El Alcázar Real entra en la lista 'roja' de Hispania y Venta Borondo en la 'verde'

El Alcázar Real de Guadalajara ha sido incluido por la Asociación Hispania Nostra en la lista 'roja' del Patrimonio, por encontrarse en estado de ruina

El Alcázar Real de Guadalajara ha sido incluido por la Asociación Hispania Nostra en la lista 'roja' del Patrimonio, por encontrarse en estado de ruina, mientras que la Venta Borondo, de Daimiel (Ciudad Real), ha entrado en la lista 'verde', por las obras realizadas de rehabilitación y consolidación.

En un comunicado, Hispania Nostra ha detallado que en el Alcázar Real guadalajareño se alojaron reyes y nobles castellanos y llegó, incluso, a rivalizar en belleza con los alcázares de Sevilla y Córdoba, pero "poco queda ya de aquel antiguo esplendor" al recordar que se encuentra en estado de total abandono y de ruina.

Bien de Interés Cultural construido entre los siglos VIII y X, y de titularidad pública, el Alcázar Real está situado en el centro de la capital y su destrucción se produjo el 22 de julio de 1936 con el ataque al cuartel mediante bombas incendiarias que dejaron el edificio en llamas y en desuso.

El ataque aéreo perpetrado por los rebeldes sobre Guadalajara el 6 de diciembre de ese mismo año, el mismo que destruyó el palacio del Infantado y gran parte de la ciudad, acabó con lo que quedaba de las instalaciones del Alcázar, dejando en pie los pocos muros que hoy se ven.

Desde entonces, el Alcázar Real pasó 69 años de abandono absoluto hasta que en 1998 se iniciaron las primeras excavaciones arqueológicas para el estudio y consolidación de los restos que deja esta fortificación andalusí, cuya principal función era el proteger la entrada a la ciudad y vigilar el paso por el valle del río Henares y la Campiña.

Durante la época cristiana cumplió las funciones de palacio real a imagen de los Reales Alcázares de Sevilla y del Alcázar de Córdoba, que datan de la misma época, hasta su abandono y conversión, primero, en fábrica de sarguetas y, después, en cuartel militar, última utilidad que tuvo hasta quedar destruido definitivamente en 1936.

Tal fue el esplendor y el prestigio de que gozó el Alcázar durante el reinado de la dinastía Trastámara, herederos de la dinastía Borgoña, que se celebraron en sus dependencias las Cortes de Castilla en 1390, siendo rey Juan I, y en 1408, siendo regentes por la minoría de edad de Juan II, Catalina de Lancáster y Fernando de Antequera.

En 1436 acogió la boda del que sería años después segundo marqués de Santillana y primer duque del Infantado, Diego Hurtado de Mendoza y Figueroa, con María de Luna, que en 1448, con el afianzamiento de la familia Mendoza en Guadalajara, recibieron de manos de Juan II el nombramiento de Alcaides del Alcázar de Guadalajara.

En el lado positivo, Hispania Nostra ha sacado de la lista 'roja' para incluirla en la 'verde' a la Venta de Borondo daimieleña, tras las obras de restauración parcial que comenzaron el pasado mes de diciembre gracias al apoyo económico de diferentes personas y entidades.

La Asociación Cultural Venta Borondo y Patrimonio Manchego sigue trabajando en la recuperación integral del edificio, que hasta ahora se han centrado en la restauración de la torre, el muro del alzado oeste y su cubierta.

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