CLM propone incluir 285 humedales en el Inventario Español de Zonas Húmedas

Así se desprende de las distintas resoluciones de la Dirección General de Biodiversidad y Calidad Ambiental que incluye en el inventario español 86 humedales en la provincia de Ciudad Real, 62 en la de Toledo, 59 en la de Albacete, 44 en la de Guadalajara y 34 adscritos a la provincia de Cuenca

Vista de la laguna "La Inesperada", en Poblete de Calatrava (Ciudad Real). El Gobierno de Castilla-La Mancha ha propuesto incluir un total de 285 humedales en el Inventario Español de Zonas Húmedas - EFE/ Mariano Cieza
photo_camera Vista de la laguna "La Inesperada", en Poblete de Calatrava (Ciudad Real). El Gobierno de Castilla-La Mancha ha propuesto incluir un total de 285 humedales en el Inventario Español de Zonas Húmedas - EFE/ Mariano Cieza

El Gobierno de Castilla-La Mancha ha propuesto incluir un total de 285 humedales localizados a lo largo del territorio de las cinco provincias de la región en el Inventario Español de Zonas Húmedas del ministerio para la Transición Ecológica (Miteco).

Así se desprende de las distintas resoluciones de la Dirección General de Biodiversidad y Calidad Ambiental que incluye en el inventario español 86 humedales en la provincia de Ciudad Real, 62 en la de Toledo, 59 en la de Albacete, 44 en la de Guadalajara y 34 adscritos a la provincia de Cuenca.

Estos humedales, según han indicado a Efe fuentes de la consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, formarán parte de este inventario nacional que pretende recogen la lista completa de los humedales que se encuentran distribuidos a lo largo de toda España.

La Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad prevé la creación de este inventario a fin de conocer la evolución de las zonas húmedas y, en su caso, indicar las medidas de protección que deben recoger los Planes Hidrológicos de Demarcación de la ley de aguas.

Castilla-La Mancha alberga en su territorio un nutrido grupo de humedales de variada tipología y alto valor ambiental, tal y como recoge el Plan de Conservación de Humedales de 2002, que se marcaba entonces como objetivo fundamentales el desarrollo de los valores naturales y en particular aquellos que se vinculaban de una forma estrecha con las zonas húmedas castellano-manchegas.

Este Plan reconoce que los humedales constituyen uno de los ecosistemas más productivos y de mayor valor que proporcionan al conjunto de la sociedad múltiples bienes y servicios que, tradicionalmente, no han sido tomados en cuenta por el ser humano.

Ello ha conducido a que estos lugares hayan sufrido un proceso de regresión, acelerado por la actividad humana en los sectores agrícola e industrial, que obligaban a realizar un esfuerzo especial de diálogo y de integración de la conservación en el quehacer habitual de tales sectores.

Los primero estudios realizados en la región sobre humedales ponían de manifiesto la existencia en la región de al menos 400 humedales de tipologías muy diversas, de los que ahora 285 han sido incluidos en el Inventario Español.

Entre estos humedales se encuentran las lagunas de origen volcánico del Campo de Calatrava, las lagunas asociadas a sistemas fluviales sobre llanuras de inundación como la Laguna del Taray o el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, lagunas asociadas a formaciones de origen kárstico como las Lagunas de Ruidera, humedales estacionales salinos y salinas interiores, que se distribuyen a lo largo de La Mancha Húmeda y otros puntos de la región.

Los humedales castellano-manchegos constituyen ecosistemas que poseen altos valores ecológicos tanto desde el punto de vista de su flora como de la vegetación asociada y por algunas especies de fauna muy específicas y propias de ellos.

En ellos se pueden encontrar especies en peligro de extinción o vulnerables, que encuentran en ellos enclaves importantes para su conservación.

Entre las comunidades vegetales presentes en estos espacios destacan las estepas salinas y los albardinares, las formaciones salinas continentales, los pastizales salinos mediterráneos y subsalinos, los matorrales halófilos y las praderas halófilas de zonas fangosas.

También los masegares o comunidades de plantas anfibias y praderas de vegetación sumergida compuestas por ovas, hepáticas y plantas vasculares de alto interés.

A nivel faunístico destaca su importancia para la conservación de la avifauna acuática y las aves esteparias, así como para numerosas especies de anfibios y reptiles. 

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