La cabecera del Tajo pierde 24,99 hm3 esta semana y está al 24,96% de su capacidad

- Los embalses españoles pierden en la última semana el 1,2% de su capacidad total que se encuentra al 43,2% por las escasas lluvias.

- El Gobierno ha aprobado este martes en la reunión del Consejo de Ministros un plan para asegurar el agua ante la crisis climática.

En la imagen el embalse de Entrepeñas en la cabecera del río Tajo - Fotografía: @rioTajoVIVO
photo_camera En la imagen de archivo el embalse de Entrepeñas en la cabecera del río Tajo - Fotografía: @rioTajoVIVO

Los embalses de la cabecera del Tajo, Entrepeñas y Buendía, han perdido esta semana 24,99 hectómetros cúbicos y almacenan actualmente un total de 628,61, lo que supone el 24,96% por ciento de su capacidad --que asciende a 2.518 hectómetros--, según los datos aportados por la Confederación Hidrográfica del Tajo y recogidos por Europa Press.

En este sentido, el embalse de Entrepeñas ha bajado 6,1 hectómetros en los últimos siete días y almacena 261,62 de los 813 que puede embalsar; mientras que el de Buendía desciende en 18,89 su capacidad y almacena 366,99 de los 1.705 hectómetros cúbicos que puede contener.

Del resto de embalses de la provincia de Guadalajara, dos han subido sus reservas y el resto las ven disminuidas. Así, el de Almoguera sube 0,31 hectómetros y almacena 6,09 hectómetros, de un máximo de 7; y el de Bolarque gana 2,53 hectómetros hasta los 28,26 de los 31 que tiene de máximo.

Por su parte, el de Alcorlo resta 2,90 hectómetros hasta los 86,65 de su total de 180; y El Atance pierde 0,29 hasta 14,11 siendo su capacidad máxima de 35 hectómetros.

También se contrae el de Beleña, que disminuye 1,29 hasta y acumula 39,7 de los 53 de máxima que puede embalsar; y el de Palmaces, que cae 0,19 hectómetros hasta llegar a los 13,69 de los 31 que puede almacenar.

Asimismo, el de La Tajera pierde 1,15 hasta los 28,61 de un máximo de 59; al igual que el de El Vado, que disminuye 1,68, situándose en 27,12 de un máximo embalsable de 56.

De su lado, el embalse de Molino de Chincha, en la provincia de Cuenca, ha bajado 0,19 hectómetros esta semana y almacena 5,3, por debajo de su máximo embalsable de 6 hectómetros.

LA RESERVA HÍDRICA SIGUE BAJANDO

Los embalses españoles han perdido en la última semana el 1,2% de su capacidad total (657 hectómetros cúbicos), que se encuentra al 43,2%, es decir, almanecan actualmente 24.260 hectómetros cúbicos, según informa el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que subraya las escasas precipitaciones que se han producido en este periodo.

En este sentido, señala que las precipitaciones han escasas en la vertiente Atlántica y prácticamente nulas en la vertiente Mediterránea. La máxima se ha producido en Salamanca con 11,8 litros por metro cuadrado (l/m2).

Por ámbitos, la reserva en el Cantábrico Oriental se encuentra al 79,5%; en el Cantábrico Occidental, al 64,7%; Miño-Sil, al 52,6%; Galicia Costa, al 65,8%; Cuencas internas del País Vasco, al 85,7%;
Duero, al 48,4%; Tajo, al 43,6%; Guadiana, al 27,5%; Tinto, Odiel y Piedras, al 72,9%; Guadalete-Barbate, al 29,9% y Guadalquivir, al 26,4%.

Además, en la Cuenca Mediterránea Andaluza, está al 47,2%; en el Segura, al 41,8%; en Júcar, al 61,1%; en el Ebro, al 612% y en las Cuencas internas de Cataluña, al 48,3%.

Los datos reflejan que en esta semana los embalses guardan 11.075 hm3 menos que la media del decenio (que asciende a 35.335 hm3) y 5.617 hm3 menos que en las mismas fechas de 2021.

PLAN PARA ASEGURAR EL AGUA

Por otra parte, el Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), ha aprobado las Orientaciones Estratégicas sobre Agua y Cambio Climático, un documento previsto por la Ley de cambio climático para establecer directrices y medidas en planificación y gestión del agua en España que incrementen la resiliencia del país frente al calentamiento global con un horizonte temporal que mira al año 2030.

Según las conclusiones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), la región mediterránea es especialmente sensible a los impactos del calentamiento global. Existe una probabilidad elevada de descenso de los recursos hídricos en las cuencas hidrográficas que actualmente soportan los principales problemas de gestión del agua en nuestro país.

Por ello, la nueva estrategia pone el foco en identificar los retos asociados a la gestión del agua y los instrumentos más adecuados para hacerles frente, como señalan desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Así, las Orientaciones Estratégicas servirán para poner en marcha líneas de actuación que implementen adecuadamente las políticas de Agua de la Unión Europea e impulsen una planificación hidrológica resiliente frente al cambio climático.

Entre las medidas planteadas destacan la recuperación, restauración y protección de los ríos, lagos, acuíferos, y zonas húmedas, el incremento de la seguridad hídrica, la mejora del saneamiento y depuración en las aglomeraciones urbanas; la lucha frente a la contaminación difusa o el avance en la gestión del riesgo de inundaciones o sequías. Asimismo, el documento apuesta por reforzar la financiación de las administraciones hidráulicas o por impulsar la agenda internacional del agua.

Estas líneas de acción se completarán con el impulso de las nuevas tecnologías, las actividades económicas sostenibles y la construcción de un modelo de gobernanza del agua transparente, equitativo y participativo.

Los instrumentos que permitirán desarrollar las medidas a implantar serán los Planes Hidrológicos de Cuenca, los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación o los Planes de Sequía. Además, también se verán apoyados por las iniciativas previstas en el Plan de Acción de Aguas Subterráneas, actualmente en redacción, el Plan DSEAR, el PERTE para la Digitalización del Ciclo del Agua o la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos.

Algunos de los principales retos en la gestión del agua que se identifican en estas orientaciones estratégicas son la situación de frágil equilibrio entre los recursos disponibles y las demandas de agua, el saneamiento y depuración, el estado de las aguas subterráneas y las alteraciones de los ríos. Además, la revisión de la Directiva sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas, junto la contaminación difusa por nitratos, son otros de los desafíos que habrá que superar.

La implantación de estas líneas de actuación tendrá como horizonte temporal el año 2030 y estará marcada por cuatro hitos: la aprobación de 2022 de los Planes hidrológicos del tercer ciclo y de los Planes de gestión del riesgo de inundación; la finalización en 2025 del primer programa de trabajo del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático; la finalización en 2027 del tercer ciclo de planificación hidrológica y del segundo ciclo de planificación del riesgo de inundación; y la finalización en 2030 de la Estrategia y el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.

La Ley de Cambio Climático y Transición Energética (Ley 7/2021) establece en su artículo 19.2 la necesidad de contar con una estrategia que defina las directrices y medidas que deberá contemplar la planificación y gestión del agua en España para hacer frente a las consecuencias del cambio climático ya que sus impactos sobre los sistemas de gestión del agua son cada vez más evidentes.

Así, la estrategia aprobada este martes da cumplimiento a lo recogido en la Ley de cambio climático, al tiempo que se alinea con las políticas ambientales europeas y nacionales como el Pacto Verde Europeo y la Estrategia Europea de Biodiversidad 2030, la Estrategia Española de Economía Circular, la Estrategia Española de Desarrollo Sostenible 2030, o el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030.

Además, el documento incorpora unos índices de seguimiento que permitirán comprobar si, con las medidas adoptadas, España se va acercando o alejando de los objetivos establecidos.

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