan de buena salud. Pero hay que estar atentos, porque la crisis también ha hecho mella, se han adquirido menos cachorros y los perros en activo son más viejos.

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