El día en que los toledanos beben agua del botijo ... con mayor o menor maña

Beber agua procedente del aljibe de la Catedral de Toledo recogida en botijos, con mayor o menor maña, es una tradición que se remonta al siglo XVII y que se repite cada día 15 de agosto, festividad de la Virgen del Sagrario

Lidia Yanel

Beber agua procedente del aljibe de la Catedral de Toledo recogida en botijos, con mayor o menor maña, es una tradición que se remonta al siglo XVII y que se repite cada 15 de agosto, festividad de la Virgen del Sagrario.

Vecinos de Toledo, toledanos que residen fuera y que ese día acuden a su localidad natal y cientos de turistas que visitan esta ciudad Patrimonio de la Humanidad se están acercando desde las siete de la mañana a beber agua de alguno de los cincuenta botijos que la Catedral pone a disposición de los ciudadanos junto a la puerta del Reloj de la Catedral Primada.

Beber bien de un botijo requiere algo de maña, pero a muy pocos les ha importado que su ropa se mojara durante la operación teniendo en cuenta el calor de la jornada.

Del botijo han bebido hoy desde el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, hasta el alcalde de la ciudad, Emiliano García-Page, además de cientos de ciudadanos como Sagrario, Emilio e Hilda, que han contado a Efe porqué lo hacen año tras año.

Sagrario -que lleva el nombre de la patrona de su ciudad- tiene 46 años y siempre, excepto cuando sus hijos eran muy pequeños, ha acudido a la Catedral a cumplir con la tradición de beber del botijo. "Por tradición y porque me gusta", asegura.

Emilio es toledano de nacimiento pero lleva décadas viviendo en Madrid, pese a lo cual cada 15 de agosto regresa a su ciudad para beber de los botijos de la Catedral.

Hoy lo ha hecho con sus hijos y nietos, incluida la más pequeña, que con tan solo un año ha bebido un traguito. "Sigo muy vinculado a mi ciudad y espero seguir así", asegura.

Hilda lleva varios años viviendo en España y cuida a una anciana que no ha podido desplazarse hasta la Catedral, por lo que se ha llevado varias botellas vacías para llenarlas de agua del aljibe y que la puedan tomar ella y sus vecinas.

Cada año la Catedral compra diez nuevos botijos, porque siempre se rompe alguno, para que haya cincuenta a disposición de los ciudadanos

Esta tradición nació a finales del XVII, cuando finalizadas las obras de la Capilla de la Virgen del Sagrario se celebraron ocho días de fiestas en acción de gracias, pero el calor era tan intenso que numerosos fieles abandonaban la catedral.

Ante el problema, las autoridades eclesiásticas de la época ordenaron la construcción de tarimas para distribuir jarras rebosantes de aguas de los pozos que hay en el templo.

El alcalde de Toledo ha felicitado a todos sus vecinos en el día de la patrona y ha subrayado las "profundas" raíces que tiene Toledo y que hoy se reflejan en "un gesto tremendamente sencillo y tremendamente popular" como beber del botijo.

Entre los que también han acudido a beber del botijo estaba el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador, que ha animado a continuar con esta tradición de beber agua "que siempre es generadora de vida".

Y el arzobispo ha admitido que ha bebido del botijo después de los actos religiosos centrales, "porque es cuando se suda, en la misa y en la procesión, porque hace calor".

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